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Admito que tuve un buen día con Tiana, me había olvidado del sexo que ya casi era virgen de nuevo, me fue imposible descargar todas mis ganas y deseos después de tanto tiempo

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Admito que tuve un buen día con Tiana, me había olvidado del sexo que ya casi era virgen de nuevo, me fue imposible descargar todas mis ganas y deseos después de tanto tiempo. Definitivamente hoy desperté con ánimos de t o d o. Creo que después de todo el fin del mundo no es tan malo.

—Buenos días, chicos.—saluda la chica de las viboritas, Lisbeth.—. El Sr. Góluveb los está esperando en el edificio de control.

—¿Y Karenina?—pregunta Haddei.

—Ella... Ya se encuentra hablando con el Sr. Góluved.

—¿Y ese tal Góluveb cuántos años tiene?—pregunta Yerik ¿celoso?

—Tiene 53 años, deja de actuar como un idiota posesivo, a parte, no se ve que la chica y tú tengan algo.—dice la chica burlona.

Después de lo sucedido ingresamos al edificio un poco nerviosos por saber todo sobre este lugar y lo que haremos

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Después de lo sucedido ingresamos al edificio un poco nerviosos por saber todo sobre este lugar y lo que haremos.

—Sr. Góluved, los chicos ya están aquí.—informa Lisbeth con voz firme.

—Déjelos pasar y retírese a hacer sus labores.—ordena a lo que Lisbeth asiente.

—Suerte.—nos susurra ella a todos, es una chica muy amable.

—Buenos días, jóvenes, y señora.—saluda viendo a mamá.—. Soy Góluved, tomen asiento, por favor

—Gracias.—susurra mamá.

¿A caso tendremos privilegios gracias a la belleza de nuestra madre?

Haddei va y se sienta a un lado de Karenina, y bueno. Yo me siento al lado de Haddei.

—¿Por qué tienes galletitas y jugo?—le pregunta Haddei a Nina juntando las cejas.—. Dame una, puta.

—El Sr. Góluved me las regaló, dice que tengo una personalidad y unos rasgos peculiares, aunque, yo pienso que estoy más sencilla que las tablas. También por ayudar a que lleguemos con bien.—contesta encogiéndose de hombros.—. Puta tú.

Fue un error para Karenina enseñarnos su idioma mexicano, sobretodo por Haddei.

—Te dijo peculiar por no decirte rara.—dice Haddei arrebatándole la galleta que Karenina iba morder, después ríe un poco. Ella solo le saca el dedo.

EN GUERRA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora