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THIRTY EIGHT: ¿es un adiós definitivo?

Summer.

—bienvenida a nuestro hogar —saludo Alexander al abrir la puerta.

—ella ya conocía nuestra casa —esa fue maya.

—sí, pero no le habíamos dado la bienvenida.

—oh, tienes razón. —maya se abrazó a mis piernas —bienvenida a casa, te extrañamos, Summer. Me gusta tu corte de cabello.

No dije nada y solo me tumbé en el suelo para poder abrazarles —qué lindo verlos a ambos. ¿Cómo están mis cerebritos favoritos? —de pronto sentí como alguien absorbía el aroma de mi cabello. —Alexander, ¿puedes dejar de hacer eso?

—no puedo. Tú tienes un olor delicioso.

—le gustan las sandias. —al parecer no solo el físico de su tío tiene, también sus gustos —Alex, deja de hacer eso te ves mal. Summer queremos que conozcas a nuestra hermana, papi esta con ella, luego si no te importa podrías jugar con nosotros y a la hora de la lectura ser tu quien nos narre el capítulo final de Harry Potter: las reliquias de la muerte, luego podremos nadar en la piscina y por ultimo ¿te molestaría acurrucarnos para poder dormir nuestra siesta?

Me sorprendí un poco —veo que tienen un itinerario para todo.

—somos organizados en todo.

Me tomaron de las manos y me llevaron casi corriendo a la segunda planta de la casa.

Los viernes son grandes días, amo los viernes. No tuve clases, no he llorado en absoluto, hoy regreso a casa de mi madre y estoy con estos niños que te entregan una vibra súper positiva.

Llegamos hasta la última habitación que parece ser la de Seth y Katherine, es muy grande tiene una cama enorme en el centro, una ventana algo grande, los colores son una mezcla de vintage y arte contemporáneo, tienen una chimenea y en ella hay una repisa donde hay muchas fotos, en esa misma pared se encuentra un cuadro de Seth y Katherine el día de su boda, a la izquierda y a la derecha se encuentran dos cuadros de unos bebés, supongo que son Maya y Alex. A un costado de la chimenea hay un escritorio con vista directa a la ventana. En los costados de la cama hay unas puertas que parecen ser el armario y el baño de la habitación.

Pero en un costado de la puerta, en una esquinita toda de rosa, se encuentran unos peluches en el suelo y un sillón, en el centro esta una cunita muy grande color rosa me acerque con mucha cautela hacia la cuna, conforme me acercaba observaba a la pequeña Summer moverse, estaba despierta y muy animada.

Me sentí extraña que lleve mi mano a mi barriga y por un momento me imagine a mi cargando un bebé en mi vientre, luego cargándolo en brazos. ¿sería una buena madre?

Me aterra verme como madre, pues mi tía ha sido una excelente madre, pero no sé qué hacer con un bebé, me da miedo no poder ser lo mejor para él o ella, así como mi verdadera madre no lo fue para mí.

¿Por qué cada que ves un bebé te imaginas a ti mismo siendo madre o padre?

Creo que en ese momento es cuando debes reflexionar como serias de padre, y en definitiva si quiero tener hijos, pero cuando me sienta lista ahora mi vida no es demasiado mala y ni demasiado buena como para traer un hijo al mundo.

En la cuna de Summer había una mini pizarra que decía su nombre, me pareció un acto tierno departe de Matt elegir mi nombre para su sobrina y me pareció un acto muy hermoso de parte de esta familia dejar que la nena conserve el nombre.

—hola, pequeña copiona —no sé cómo cargar un bebé así que no la tome y le observaba desde arriba —eres tan hermosa como tu madre, encantadora como tu padre y tu abuelo, tierna como tus hermanos. De Matt tienes... —me detuve, sé que tiene muchas cosas de su tío, pero ahorita no podría decir cuáles.