TWENTY EIGH: Io sono il tu amore eterno

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En tiempos de tristeza por favor trata a las personas con amabilidad, es lo que más necesitan.

Bel

Matt

Trate de relajarme por un momento, intente pensar en que podía hacer con semejante premio que Summer quería darme, ¡Jesús, dame una señal!

Me senté en las gradas de la biblioteca y por un momento pensé en irme, parecía que no podía lidiar con la presión hacerlo en una biblioteca.

Me levante del suelo y camine hasta la entrada, abrí la puerta y el frio a causa del aire acondicionado fue el primero en recibirme. La biblioteca es muy grande son tres pisos, el primero es de libros y tesis, el segundo es de tareas e investigaciones y el ultimo es lectura silenciosa.

La encargada estaba sentada en su escritorio teniendo una cálida conversación con sus amigas. —hola, ¿donde puedo dejar mi mochila? —todas giraron para observarme.

—hola, puedes dejarla en aquel estante —señalo un lugar exclusivo para los bolsos u mochilas —disculpa tu eres Matt, ¿verdad?

—si, ese mismo soy.

—tu compañera te está esperando en el tercer piso, dijo que no te tardaras. —me estas sorprendiendo, verano.

—gracias por informarme, espero que tengan un excelente día bellas damas —les dedique una sonrisa pequeña y encantadas con mi gesto que despidieron de mí.

Soy un encanto y las mujeres me aman.

Mientras subía las escaleras solo podía pensar en el estuche de sorpresas que resulto ser mi pequeño verano. Ponerse un vestido holgado y corto, sacarse las bragas, pedirme indirectamente que la folle en la biblioteca y todavía me da recaditos con la recepcionista, sí que es un estuche de sorpresas.

Llegue hasta el área de lectura silenciosa y no había absolutamente nadie, ésta biblioteca siempre tiene gente. Empuje la puerta y solo podía escuchar una música clásica sonar bajo, busque a Summer con la mirada. Esta área es algo grande, pero allá en el fondo de la sala donde solo hay unos cuantos escritorios pude observar a la chica leyendo su enorme libro.

Me acerqué a ella y dije —no pensé que fueras así.

—¿así cómo? —dijo por lo bajo y sin ponerme atención.

—no sé, ¿atrevida?

—no me conoces.

—si, ya lo note —tome una silla y la arrastre hasta estar ceca de ella, sus piernas estaban ligeramente separadas dándome una gran señal. —Summer ...—intente decir algo pero ella lo evito al tapar mi boca.

—estoy estresada —su voz era de cansancio —tengo muchas cosas que hacer y juro que no sé por dónde iniciar, pero si me hechas una mano creo poder liberar estrés—Mi mano presiono su muslo haciendo que ella brincara un poco. —tu sigue.

Lentamente logré que mi mano recorriera su muslo hasta estar a centímetros de su feminidad, pero al casi tocarla Summer cerro sus piernas —pensé que...

—no iras a ese cumpleaños —su orden me tomo por sorpresa, pero no le mostré mi sorpresa y mejor le regale una mirada desafiante.

—¿Por qué?

—porque yo lo digo —la chica es una mandona y su mirada de retadora me tiene a punto de tomarla y volver hacerle mía.

Pensé por unos largos segundos los que iba a decir. Me acerqué a unos centímetros de su rostro y la desafié —¿y quien eres tú para prohibirme cosas a mí?

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