THIRTY THREE: "Matt el Perverso"

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Continuación...

Summer se apartó de golpe y me observo de arriba hacia abajo con sus ojos, se veía asustada, tomo su mano izquierda y presiono su pecho. —¿en serio me amas?

Su tono inocente y su incredulidad me hacían quererla más, —claro que te amo Summer, ¿quieres que te recuerde cuanto tiempo llevo sintiendo todo esto por ti?

Se apresuró a besarme antes que yo siguiera hablando. Sus manos envolvían mi rostro perfectamente, sus labios se sentían tan bien, le he besado muchas veces, pero hoy había algo, era amor, no lo ha dicho, pero puedo sentirlo. Summer con este beso me está diciendo que me ama.

Se alejó lentamente, pero reposo su cabeza en mi pecho y abrazo mi estomago —no dejes de amarme nunca ¿lo prometes?

—ja —me burle —como si eso fuera posible.

****

Llevo más de dos horas a Summer ya me estaba desesperando, no tenía ni idea de que más hacer para entretenerme, antes podría haber jugado con Chuck, pero ahora ni revisar mis redes sociales, lo único que encuentro son un montón de fotos de Yunis presumiendo su decoración, su sesión de fotos o el proceso de maquillaje y otras fotos de gente que no me importa.

—¡Summer me estoy aburriendo! —grite. Lo curioso fue que ella no contesto es demasiado extraño que no me grite diciéndome algo o insultándome, me levante del sillón y camine hasta la puerta de mi cuarto, donde ahora dormimos ambos. Su cuarto es ocupado por muchas cosas que no ocupamos. Toque la puerta —verano, ¿estas bien?

No contesto.

—Summer, háblame.

No contesto.

—Summer voy a entrar.

Gire el pomo de la puerta y ahí está ella, de pie frente al espejo, con sus audífonos puestos (maldita manía) escuchando alguna música a todo lo que va.

Me paralicé al analizarla, dios mío, gracias por bendecirme de esta manera.

Se veía jodidamente bien que puedo jurar que ella va a ser el centro de atención, ni la mismísima Yunis podría opacar este sexy verano.

Summer llevaba un vestido rojo, rojo el color más sexy de la historia, y si el color no es suficiente lo ajustado le hacía relucir su escultural y definida cintura de diosa, el vestido era corto y de tirantes, el largo llegaba hasta sus muslos, muy cerca de su trasero. Una parte de sus pechos se podía observar y yo me sentía inestable mentalmente como para seguirla viendo y no hacer nada.

Diablos, ¿por qué mi carne es tan débil, pero solo con esta mujer?

Ella por fin me prestó atención y note algo extraño, su cabello. El largo desapareció y ahora llegaba justo hasta sus hombros y un fleco cubría su frente, demonios si quieren una versión sexy de dora la exploradora juro que Summer es la indicada para eso.

Ella me observo y dijo —¿no te gusta verdad?

Fruncí el ceño —¿estas de broma? —me acerque a ella y me quede a sus espaldas, juntos nos observamos en el espejo, nos veíamos tan bien juntos —una chica muy guapa, sabia y ardiente —golpeo mi estómago con su codo —me refiero a ti.

—lo siento.

—no te preocupes, pero lo que quería decirte es que hoy tu misma citaste estas palabras: a las mujeres nos gusta lucirnos y no nos interesa que a los demás les guste como estamos ¿es así verdad?

—cambiaste algunas palabras, pero captaste el mensaje.

—ok, entonces si a ti te gusta no tienes por qué preguntarme a mí. La verdad es que te ves como dora la exploradora —me hizo una mueca —pero la dora más sexy y apetecible de la historia —la tome de sus piernas y le levanté del suelo, intente besarla, pero ella me detuvo.

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