- Anjalí- Conociéndose

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Llegué a mi casa, Rahul y yo hablábamos animadamente, me estaba contando algo sobre como resbaló con una cáscara de plátano rompiendo su celular. Él es muy gracioso, tiene miles de historias divertidas de él haciendo locuras en la calle.

— Entonces nos vemos mañana—. Se despidió revolviendo mi cabello, y sonreí, acabo de casi morir y me estoy riendo, no sé que me sucede—. Oye, deberías hablar con tu papá—. Dijo, yo lo acepté, era cierto, debía arreglar las cosas—. Solo di lo que sientes, es mejor ser sincero.

— ¿Y si sale mal?

— Puedes gritar desde tu balcón, iré a buscarte—. Sostuvo su mochila, y sacó una foto suya ¿Qué mierda?—. Y puedes ver a este guapo Rahul, y besarlo, sé que me extrañas todo el día.

Y... se arruinó.

— ¿Enserio?—. Soné sarcástica—. Quédatela, no me gustan los payasos—. Respondí.

— ¡Cómo quieras!—. La guardó y continuó su camino—. Solo trata de no matar a nadie.

Entré a mi casa, y lo que vi, fue simplemente asqueroso.

"Oh mierda..."

— ¡Papá!—. Grité cerrando los ojos con brusquedad ¡Qué asco! ¡No! Abrí mis ojos tanto que podía sentir mis párpados tirando, estaba sonrojada, y era por la suma vergüenza que cayó sobre mí, miré el suelo y cerré la puerta recargándome en ella, la imagen se reproduciría todos los momentos de mi vida ¿Por qué tuve que ver eso?

Mi papá se levantó asustado. Tratando de cubrirse allí abajo, y Katrina trató de buscar su vestido, no lo encontraba ¡¿Qué clase de falta de respeto a la casa es esta?!

Mi gritó fue muy fuerte, escuché a Rahul preguntar "¿Qué hiciste?" Pero esta vez, yo no hice nada. Rahul trató de entrar, pero cerré la puerta justo antes. 

— ¡Anjalí!  ¿Qué pasó? ¡Te dije que no mates a nadie!—. Gritaba tocando la puerta con desesperación.

¿Tiene complejo de héroe? ¡Ya lo creo!

— ¡Vete!—. Grité aún con los ojos cerrados—. ¡Vete!—. Lo último que quería era que él vea a mi papá en calzoncillos y a Katrina ¡Oh Dios, no! No podía entrar—. ¡Estoy bien! ¡Estoy bien! Solo es una cucaracha... Una muy fea y asquerosa.

— ¡Tranquila, algún día querrás hacerlo, querida!— . Gritó Katrina mientras se ponía el vestido. 

Yo, paso.

Corrí a mi habitación con la mirada posada en el suelo.

— ¿No vas a comer?—. Preguntó Katrina, por fin recogió su vestido. 

— ¡Se me quitó el hambre!—. Fui hasta mi habitación, y me encerré allí.

Puse música tratando de olvidarme, quiero lavar mis ojos con lejía y alcohol. Lavé mi cara y cambié mi ropa, tan repentina fue la situación que no se dieron cuenta del estado de mi ropa. Puse crema en el raspón de mi brazo. 

Aún seguía nerviosa, demasiado para un solo día.

Mi papá tocó la puerta después. 

Abrí dudando, no podía verlo a la cara ¡¿Por qué a mí?!

"¿Cómo crees que naciste?"

Claramente, espero que no así, a mi me engendraron con amor, lo que ellos estaban haciendo es todo menos amor. Yo sé obviamente que mi papá no es ningún santo, y despierta la pasión de mujeres adultas, pero ¿No podía ser discreto? Definitivamente no estoy dispuesta a esa conversación. 

¡Mala Suerte!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora