-Anjalí- Problemas

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Los rayos del sol golpeaban en mi rostro, como me había mudado hace dos días, aún no podía instalar las cortinas. Me puse de pie y me arreglé rápidamente para iniciar el día, lo normal, unos shorts, sudadera y zapatillas, me encantaría estar en pijama, pero a mi padre le parece molesto. Mi habitación era mucho más grande que la que tenía antes en México, era totalmente blanca y desordenada, aún las paredes estaban vacías, ya lo arreglaría después. 

Bajé a desayunar, mi padre tomaba un café mientras tecleaba en su computadora, saludé y él respondió sin mirarme. 

Tomé unas tostadas y freí un huevo, estaba completamente agradecida al cielo porque no me quemé, siempre estoy salpicando el aceite sobre mí, además tampoco rompí nada al bajar, este sería un gran día. 

Me senté a desayunar con una gran sonrisa. 

— ¡Estás alegre hoy!—. Cantó mi padre ¡Claro que estaba alegre! Por fin en diecisiete años que no me he quemado al freír algo. Sonreí en respuesta. 

¡Nada podía arruinar mi felicidad!

Tocaron la puerta y mi padre ni se inmutó, me levanté a abrirla yo ¡Qué mas da! Giré la perilla y abrí la puerta esperando que sea algún cartero o vecino. 

Pero ¡No! 

Miré desde abajo, unas perfectas y  tonificadas piernas estaban allí, seguí subiendo y había una moldeada figura, con una cintura pequeña-muy seguramente operada- hasta unos firmes y redondos pechos -debo decir, operados también- Sólo podía ser una persona...

Oh... No... La bruja está aquí...

— ¡Anjalí, darling!—. Una voz chillona y aguda esfumaron mis pensamientos, era la novia de mi papá, o como me gusta llamarla: "Meredith Blake" (Aunque su verdadero nombre es Katrina) , una auténtica bomba sexy, con un cuerpo perfecto, que bien podía estar casada con algún viejo millonario urgido, pero no, está con mi padre, quien sabe por qué.

Mi cara es muy difícil de disimular, y fue aún peor al ver las maletas en sus manos, y sus lentes negros en la oscura melena. 

Solo espero que no se quede aquí. 

— ¡Katrina, llegaste antes de lo que pensaba!

¡¿Cómo?!

— ¡Oh amor, no quería estar lejos ni un segundo más, de ti y de mi querida "hijita".

Repito: ¡¿Cómo?!

— ¡Yo no soy tu hij...!—. Mi papá me pellizcó haciendo callar, lo que me faltaba una madrastra con aires de señora. Ella no es ni de cerca lo que puedo llamar madre. 

"Bueno, tu abuela María, dijo que tu papá era un idiota porque siempre salía con mujeres muy parecidas a tu mamá"

¡"Meredith Blake" latina! ¡No es parecida a mi mamá! Mi mamá no se operó nada, pero, sí debo reconocer que, aunque mi papá dice que no tiene un "tipo", todas sus ex se parecen a mamá. Eso da miedo...

— ¿Dónde pongo mis maletas?

¡Voy a explotar! 

— ¿Te vas a quedar aquí?—. Pregunté sonando grosera, no es que ella no me agrade, pero, ninguna persona a parte de mamá ha vivido con nosotros. Mi papá me regañó. 

— ¡Claro! ¿Dónde más podría quedarme?—. "En un hotel"—. Además, ustedes son mi familia ¿Verdad amor?

¡Oh no! ¿ por qué? Como era de esperarse esa mujer no puede mantener sus garras lejos de mi padre, yo sé como funciona este juego para ella. Primero lo hace sufrir y enojar al punto que mi padre termina volviéndose loco, luego se separan por unos días en los que ella regresa con uno de sus miles de amantes o su patético ex, y finalmente llora delante del manipulable de mi progenitor haciendo que lo carcoma el remordimiento, orillándolo cruelmente a disculparse. 

¡Mala Suerte!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora