Capitulo 9

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Al levantarse por la mañana sacó la caja de debajo de su cama y bajó las escaleras con el diminuto pijama.
Tomó un encendedor de la cocina y salió al patio.
Se sentó alejada, sola.
Harry la vio desde su ventana y bajó. Cuando llegó la encontró con el encendedor en la mano y una bandeja de plata entre las piernas.
-¿Qué haces?
-Quemo mis tareas.- explicó ella.
Él se sentó a su lado y empezó a desdoblar las hojas. Recordó la escena que había visto, cuando Niall le decía a ella que estaba orgulloso de sus notas.
Eran muy buenas, exelentes. Puros 9 y 10.
Él le iba pasando las hojas y veía como ella las dejaba quemarse en sus manos hasta que ya no tenía de dónde tomarla y la soltaba en la bandeja de plata.
-Que no lleguen tan cerca de tus dedos, te podes quemar.
Ella sonrió ante la preocupación de él e hizo caso.
Él desdobló una hoja y se encontró con un enorme 1. Le sorprendió. Leyó las consignas.
La materia era psicología. Las preguntas eran sumamente íntimas y familiares. Ella había escrito en letras grandes. "DESCONOZCO DEL TEMA. ME VEO OBLIGADA A ENTREGAR EN BLANCO".
-No contó con las notas.- explicó la chica.- Le di pena a la profesora al parecer.
Él sabía que a ella no le gustaba dar pena. Siempre todos sentían pena por ella y pensaban que no podía hacer nada. La trataban como si tuviera una enfermedad mortal.
Cuando todas las hojas estuvieron quemadas ella apoyó su cabeza en las piernas de él mientras miraba él cielo.
-¿En qué pensas?- preguntó Harry.
-Me siento mal por Stefan y Bárbara. Ellos debieron haberla pasado muy mal.
-Eso no los justifica.
-Lo sé. Pero yo no tenía padres, estaba sola y sí, me dolía pero ellos si lo tenían. Ellos tenían un padre que nunca estaba con ellos o les hablaba o los abrazaba. Eso también debió ser feo.
-Ya se va a solucionar todo. Creo que ese hombre abrió los ojos y el hecho de que no hayas querido presentar cargos va a hacer que recuperen el tiempo perdido juntos en la casa y no en la cárcel.
-Si, espero que arreglen sus problemas.
-Sos muy buena.- dijo él con una sonrisa.
-Es culpa de ustedes. Necesito mas rebeldía.
Él rió a carcajadas y ella también.
-¿Qué clase de rebeldía?- preguntó él.
-Ya sabes, la típica. Escaparme en mitad de la noche para encontrarme con personas y salir a bailar. Tomar hasta no poder. Tirarle huevos al coche de algún profesor. Hacer grafitis.
-No.- dijo él serio. -Yo te mato. Vos no te escapas con nadie en mitad de la noche, ni vas a tomar. Lo de tirar los huevos por ahí si porque nos vamos de gira. Lo de hacer grafitis hablalo con Zayn y lo de salir a bailar te lo sacas de la cabeza.
Ella rió divertida.
-Lo digo en serio.
-Lo sé.- dijo ella. -Nunca antes me habían prohibido nada y, por alguna extraña razón, me gusta. La droga es mala, Harry.
-¿Te drogaste?- dijo él sorprendido.
-Claro que no. Es una forma de decir.
Ella reía por la expresión de él.
-Ustedes son raros. Pero los quiero.- admitió ella.
Se quedaron un rato en silencio y después entraron a desayunar.
-¿Quién va a buscar las cartas?- preguntó Liam.
La chica salió disparada hacia afuera. Mientras las revisaba, Harry la miraba desde la ventana. Advirtió la mirada que un grupo de chicos posaba sobre su diminuto short. Él se acercó a la puerta.
-Vamos, amor.- le dijo lo suficientemente alto. Al notar que ellos no dejaban de mirarla se le acercó y le puso su bata sobre los hombros. Los chicos apartaron la vista.
-Celoso.- dijo ella al verlos.
-Andá a saber en qué pensaban.
-Ni que estuviera en ropa interior.
-Creo que esto es mas provocativo que un conjunto de encaje diminuto.
Ella rió y entraron en la casa.
-Zayn.- llamó ella. -Harry me dejó ir a hacer grafitis con vos.
-Harry.- le reprochó Louis.
-¿Qué? Es mejor eso a que se escape en mitad de la noche con un chico.
Ellos rieron por la inocencia de Harry, era obvio que ella no iba a escaparse con ningún chico. Quizá con Paul pero él la cuidaba como si fuera su vida.
Esa tarde ella bajó con un bolsito.
-¿A dónde vas?- preguntó Zayn.
-A lo de Paul.
-¿Y el bolso?- preguntó Niall.
-Me quedo a dormir.
Ella salió de la casa.
-Dejenla.- dijo Liam. - Ella está acostumbrada a quedarse en lo de él. -ellos lo miraron confundidos. -Algunas no eran buenas niñeras y ella se refugiaba en la casa de él. Es bueno, la quiere mucho y no hace nada fuera de lugar.
-En tres días es su cumpleaños. - cambió de tema Niall.
-No le gusta festejarlo. Apenas acepta los feliz cumpleaños.- dijo Harry.
Todos se đejaron caer en los respaldos.
-Levantense holgazanes.- la voz de Simón resonó.
-¿No te fastidia tenerlo de alarma?- preguntó Zayn.
-No.- dijo Liam. -Vamos que tenemos la reunión.
Los días pasaron de prisa. Eran las 10:30 de la noche del 28 de Diciembre cuando Harry despertó. Escuchó un llanto y se alarmó. Torpemente se levantó de la cama y salió de su cuarto. Se encontró con Liam sentado en el piso con la cabeza apoyada contra la pared y los ojos cerrados. A su lado Zayn estaba de pie con la mirada perdida. Louis estaba recostado en el piso cubriéndose los ojos y Niall se abrazaba las piernas.
El llanto de Clara seguía escuchándose.
A las 11:59 se detuvo y ella parecía alarmada.
-No, no,- empezó a murmurar y todos se pusieron de pie.- no quiero. Si vos no cumpliste tus 16 yo tampoco quiero. No.
Se escucharon las doce campanadas de la iglesia que estaba cerca de casa y todo se quedó en silencio.
Los cinco se asomaron a la puerta de su cuarto y la encontraron tirada en el piso golpeándose con un libro en la cabeza mientras lloraba. Cuando vio que ese libro no iba a matarla abrió la ventana y se sentó ahí.
Los brazos de Liam la rodearon y ella se sobresaltó y se tensó. Poco a poco se fue rindiendo a esos brazos fuertes que la sostenían. Él la sacó de la ventana y la sentó en la cama con delicadeza.
Los demás se acercaron. Nadie dijo nada y ella se durmió entre las caricias de sus padres.

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