Al llegar a la casa ella se dedicó a preparar la cena.
Cuando ya todos estuvieron dormidos ella se puso su campera de cuero y salió por la ventana. Caminó hasta la pista. Lukas la abrazó con fuerza.
-Ya tengo tu auto.- le dijo él.
El viejo auto azul estaba frente a ella, el auto que alguna vez había pertenecido a Paul.
-Gracias.- murmuró ella.
Se subió y acarició el volante con delicadeza para luego desplazarse en el asiento. La fragancia de Paul seguía presente. Ella dejó las lágrimas salir y ahogó sus sollozos con el rugido del motor.
La carrera empezó y ella ganó pero, al llegar a la meta, no se detuvo. Siguió su camino a toda velocidad entre los callejones de Londres. Llegó al lugar en el que Zayn había descubierto que ella conducía, el lugar en el que había tenido ese accidente por el cual Paul se había enojado tanto.
Subió la velocidad al tope a la vez que gritaba con todas sus fuerzas.
Al llegar a la casa se metió en la cama como si nada hubiera pasado.
Niall abrió los ojos lentamente con el ceño fruncido. Al hacerlo se la encontró acurrucada a su lado.
Él la cubrió con las sábanas y la rodeó con su brazo.
Su chiquita estaba mal y él lo sabía perfectamente.
Al despertar por la mañana, Clara bajó las escaleras silenciosamente. Todos dormían aún. Se preparó un poco de chocolatada pero no pudo terminarla, tenía el estomago cerrado. Lavó todo y se dispuso a preparar los restantes ocho desayunos.
-Hola, bonita.- dijo Liam entrando en la cocina. Ella sonrió, si ella estaba bien ellos igual.-¿Cómo estás?
-Bien.- dijo ella y volteó a besarle la mejilla.-¿Y vos?
-Bien,- suspiró.- voy a...
-Ya los preparé.- se adelantó ella.
Él le sonrió y la abrazó besándole la frente.
-¿Segura que estás bien?
-Si, pa. No te preocupes. ¿Te puedo molestar para que me lleves hoy al instituto? La semana que viene estoy en casa y solo quedan dos días en esta semana.
-Está bien. Andá a cambiarte y yo te llevo.- dijo él suavemente.
-Gracias.- dijo ella sonriendo y subió a su cuarto.
Se puso un pantalón negro ajustado, una musculosa blanca suelta y un sweter rayado color negro, blanco y fuxia. Se hizo una trenza que le caía por delante del hombro y dejaba que el pelo le cubriera parte del rostro.
Tomó su cuaderno de dibujo y sus lápices.
-Vengo a buscarte en dos días, ¿si?- dijo Liam.
-Sip. Después hablamos, pa. Chau. Te quiero.
La chica bajó y corrió al lugar ya que se le hacía tarde.
Liam la vio perderse en las enormes puertas y sonrió.
Entró en la primer clase y se sentó en el fondo comenzando a hacer las consignas.
-Quiero que rebusquen dentro de ustedes, que descubran qué hay. Quiero que expongan como se sienten realmente.
La chica se mordió el labio mientras hacía los trazos. La profesora se detuvo a observar.
Era una habitación vacía, muy sucia al parecer. Había charcos en el piso y en una esquina una chica que abrazaba sus piernas y tenía lágrimas en el rostro pero sonreía. Había cadenas amarradas a sus muñecas y tobillos y junto a ella se alzaba una figura. La capa larga y negra caía sobre el piso y la capucha no dejaba ver su rostro. Una mano esquelética se asomaba por debajo de las enormes mangas. Sostenía un reloj. Un reloj sin agujas.
La profesora quedó impactada ante la visión de esa perturbadora imagen. Ella siguió sin notarlo.
Michael no sabía que ella había ido, no lo supo hasta que escuchó una conversación en la sala de profesores.
-Yo creo que deberíamos plantearlo.- dijo la profesora Lanking.
-Esa chica es sumamente talentosa, al menos en mis clases. No creo que esté aprendiendo nada, ella ya sabe hacerlo. Es natural su don.- dijo el señor Custil.
-Yo sé que si el director enseña sus dibujos en unas muestras aquí, el nombre de Clara sería conocido por los mejores artistas. Con ese talento se volvería famosa.
Michael se quedó quieto por un segundo.
-Hoy- siguió la profesora Lanking.- en mi clase hizo un dibujo excelente, profundo, crudo.
El joven salió del lugar y caminó a la cafetería pero no la vio. ¿Estarían hablando de la misma Clara? Subió las escaleras y se detuvo frente a la habitación de ella. Llamó a la puerta y la chica apareció luego de unos minutos.
-Hola.- sonrió ella.
Él se inclinó y la besó rápidamente para luego entrar en la habitación. Cerró la puerta a su espalda tomándola de la cintura y pegándola a él.
Ella se apartó en busca de aire y él le besó la frente.
-No me gusta esconderme.- dijo él con voz ronca.- Quiero estar con vos siempre. Estos días fueron un infierno. Quería estar con vos pero no podía. Quería abrazarte y decirte que estaba para vos pero no, no estaba porque tus papás no lo saben.
Ella apoyó su cabeza en el pecho de él. El chico la rodeó con sus brazos.
-Mike.- dijo ella en un susurro.- Creo que te amo.
El chico la estrechó mas entre sus brazos.
Hacía días que ella lo sentía pero no había podido decírselo por todo lo que pasó. No había podido decirle nada. Ella lo necesitaba pero debía fingir que nada pasaba entre ellos.
-No te das una idea de lo feliz que me hace sentir, escuchar eso,- dijo él mirándola a los ojos.- porque yo estoy seguro de que te amo.
Ella volvió a besarlo y debieron separarse al sonar la campana que indicaba que las clases continuaban.
-Vengo antes de irme ¿si?- dijo él.
Ella asintió y salió también de la habitación.
Al entrar en el salón Lukas apareció en la puerta.
-Ya está.- dijo él arrojándole las llaves.
-¿Cómo entraste?- preguntó ella en un susurro.
-Eso no importa. El problema es cómo voy a salir.
Ella rió.
-Subí las escaleras del fondo,- dijo señalándolas.- en el tercer piso la tercer puerta de la derecha es la de mi habitación. La puerta esta sin llave, las enredaderas sirven de escalera.
Él le besó la mejilla y se despidió a la vez que caminaba "disimuladamente" hasta las escaleras que daban a los dormitorios.
Ella se guardó las llaves en el bolsillo ante la mirada de Darren que sonrió ampliamente.
-Clara West, volvió.- murmuró para sí mismo el chico.
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Un mundo por descubrir
Fiksi PenggemarMi nombre es Clara West y gran parte de mi vida es algo de lo que no puedo hablarles porque no lo sé, comenzando por mis padres. Acabo de cumplir los 16 años y, realmente, no sé quién soy.