Al despertarse, Liam la encontró preparando el deyuno mientras tarareaba una canción. Se acercó y la abrazó por la esplalda depositando un beso en su cabeza.
-Dejame ver como esta ese brazo.- dijo él.
Ella volteó y se levantó la manga. Él retiró la venda y examinó la herida.
-¿Con qué fue?- preguntó él volviendo a vendarla.
-El vidrio de la ventanilla.- dijo ella bajando la vista. -Yo... No sabía si decirlo iba a ayudar. Tampoco sabía cómo decirlo.
Liam se quedó mirándola, ¿cuándo había crecido tanto su nena?
-Desde hoy te quedas en casa,- dijo él. - hace mucho no pasas tanto tiempo con nosotros.- dijo él.- Estás creciendo y.. No quiero ni pensar en cuánto falta para que quieras irte.
Ella frunció el ceño mirándolo.
-No pensaba irme. - dijo ella.- Pensaba fastidiarlos por muchos años mas.
Él sonrió y la abrazó.
-Espero que sea así.- dijo él.
-No te me pongas melancólico,- rió ella.- te estoy preparando un desayuno riquísimo.
Él sonrió y ambos se sentaron esperar que todos se despertaran para desayunar.
La chica buscó su cuaderno de dibujo y empezó con los trazos.
-Si te moves tanto vas a salir mal.- rió ella.
-Es que quiero verlo.- dijo él.
La chica le mostró el cuaderno. Era él despeinado en cuero sentado en una silla, detrás de esa imagen había distintos recuadros donde se lo veía dormido, riendo, cocinando, enojado, triste, cansado, ocupado, sonriente, jugando, cantando.
-Pero...- empezó él.- Sólo estuviste media hora. ¿Cómo lo hiciste tan rápido?
La chica se encogió de hombros y él siguió mirando el dibujo.
-Me encanta. - dijo al fin.
Ella arrancó la hoja y se la dio.
-Es para vos.
-Gracias.- dijo él con una enorme sonrisa.
Ella nunca les había dado ninguno de sus dibujos.
-Huele rico.- dijo Mike bajando las escaleras.
Ella volteó y le sonrió. Liam sabía de ellos aunque ella no estaba segura que siguiera al tanto.
-Buenos días.- dijo ella.
-Te ves cansada.- le dijo él besándole la frente.
-No pude dormir mucho.- admitió ella.
Mientras tanto Liam empezaba a servir los desayunos.
Todos empezaron a bajar medio dormidos.
Ella seguía hablando con Mike hasta que Harry se interpuso entre ellos.
-Hola, pa.- dijo ella regalándole una sonrisa.
Él se sentó en la silla sin responder. Ella notó que estaba bastante dormido así que le restó importancia.
-Hola, princesa.- dijo Niall besándole la cabeza y sentándose al otro lado de ella.
-Holi.- le sonrió ella besándole la mejilla.
Cuando todos terminaron de desayunar, Mike se fue al instituto. Ella se puso un pantalón largo negro y un sweter largo rayado y suelto. Dejó su pelo suelto y salió a la calle con su cuaderno de dibujo.
Caminó 33 cuadras hasta el cementerio y entró con el viento chocándola con fuerza. Se encogió de frío y caminó hasta la tumba de Paul que se encontraba junto a la de Emma y Jony.
Depositó una flor en cada una de ellas y sacó el cuaderno.
-Los extraño tanto.- dijo ella trazando en la hoja.- Las cosas están cambiando, se complican y se arreglan constantemente. No puedo evitar pensar en qué hubiera pasado si nunca hubiéramos conocido las carreras. Volví a dejarlo, ya nada era lo mismo, él me obligaba y no se sentía bien. Empecé a tenerle algo de miedo a los autos. ¿Escucharon eso? Debo estar loca.
Se quedó un largo rato hablando y dibujando. Las personas que pasaban a su alrededor la miraban con pena.
Cerca del mediodía se puso de pie sacudiendo las hojas y el pasto de su ropa.
-Nos vemos pronto, chicos. Los quiero.- dijo y se retiró del lugar.
El cuidador del lugar la vio salir. El tiempo pasaba y el hombre la veía llegar y luego irse. Siempre cargaba con sus cuadernos de dibujo y su lápiz.
Una tarde, ella no fue y él se quedó esperándola pero ella no apareció. Llevaba un año entero asistiendo cada día pero esa vez no fue.
Tampoco fue al día siguiente ni al otro y eso alteraba muchísimo al hombre. ¿Por qué ella ya no iba? Las flores en las tumbas que ella solía visitar se habían marchitado y él seguía esperándola pero ella no llegaba.
¿Dónde se había metido su sobrina?
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Un mundo por descubrir
FanfictionMi nombre es Clara West y gran parte de mi vida es algo de lo que no puedo hablarles porque no lo sé, comenzando por mis padres. Acabo de cumplir los 16 años y, realmente, no sé quién soy.