Capitulo 10

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Ese día ella no tenía ganas de vivir. Eso estaba mas que claro. Sus tutores trataban de contenerla pero lo único que lograron sacar de todo eso fue el rechazo absoluto. Ella se perdía en sus pensamientos con la vista perdida y lo único que salía de su boca era uno que otro murmullo cuando ellos aparecían. No quería estar con nadie.
-¿Se puede?- preguntó Paul que había ido rápidamente después de que los hombres lo llamaran desesperados.
Ella no respondió y él entró y cerró la puerta pero los tutores de ella no se perdían una sola palabra. El chico se acuclilló frente a ella.
-¿Qué queres ahora?- preguntó ella.
-Esa es la misma pregunta que vengo a hacerte. ¿Qué queres, Clara?
-Obviamente esto no.
-¿A qué te referís?
-No quiero estar sentada en esta cama respirando.- balbuceó ella sin apartar la vista de ningún lado.
-¿Y dónde queres estar?
-Diez metros bajo tierra en un ataúd al lado de Jonatan y Emma.
-Y Leah, Megan, Jackson, Ross, John, Rosmeri, Mikeas, April, Marcus...
-Ya.- pidió ella.
-Sé que es difícil.- dijo él.
-No. - dijo ella.
-Si, lo sé. Ya pasé por esto.
-No,- estalló ella y se puso de pie.- no es lo mismo. Jonatan era tu amigo y te desentendías de Emma cuando ella estaba en sus peores momentos. No subiste con ella. Íbamos a correr los cuatro. Vos no estabas ahí, Paul. Perdí a mi novio y a mi mejor amiga. No estabas en el maldito auto, no fue tu culpa. Fue mía.
-Entiendo,- dijo él.- preferías que yo muriera y no Jonatan.
-No fue eso lo que quise decir.- ella intentó acercarse pero él se apartó bruscamente.
-Pero lo hiciste.
El chico salió de la habitación y ella lo siguió. Pero él era más rápido y corrió por la calle. Ella no lo alcanzó y, cuando lo perdió de vista, se desplomó sobre sus rodillas en mitad de la calle, llorando.
Los cinco hombres la habían seguido.
-Vamos, Clara.- pidió Niall.
Ella lo miró a los ojos y él se estremeció ante el dolor que vio en ellos.
La chica se puso de pie y caminó junto a ellos. A lo lejos se escucharon unos bocinazos y una frenada.
-Paul.- murmuró y se echó a correr.
Cuando llegó se encontró con un horrible accidente. Los ojos de Paul abiertos como platos miraban la sangre, temblaba, le costaba respirar.
Los brazos de Clara lo rodearon y lo alejaron de aquella horrible escena. El corazón de ella latía ferozmente en su pecho y él lo sintió apenas la chica se pegó a él abrazándolo.
-Creí... Creí.- dijo sin poder completar la frase.- Estoy feliz de que no te hayas subido con Emma, de que estés acá. Sos lo más importante que tengo.
Él la rodeó con sus brazos.
-Pensé que algo malo te había pasado.- dijo entonces.
-Estoy con vos.- le dijo él abrazándola con mas fuerza.- Estoy acá con vos.
Ella le tomó fuertemente la mano a su amigo mientras veían como la ambulancia se llevaba a la mujer que había sido atropellada.
Los tutores de Clara, horrorizados, habían dado la espalda al accidente.
-Acá estaba yo,- dijo Paul. -cuando todo pasó yo estaba acá, viendo como los sacaban a cada uno de ustedes del lugar.
Ella le presionó más la mano y se volvieron a la casa espantando los terribles recuerdos que los atormentaban.
Los días pasaron rápido pero nada cambiaba. Paul y Clara se veían todos los días. Ella callaba y él sabía que algo iba mal. Sus tutores pensaban que quizá ella era así y que no había que preocuparse. Armaron sus valijas todos, a ella la ayudó Paul ya que no acostumbraba a hacerlo. Siempre había tenido pocas pertenencias y le había sido sencillo organizarlas pero esos tiempos habían quedado atrás.
-A dormir, chiquita, que mañana salimos a primera hora.- le dijo Louis arropándola.
Ella se acostó sin decir nada. Cerca de las dos de la mañana salió por la ventana con su campera de cuero y un pantalón negro, la misma ropa con la que viajaría ya que el resto estaba guardada.
Caminó un largo rato hasta llegar a la oscura red de callejones donde ya nadie corría. Los recorrió a pie y se detuvo junto a una pared. Su celular comenzó a sonar. Ahora tenía uno porque sus tutores no soportaban no saber dónde se encontraba ella.
-Hola.- dijo ella en un murmullo.
-¿Dónde estás, Clara?- preguntó Harry con voz cansada.
-Dormí, Harry. Todo está bien. En un rato vuelvo.
Cortó la llamada. Acarició el suelo con las manos. No quería que ellos se preocuparan. Al cabo de un rato se puso de pie y emprendió el camino de regreso pero pronto se detuvo y miró atrás.
-Adiós.- fue todo lo que dijo y partió dejando atrás un callejón oscuro y vacío.
A pesar de las palabras de ella Harry se preocupaba por esa forma de desaparecer que tenía. La voz de ella sonaba triste, cansada pero decidida. Se sentó en el sillón dispuesto a esperarla pero pronto se durmió.
Despertó cuando sintió una manta deslizarse sobre su cuerpo y unos labios fríos posarse en su mejilla.
Él se apresuró a tomarla de la mano. Sin mediar palabra alguna ella se recostó a su lado y él la rodeó con su brazo.
Al poco tiempo se durmieron mientras él ignoraba las lágrimas silenciosas que se deslizaban por los ojos de ella luego de una dura despedida. Se había despedido de Emma y se había despedido de Jony en ese lugar que, hacía un par de años, le había abierto los ojos ante las puertas de un nuevo mundo. El mundo de las carreras clandestinas.

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