Me llamo Berlina

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-señorita... ¿señorita?... Despierte por favor

una hermosa joven pelirroja, de piel blanca como la nieve, ojos verdes esmeraldas y labios contrastantemente rojos se incorporo bastante adormilada en el asiento del tren y sacudio la cabeza para despertar mientras el mozo del ferrocarril intentaba hacerla regresar en si

-¿a donde? ¿estoy en nueva york?

-me temo que no, y si planeaba ir hacia allá, se ha quedado muy pero muy lejos, va en sentido contrario...

-es verdad, yo no... Ya, ya recuerdo, ¿ya llegamos a Tuna Springs?

-me temo que no, aun estamos a dos horas del pueblo, nos detuvimos por que hubo un percance en las vías, hay cadáveres por todos lados y todo está en llamas

-¿un choque de trenes? ¿Les ayudó en algo?

-no lo sabemos, la despertamos por que sabemos que es una oficial federal y esperamos nos ayude a dar fe de los acontecimientos antes de hacer los trabajos de remoción de escombros

-Claro, vamos, veré que puedo hacer

La joven se ajustó el cinturón con sus revolveres, se puso su sombrero y  su abrigo de agente especial, salió del camarote siguiendo al mozuelo y antes de salir de vagón éste le advirtió

-esperamos que tenga el estómago vacío, es una masacre

-anda abre la puerta he visto cosas peores

El muchacho aceptó y al salir del carro ambos se toparon con una escena tétrica y desoladora en la cual a primer plano se hayaba una locomotora totalmente hecha pedazos  y varios carros en llamas así como unos 50 cadáveres o lo que quedaba de estos esparcidos por todos lados

-buenas tardes soy el maquinista, Lasarus Redfield ¿y usted es?

-hola, me llamo Berlina, ¿en que les puedo ayudar?

-en hacer un parte oficial de que carajos pasó aquí para poder mover éste desastre y poder pasar

Un joven aristócrata bastante altanero se apresuró a hablar y le quitó la palabra a la joven pelirroja

-ésto es mas que obvio, cualquiera con medio cerebro sabría que el ferrocarril explotó causando todas estas muertes, por favor, ¿podemos actuar ya? Necesito llegar a Volcano Springs antes del anochecer

-me temo que las explosiones no causan heridas de bala

-¿y usted quien se cree que es es para venir aquí a indagar?.

-me llamo Berlina Rothaarige y soy agente federal de paz en territorios indios ademas de detective y rastreadora especial Pinkerton, ¿y usted?

El hombre se quedó pasmado ante las afirmaciónes de la joven y se retiró con evidente molestia

-si, eso pensé... Bueno pues como dijo ese bocon, es obvio que algo pasó aquí... Pero no fue una explosión, al menos no en primera instancia, a juzgar por éstas huellas de combate, los numerosos casquillos y las flechas en los cadáveres algún grupo hizo ésto y después ocurrió la explosión

-pero los apaches estan demasiado lejos de aquí, no se adentrarian tanto hasta esta ubicación, no tiene sentido

La joven desenterro la flecha de la cavidad ocular de uno de los cadáveres y la miró con detenimiento

-no, no fueron apaches, estas flechas son muy diferentes a cualquiera que yo haya visto
Que extraño, es como esas flechas hungaras y eslavas que usaban los Jinetes de la estepa...

-¿y bien?

La joven analizó el terreno poniendo así en evidencia la gran experiencia que tenía como detective y después de algunos minutos regresó donde los operadores y les informó a detalle

El Cuervo Carmesí Donde viven las historias. Descúbrelo ahora