Un Largo Camino Recorrido

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A 30 de abril de 1862

Mi bitácora es la de siempre, algunos castigados por deserción, por hurto o incluso por insubordinacion pero hasta ahora nada extraordinario, excepto por ese muchachito peleonero al que conocí en los establos, debe tener unos 8 años de edad pero el muy golfito habla como si tuviera 30 y estuviera en una pulcata, es bastante gracioso, ya lo había visto hacía ya dos meses, antes de la explosión de San Andrés, lo vi golpear a unos niños bastante mas mayores que hostigaban a una mula pero no le presté atención, sin embargo según parece mis señores superiores si lo hicieron, o al menos lo notaron lo suficiente como para darle algunos pertrechos sobrantes, intenté cambiarle ese bonito revolver remington que traía amarrado en su costado derecho con un mecate de arriero por una caja de biscochos españoles pero el muy listillo se dio el lujo de reírse en mis narices y sacarlo para amenazarme, esa cosa es mas grande que su brazo pero comprobé que tiene muy buen pulso aguanta bien el tirón del arma, y sabe como recargarla sin desperdiciar pólvora de su cuerno, cuando le pregunté a quien se lo había robado volvió a dispararme, esta vez acertandole a un balde muy pero que muy cercano a mi cabeza, me dice que lo encontró detrás de unos barriles en el fuerte de Loreto, y si le creo, todos aquí esconden cosas para usarlas después o cambiarlas por cosas mejores pero lo que realmente me llama la atención es el mosquete que lleva arrastrando a todos lados, me comenta que unos oficiales le indicaron donde se hayaba el botadero de las armas inservibles y el mezcló la llave de percusión de un viejo Enfield 53 con el cañón de un enorme rifle Jager alemán y el cuerpo de madera de un Springfield.
un general que presiento fue el general Díaz le ayudó a ensamblar su campechano y hacerlo funcionar con las balas cónicas que nosotros utilizamos y aún a pesar de que se tiene que subir sobre un cajón de madera para poder recargarlo después de cada disparo no lo deja de lado y lo arrastra a todos lados con la bayoneta puesta, da risa por que esa cosa es más grande que el como por 20 cm pero se forma junto a la tropa en las mañanas y lo presenta con orgullo, y junto con su machete, su revolver, su cuchillo de piedra negra y su mecate enrollado va para todos lados haciendo sus faenas y buscando a quien ganarle a jugar a las cartas, dice que va a pelear hasta hechar a los franceses pero sinceramente dudo mucho que siquiera se presente, seguramente cuando vea a los Mesieses va a correr despavorido pero no lo culpo y mucho menos lo asusto, lo que mas nos falta en éste momento son hombres y supongo que él ya cuenta como uno, esperaremos a ver que sucede, mientras tanto lo observare con atención, quien lo sabe, tal vez algún día se convierta en un verdadero soldado, solo el tiempo y está maldita invasión lo decidirán

Sgto 1ro de Caballería Genaro Domínguez Ruiz

Berlina terminó de leer la transcripción de una anotación que se encontraba en el enorme archivo que sus compañeros le habían entregado y miró al cuervo que sentado frente a ella acariciaba a su enorme ave negra y le daba pequeños trozos de carne en el pico

-¿y bien señorita debilucha? ¿cuando me entregaras para correr a los brazos de tu novio?

La joven bastante difusa no le prestó atención y pasó a la siguiente hoja

A 6 de Mayo de 1862

Querida María, espero estés bien de salud y tan radiante y hermosa como suelo recordarte, como el momento en el que nos dijimos ese "hasta pronto", pero no todo es aflicción mi hermosa mujer, hemos ganado esta batalla, es increíble que les hayamos ganado y de una forma tan aplastante, logramos mandar a esos franchutes de vuelta a Veracruz, nuestra banda de guerra incluso se dio el lujo de tocar "escape" al verlos huir de vuelta hacia la serranía y aunque todavía es muy temprano para cantar victoria es un orgullo haber participado en ésta gloriosa batalla, estoy lleno de orgullo por la forma en la que todos peleamos, vi hombres lanzarse hacia los caballos franceses, derribando a los Jinetes y matandolos a golpes si ya no había balas para disparar, ¿que los europeos se defendieron bien? No hay duda, fueron bastante disciplinados y constantes pero nosotros fuimos más agresivos y fuertes, a fin de cuentas así es como se ganan las guerras
Y a propósito de ganar batallas volví a toparme con el vandalillo al que he estado vigilando, hace ya algunas cartas te lo mencioné y algunas bitácoras más a mis superiores se los hice saber, ese niño que dormía en los establos, lo volví a ver durante la batalla, peleando en ese horrible aguacero, cubierto de lodo y corriendo como potrillo desechado de un lado a otro con ese enorme fusil y realmente no se como sentirme al respecto por él, si feliz por que a muy temprana edad sabe perfectamente lo que es pelear en una guerra y ganarla o profundamente melancólico porque a muy temprana edad sabe perfectamente lo que es pelear en una guerra, sinceramente me sentía terrible por que cuando lo vi cargar contra ese enorme soldado negro y atravesarle la garganta con su bayoneta pensé que su infancia ya había terminado, me maldije a mi mismo por no haberlo enviado a un lugar seguro antes de la batalla y pensé "¿así de putrefactos estamos todos como para haber dejado a un niño hacer las labores de un hombre? Pero luego durante nuestras celebraciones y ya con varios mezcales de esos que te sacan la honestidad hasta por los ojos el cabo de artilleros Antonio Vázquez me contó que ese niño ya había participado en algunas escaramuzas contra los conservadoras algunos años atrás... Al parecer es un huérfano al que Vázquez y su madre adoptaron y éste lo fue siguiendo a escondidas hasta que Vázquez se enlisto y llegó aquí, según me cuenta siempre fue bastante hábil atinando a las botellas y jarros con su resortera lo cuál comprobé al verlo disparar desde detrás de una piedra, atinarle al abanderado y moverse a otra para volver a disparar, cuando se le acabaron los tiros del barril lo vi escabullirse hacia el interior del fuerte por un Hueco en el que solo el cabría, hecho su fusil por delante, se arrastró como gusano hacia adentro, corrió hasta las almenas y disparó en varias ocasiones, además de que se encargo de ayudarle a los artilleros a mover la munición de una torre a la otra y de cubrir los huecos disparando contra los hombres que intentaban colarse por éstos.
Hermosa María te suplico perdones mi desavenencia al escribirte, mis emociones están contrariadas y hay una duda muy grande que pesa sobre mis acciones, ¿soy yo una buena persona?, espero que al leer esto sepas entenderme y puedas ayudarme a encontrar la respuesta, pero si de algo estoy seguro es de que ese niño es el soldado más valiente y aguerrido que yo he visto combatir, para él esto no fue una guerra, fue un juego en el cual participó y a machetazos y tiros de fusil ganó
Me despido una vez más y con el enorme deseo de volver a verte sana y hermosa como siempre te recuerdo

El Cuervo Carmesí Donde viven las historias. Descúbrelo ahora