El Cartel Sin Reclamar

19 4 2
                                    

La gruesa y aterradora voz en la oscuridad comenzó a reír de forma tétrica y horrible en el rostro del corpulento sujeto que sin saber que hacer lanzó a la joven pelirroja hacia enfrente y disparaó en repetidas ocaciones contra la oscuridad impactando en los árboles cercanos pero sin éxito alguno en darle al acechador
Al intentar recargar su revolver con desesperación el enorme sujeto gritaba e intentaba ganar tiempo sin embargo aquella presencia no parecía hacer caso a los insultos y la joven comenzó a arrastrarse lentamente y sin llamar la atención

-¡¡¡SAL DE DONDE QUIERA QUE ESTES MALDITO BASTARDO, DA LA CARA COBARDE!!!

nadie contestó al desafío, no de la manera en la que el sujeto esperaba

-¡¡¡ESO PENSÉ IMBÉCIL!!! ¡¡¡HUYE Y CUENTALE A TUS AMIGUITOS LO QUE SUCEDIÓ AQUI!!!

-¿huir? ¿Amigos?... Vaya que eres estúpido

La voz en la oscuridad le habló al hombre a sus espaldas y éste sin poder reaccionar intentó girar rápidamente pero una patada le destrozó la rodilla haciéndolo caer estrepitosamente al suelo y retorcerse del dolor, después de ésto el acechador se acercó a él, lo tomó por el cuello y lo estrangulo de forma bastante sádica y horrenda mientras el sujeto pataleaba y se retorcía
Berlina intentaba pasar desapercibida quedándose inerte y en silencio, hecho que sus múltiples fracturas le hacían la labor más difícil al contenerse y no gritar

-no hables, no respires, si se da cuenta de que sigues viva te asesinara también, solo no hagas nada Berr...

La joven se hablaba a si misma cuando de pronto aquella sombra pareció materializarse mostrando a un hombre bastante difuso y borroso caminando hacia ella , éste arrastró a la pelirroja con brusquedad y la llevó por la chaqueta hasta recargarla en un árbol, posteriormente se retiro del lugar y después de unos minutos regresó a éste cargando los cadáveres de los hombres más alejados del claro
Gracias a la luz de la luna Berlina podía ver más claramente y observó con detenimiento a aquel hombre al cual parecía no importarle la presencia de la joven

-quien carajos es éste tipo, es un soldado, pero su sombrero, sus pantalones no son de soldado, vaya que es extraño

el tétrico hombre vestia un grueso abrigo hasta la rodilla color negro con motivos militares en los codos, gracias a lo cual Berlina pudo deducir que aquel sujeto era un soldado o al menos lo había sido, también llevaba pantalones negros remachados de tela gruesa, sombrero de ala ancha mexicano bastante maltrecho, un arco recurvo con su carcaj lleno de flechas y 2 revolveres al cinto asi como un par de hachas arrojadizas en la espalda y un cuchillo de cacería muy parecido al que ella tenía.
El hombre se movía de un lado a otro juntando las armas de los atacantes, saqueando los cadáveres y cortandoles la cabeza a todos y cada uno para después meter todas estas en una enorme bolsa de tela chorreante de sangre
De un momento a otro y sin que la joven se diera cuenta éste se acercó, se agachó frente a ella y acercandole la linterna a la cara la miró fijamente
Berlina lo vio de forma penetrante pero un horrible dolor en su brazo derecho la hizo salir del trance y gritar desgarradora mente, el sujeto le había acomodado el brazo fracturado y esta cayó de lado tocandose la herida con su otra mano
Dos minutos después de esto el hombre silvó agudamente y de la espesura salieron sigilosamente dos caballos, un burro y un enorme cuervo, acercándose al sujeto quien rápidamente cargó el montón de armas y la bolsa de cabezas en el burro al tiempo que el cuervo se posó en su hombro mientras el hombre miraba fijamente a la chica

-¿puedes hablar?

La joven lo miró sin poder distinguirlo y asintió con la cabeza mientras el cuervo le cedía al hombre la placa de metal que la joven traía en el lado izquierdo del pecho, éste la tomó del pico del ave y comenzó a leerla para después dársela a la muchacha

El Cuervo Carmesí Donde viven las historias. Descúbrelo ahora