Capitulo 2

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Ya era un nuevo día, en cuanto sonó su alarma Joaquín se levantó y se arregló para irse a trabajar.
-Ya me voy mamá- avisó el castaño a su mamá quien acababa de levantarse.
-Si mi niño, te vas con cuidado- dijo la mujer dejando un beso sobre la frente del menor.
Joaquín salió de su casa y tomó un taxi que lo llevaría a aquella casa donde lo pondrían a prueba en su primer día de jardinero.
Pasaron unos 20 minutos cuando llegó al lugar, pagó el pasaje y bajó. Observó por un momento aquella enorme mansión a la que había llegado, pero lo que más llamó su atención fueron aquellos hermosos jardines que le encantaría arreglar.
-¿Se le ofrece algo joven?- preguntó una mujer al otro lado del portón.
-Buenos días, si, busco al señor Juan Osorio- dijo amablemente-. Él ya sabía que vendría.
-En un momento lo llamo, permitame. ¿De parte de quién?
-Joaquín Bondoni.
La mujer entró a la casa donde encontró a Juan bajando por las escaleras.
-Señor, acaba de llegar un joven llamado Joaquín Bondoni, de acuerdo a lo que me dijo usted lo mandó a llamar.
-Así es, hazlo pasar Manuela, en un momento voy- dijo Juan.
-Si señor.
Manuela regresó a donde Joaquín y le abrió el portón para que entrara, Joaquín no dejaba de mirar el hermoso jardín que estaba frente a sus ojos, tenía en mente tantas ideas. Salió de sus pensamientos cuando vio a dueño de la casa acercarse a él.
-Hola Joaquín- lo saludó estrechando su mano con la de él
-Mucho gusto señor- devolvió el saludo.
-Llegaste puntual a tu primer día, un punto a tu favor. Vamos, te mostraré el lugar.
Caminaron por un rato mientras Juan le mostraba los jardines y platicaban para conocer un poco más sobre el y su trabajo, hasta que llegaron a cierto lugar.
-Bueno Joaquín, lo único que tendrás que hacer hoy será recoger todas las hojas que estén regadas y regar tanto el pasto como las plantas- dijo Juan-. Ya una vez que termines vendré a revisar y ya decidiré si te quedas con el puesto.
-No se preocupe señor, haré mi mejor esfuerzo- dijo Joaquín con una sonrisa.
Juan le indicó a Joaquín un pequeño almacén donde se encontraban las tijeras de podar, palas y todo lo necesario para la jardinería. Joaquín comenzó a hacer su trabajo una vez que Juan se retiró.
-Vamos a iniciar con esto para impresionar a los patrones- decía.
Comenzó a barrer todas las hojas y las echaba en una bolsa negra para después llevarlas a un contenedor de basura, una vez terminando de recoger las hojas conectó la manguera a un pequeño artefacto para que se pudiera mojar todo el pasto y con una regadera de mano regaría las plantas que estuvieran en maceta al igual que las flores.
-Hola florecitas, ¿les gustaría un pequeño baño de agua frillita?- les decía Joaquín a las rosas que comenzaba a regar-. Con un poco de agua se fortalecerán y serán las más bonitas del jardín, claro, al igual que las otras flores.
A Joaquín le encantaba hablarles a las plantas y a las flores ya que se le hacía algo tierno porque les daba amor. Terminó de regar las rosas y cuando iba a ir a regar otras plantas su espalda chocó con alguien que estaba detrás de él.
-Lo siento- se disculpó.
-Descuida, no pasó nada- dijo aquella persona.

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