Capítulo 31: La gota que colmo el vaso.

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Mamá y Arthur se han marchado hace apenas unas horas, pero la tensión en la casa bajo notablemente cuando los despedí en la puerta. Arthur se demostraba calmado y pasivo, pero note que por dentro el fuego había dejado una chispa, una pequeña e insignificante chispa que amenazaba con convertirse en un terrible fuego si nos atreviamos a desafiarla. Mamá aún mantenía ese estado de "No me meto por que no puedo quejarme", la pendeja de seguro quiere acotar muchas cosas, pero sabe que le conviene callarse si no quiere perderse de esas vacaciones de ensueño. Arthur es como su sugar daddy y solo pensar eso me repugna.

Jake y yo no hemos vuelto a vernos desde anoche. Y que ahora mismo las estrellas brillen sin opacar a la luna, significa que ha pasado un día. Me sentí liberada cuando nos besamos, como si realmente hubiera querido hacerlo desde hace mucho, pero lo hubiera reprimido. Y tal vez fue así, ya que me metí en la cabeza que él sería solo mi hermanastro y nada más. Pero es obvio que siempre hubo una tensión, una química y una manera de mirarnos distinta. Nos gritábamos con cada contacto visual que queríamos tocarnos hasta que se acabara el mundo.
Sueno ridícula, pero admito que ni siquiera Jonah me había hecho sentir tan bien. Con él sentía mucho, pero nada comparado con lo que sentí con Jake.
El hecho de saber que es un riesgo y que esta mal, aporta gran parte en este sentimiento confuso. Siempre he tratado de esquivar los problemas, pero ahora sé que podría cagarla y no me importa.
Aunque es definitivo que mi vida era bastante aburrida sin correr riesgos.

Tocan la puerta de mi cuarto. Dejo mi laptop a un lado, me había perdido pensando mientras buscaba una universidad. Hasta ahora he visto un par que me han gustado.
Abro la puerta y en ese mismo instante Jake me toma de la cintura y me besa. Correspondo de inmediato, pero me ha dejado sorprendida.

—Lo bueno de no poder salir de aquí es que podre verte a toda hora. —dice separándose levemente de mis labios.

—No imagine que te tomarías enserio las amenazas de tú padre. Pensé que te darían igual y saldrías de todas formas. —le digo alejando un poco mi rostro para poder mirarlo.

—Bueno, eso tenía pensado hacer, pero decidí que solo por esta vez no lo voy a desafiar. Quiero que crea que he cambiado para luego darle con todo. —una sonrisa maliciosa se forma en sus labios y puedo decir que esa expresión también se le ve reflejada en los ojos. —Además he visto el lado positivo y ya llegue a un acuerdo con Simon para que las fiestas durante estos últimos meses se hagan aquí.

—¡¿Qué?! —me separo de él de inmediato. —¿ESTAS LOCO?, ¡tú padre me hizo prometerle que cuidaría esta casa, si tú haces fiestas aquí no quedaran más que ruinas y polvo! —grito enojada.

—Tranquila, prometo mantener el control y es más, les pediré a las empleadas que vengan a limpiar luego, cada día, lo prometo.

—¡NO!, de ninguna manera. Si alguien limpiara el desastre que hizo, seras tú. Te grabaré mientras friegas el piso lleno de vomito y otras sustancias corporales que no quiero nombrar. —se forma una sonrisa en mis labios de solo imaginarlo arrodillado limpiando como esperanzita el desastre que ha hecho.

Jake se ríe en mi cara, cree que bromeo.

—¿Qué te garantiza que lo haré? —pregunta. ¡Así que no vas a desafiar a tú padre, pero si a mi!

—Bueno, tal vez que si no lo haces, esto que vez aquí... —lo apunto a él y a mi varias veces. —Se acabara. —me mira alzando las cejas.

—¿Y qué es esto que esta aquí exactamente? —pregunta acercándose lentamente con una mirada amenazante.

—No sé que sea, pero esto que tenemos. —aclaro mientras retrocedo.

—¿Tenemos algo? —pregunta como si no lo supiera. —Yo creo que no. —que despiadado que es cuando quiere. —¿Ahora un par de besos y manoseo nos convierte en algo? —sus palabras me hieren.

—¡Ah! —exclamo con un suspiro prolongado que va acompañado de un poco de dolor. —¡Como quieras! —lo esquivo y abro la puerta rápido para salir de la habitación. No quiero llorar frente a él y demostrarle que puedo ser débil. No quiero que lo sepa por que se aprovechara de mi, lo sé.

Corro al único lugar en el cual puedo sentir que el aire no me ahoga. El único lugar donde la compañía es silenciosa y a veces huele a nuevo, la biblioteca enorme de esta casa. Al entrar cierro la puerta con llave desde la parte de adentro, llamaría a alguien para largarme de aquí, sin importar la hora. Pero 1, no tengo a nadie y 2, olvide mi celular en la habitación.
Dejo salir todas las lagrimas una vez que estoy dentro, el aire comienza a circular con dificultad en mi garganta. Creo que no es solo por lo de Jake, realmente creo que estoy descargando muchas de las cosas que me he guardado.

—Creo que haz descubierto mi escondite. —la voz de James se oye detrás de mi.

Cuando me doy vuelta y nota que estoy llorando, suelta el libro que lleva en las manos de inmediato.

—¡Ey!, ¿Qué ha pasado? —camina hasta mi con rapidez y me abraza fuerte.

No quiero hablar ahora. No creo poder.

(...)

Luego de un rato en silencio ya me he calmado. Nos encontramos sentados en el suelo alfombrado aunque hay sillones, pero preferí sentarme aquí mismo por si a la tierra se le ocurría abrirse y tragarme.

—No debo preguntar quién fue, por que me lo imagino y entiendo si no quieres decírmelo.

—Creo que él solo fue la gota que colmo el vaso. —le explico.

Me mira con compasión, es tan diferente a su hermano. No puedo creer que sean gemelos, por que ni siquiera notas que son exactamente iguales por fuera (sacando lo del pelo), si son tan distintos por dentro.

—Entonces déjalo salir. —dice luego de unos segundos. —Supongo que es lo único que puedes hacer, ya que si pudieras hacer algo ya lo habrías hecho y no estarías aquí llorando.

—Tal vez sea por que la forma en la que tú padre actúa me irrita, sin ofender. —digo por si le molesta.

—Se que mi padre puede ser molesto a veces. —dice sin un rastro de disgusto ante mis palabras.

—O puede que sea por que el estrés de elegir una universidad me esta colmando. —pienso un segundo. —¡Estoy segura que es por que no tengo amigos aquí!, si tuviera a alguien podría hablarle de lo que me molesta o reírme tanto que termine por olvidarme.

—¿Acaso yo y mis amigos no existimos? —me pregunta ofendido. —Sabes que siempre eres bienvenida y no debes ni preguntar si puedes estar con nosotros. A todos les agradas.

—No se como verle la cara a Michael después de lo que le hice. —confieso. —Y además solo estoy de colada ahí, es tú grupo de amigos, no quiero entrometerme, ustedes tienen muchas anécdotas juntos, yo apenas he estado con ustedes 2 o 3 veces. —pensarlo me entristece, pero decirlo en voz alta realmente duele.

—¡Deja de decir estupideces! —medio me grita. —¿Acaso sabes lo interesante que es para nosotros una nueva integrante? —se me derrite el corazón cuando me incluye. —Sabemos todo los unos de los otros, tanto que se vuelve aburrido bromear siempre de lo mismo. Haces falta para fortalecer el vinculo de amistad antes de que termine por romperse completamente cuando nos separemos en la universidad. —suena triste diciendo aquello.

Me quedo muda y lo pienso. Tal vez tenga razón, pero de todas formas siento que sobro.

—Creo que debería dejar de ser tan dramática y sacar a Katie de esta casa por un rato. —me levanto del suelo de un salto.

—Si quieres ponerla como excusa para largarte de aquí a mi me parece bien. —tiene razón.

—Shh, déjame. —cierro la puerta detrás de mi y subo las escaleras para buscar a Katie.

VIVIENDO CON DESCONOCIDOS (Completa✔)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora