Luego de unos minutos oigo unos pasos pesados en la escalera y de repente algo de vidrio se estrella contra el suelo, seguido de ello otros golpes se distinguen. Muchas cosas cayendo al suelo.
Salgo de mi habitación rápidamente, encuentro la puerta de Jake abierta de par en par, entro en ella y recorro con la mirada su cuarto destrozado, me detengo cuando lo encuentro sentado en su cama escondiendo la cabeza entre los brazos.
Me siento a su lado y levanta la mirada para verme.—Lo siento. —es todo lo que me sale decirle.
—No te preocupes, ya estoy acostumbrado a ser culpado y castigado por algo que no he hecho. —sus ojos están enrojecidos, pero las lagrimas no aparecen aún.
—Es demasiado injusto. —digo por lo bajo. —Pero yo te creo, realmente se que no consumiste ninguna droga. Lo hubiera notado.
—No sirve de nada que tú me creas si es él quien no lo hace. Pero gracias. —mira para otro lado, parece estar muy abrumado.
Y realmente no creo que sea por tener que quedarse encerrado en esta maldita casa.
—¿Hay algo más que te suceda? —le pregunto.
Gira la cabeza hacía mi y niega lentamente, pero una lagrima se desliza por su mejilla.
—Por favor. Solo confía en mi. —no aguanto tantos secretos, necesito saber la verdad.
¿Es por su madre o por algo más?
Se queda mirándome mientras más lagrimas se deslizan por sus ojos. No dice nada, como si las palabras se le hubieran atorado en la garganta.
Solo lo abrazo, me corresponde de inmediato, con fuerza.—Debes decírmelo. —le ruego separandome de él para mirarlo a los ojos.
Mantiene su mirada con la mía de una manera intensa, seca las lagrimas de sus mejillas y se lame los labios. Vuelve a mirarme mientras se acerca lentamente.
¿Vas a evitar decirme que te sucede de esta manera Jake?, no entiendo por qué me sorprende, siempre elije los peores momentos.Esta vez no quiero alejarme, aunque se que esta mal, no puedo.
Hay algo en él que siempre ha llamado mi atención, sin mencionar la notable conexión entre ambos. Sé que nunca quise verlo como más que un hermanastro, por que en cierto punto lo es, aunque me cueste aceptar que mi madre elija a un hombre como Arthur.Mi relación con Jake desde el principio se sintió distinta, él confío en mi al llorar por su madre, sin importar el muro que construyó a su alrededor luego, para evitar que vea en su interior.
Desde que llevo conociéndolo, todo lo que quiero es su bienestar, ver la flor marchita recuperarse.Posa su mano en mi mejilla y pega su nariz a la mía, cierro los ojos casi sin darme cuenta.
Su respiración es cálida y choca contra mis labios. Es la primera vez que se lo que va a suceder y no voy a quejarme.
Nos mantenemos en esa pose, deseandonos con cada fibra de nuestro cuerpo.
Acerca lentamente sus labios a los míos, yo no me muevo en lo absoluto, solo cierro los ojos esperando a sentir el contacto de los suyos. Un escalofrío me recorre todo el cuerpo cuando nuestras bocas se unen.
Nos movemos al mismo tiempo y en sintonía, lenta y calmadamente. Como jamás imagine que serían sus besos.
Pensé en algo agresivo y descontrolado, pero resulto todo lo contrario.Me separo de él un segundo, quiero mirarlo a los ojos antes de seguir haciendo esto. Noto que cualquier rastro de tristeza se ha borrado de los mismos. Ahora le brillan y sus pestañas aún están algo mojadas por las lagrimas.
Ninguno de los dos necesitamos decir nada. Solo nos expresamos a través del tacto de nuestras manos y a través de nuestra respiración intranquila. Él acaricia mi mejilla suavemente y yo envuelvo mis brazos en su nuca.
Solo nos miramos, pero la intensidad aumenta tan rápido que casi al mismo tiempo volvemos a unir nuestras bocas. Ahora hay una notable desesperación en nuestros movimientos, como si ya nunca pudiéramos volver a besarnos y lo estuviéramos aprovechando.
Jake toma mis caderas y con un movimiento rápido estoy encima de él, sentada en sus rodillas mientras mis piernas envuelven su cadera.
Sus manos se deslizan desde mi espalda baja hasta el borde de mi remera, no amaga para quitármela, sino más bien mete sus manos y sube lentamente por mi espalda. Sus manos son calidas y suaves, así que no puedo quejarme.
Jadeo en su boca, vamos muy rápido, necesito parar.
Separo nuestros rostros unos cuantos centímetros, parece comprender lo que quiero y saca sus manos de mi espalda, las apoya en su cama sosteniendo sus hombros con las mismas. Me mira con una sonrisa en sus labios.—¿Y ahora qué? —pregunta.
—¿Y ahora qué? —pregunto a su vez.
Sonríe de nuevo y acerca su mano a la mía, que se encuentra en mis muslos.
Levanto mi mano y la dejo en el aire, esperando que la de él se encuentre con la mía. Cuando nuestros dedos se alinean noto que me pasa en tamaño, pero solo un poco.(...)
Llevamos varias horas recostados en su cama. Él se encuentra de costado, con una mano sosteniendo su cabeza. Yo en cambio estoy recostada de espaldas, con mi cuello hacía un lado, mirándolo a los ojos.
Ahora que me encuentro tan cerca de él, noto cada detalle de su rostro, como que su nariz es algo puntiaguda pero no demasiado, sus ojos son de un celeste claro, pero viajan a un gris a veces y debajo de los mismos hay unas pequeñas ojeras, pero no de esas moradas que te hacen lucir como un muerto, sino más bien del color de su piel, como si fueran parte de su rostro. Y supongo que lo son.
El contorno de su rostro es perfilado y puedo ver su mandíbula marcada. Sus labios son de un rosado intenso y cuando se los lame o muerde, se ponen rojos. Su labio inferior es ligeramente más grande que el superior. Pero creo que se ven perfectos así.—¿Qué haces tanto tiempo aquí encerrado? —le pregunto.
Dirige su mirada hacía una estantería completa de libros. Jamás la había notado.
—¿Con que chico lector? —no me lo esperaba.
Jamás hubiera imaginado que alguien que ama tanto las fiestas tenga tiempo para abrir un libro y disfrutar su magia, pero nuevamente, he juzgado al libro por la portada.
—¿Enserio lees? —no puedo creérmelo.
—Escapar del mundo por un rato se siente bien. —dice mirándome con una sonrisa pequeña en sus labios.
—¿Un rato?, tú escapas del mundo todo el tiempo. —digo riendo.
—¿Quieres escaparte conmigo? —su pregunta me saca una sonrisa la cual no puedo fingir.
—Me encantaría. —acerca su rostro lentamente.
Sus labios vuelven a pegarse a los míos, como hace un rato. Nos movemos lentamente, lo disfrutamos más así.
No puedo entender por que me perdía de todo esto. Es obvio que esta mal y que no deberíamos, pero es momento de que empiece a pensar en mi y deje de preocuparme por lo que podrá afectar a mi madre. He hecho de todo para verla sonreír, ahora es mi turno.
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VIVIENDO CON DESCONOCIDOS (Completa✔)
Novela JuvenilEmily tiene la desgracia de vivir con tres personas que no conoce gracias al enorme secreto que su madre le ha ocultado. No tenía idea de la existencia de su nuevo hogar, siquiera sabía que conocería a dos gemelos, que aunque parecen ser iguales fís...