Capitulo 5

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Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.

Los dos Uchihas no se atrevieron a levantar la mirada para enfrentar al mayor frente a ellos. Ambos se sentían como las peores escorias del planeta y todo por el semblante que permaneció en el rostro de Madara.

Indra Otsutsuki, primo y socio de los Uchihas, podía contemplar la situación frente a él. La atmósfera aunque se sentía tensa, para él, mas bien era cómica, ya que el Madara   aún no hablaba y los azabaches menores estaban muy intimidados con solo la mirada del mayor.

—Déjenme ver si entendí— dijo el mayor mirando a sus parientes con despreció—¿Ustedes me están diciendo que una diminuta mujer los tomo de los testiculos y los retorció, convirtiéndolos en unos blandengues?—Indra estuvo a punto de reír, pero se tapó la boca antes que sucediera.

—Nii san, tu no entiendes...las cosas no sucedieron de ese modo—se defendió Izuna.

—¡Además! ¿A ti que mas te da? Si tu mismo dijiste que ese era asunto nuestro—argumento Obito, sobrino de Izuna y Madara.

—¿No entienden par de idiotas..?—suspiró antes de continuar—Ustedes se la pasaron alardeando que no dejarían pasar a nadie sobre sus intereses, a pesar de mis advertencias sobre dejar ese asunto por la paz ¿Como quedan ahora siendo manipulados por una cara bonita?—Izuna sacó el sobre que le dio la Hyuga y al sentir el aroma de esa mujer, tomó valor.

—No dirías nada si la conocieras—aseguró siendo respaldado por Obito.

—Todos en la ciudad la conocen y no tiene nada que no tengan las demás modelos hermosas al igual que ella—respondió Madara, reconociendo que la chica era linda, pero hasta ahí.

—Si no las has tocado, escuchando, o lo mas relevante, si no te ha regalado una sonrisa y no te has mirado en esos encantadores ojos, no la conoces—afirmaron ambos, con sonrisas que Madara pudo identificar como idiotas.

Estuvo tentado a reírse de ellos por ser tan confiados. Esos dos eran despiadados y enérgicos a la hora de arreglar cuentas o cobrar deudas. Nunca les tembló la mano en ninguna situación, ya fuera legal, o también ilegal y ahora una chica que apenas les llegaba al hombro, los había manipulado como a un par de niños.

Ellos tenían razón, a él no le importaba en lo mas mínimo, si ese desfile se llevaba a cabo o no, puesto que fue gracias a él que dos años atrás, perdieron ante Konan, claro que él nunca se los dijo. Se molestaron tanto que desde ese día alardeaban diciendo que le darían una sopa de su propio chocolate a la amiga de Mito.

Por lo que ese mismo día por la mañana, aseguraron contarle como la mujer les rogaría por dejarla presentar el desfile y en vez de eso, vienen a decir que no le pudieron negar nada a la chica.

—Tienen razón...no la conozco, pero les aseguro que hasta el día de hoy, ninguna mujer me hará quedar como ustedes—soltó con seguridad.

—Veremos si dices lo mismo cuando la conozcas, porque estamos invitados al desfile, como también a la fiesta que se ofrece después—Izuna colocó el sobre con los cuatro boletos frente a Madara, ofreciendo también uno para Indra.

—¡Acepto el reto!—se burló Madara agarrando el boleto que le ofreció su hermano.
Ahora tenía que aguantar los berrinches de Mei, cuando se miraran en el desfile, ya que él nunca asistía a esas frivolidades. Pero tenía que reconocer que esos idiotas lograron despertar su curiosidad por la modelo, las cual logró deslumbrarlos.

[...]

—¿Te acuerdas de Mei?—pregunto Izumi a Itachi, quien afirmó ligeramente con la cabeza—Nos acaba de mandar unos boletos a Sakura y a mi, para el desfile de modas mas grande de Tokio. Será este Viernes y es en la zona exclusiva—habló contenta la fémina, mientras Itachi se perdió de nuevo en sus pensamientos, recordando lo mucho que había cambiado Hinata. Apenas unos meses atrás, tenía el televisor encendido y en uno de tantos comerciales, apareció ella junto a un tipo anunciado un perfume. No podía creer lo que miraban sus ojos, ella era hermosa, demasiado hermosa, para su modo de ver. Una nueva oleada de culpa y tristeza lo invadió, al recordar la forma en que la trató. Desde ese día, se la pasaba buscando información acerca de ella. Admiraba las fotografías donde lucía tan encantadora, tan inocente. Tenía que conseguir hablar algún día con ella para pedirle perdón, porque de lo contrario se volvería loco por la culpa.

RENCOR APASIONADO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora