No estoy enamorado

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Ese día había comenzado algo extraño, Sherlock despertó mucho más temprano de lo normal, tenía que sacar pastel sin que su madre se diera cuenta, después de todo lo encontraría extraño y no quería interrogaciones en la mañana. Al bajar lo primero que encontró en la cocina fue a su padre comiendo parte del pastel a cucharadas.

-No le digas a tu madre
-No le diré, si tu no le dices que me llevo una rebanada.
-Es un trato- Negociar con su padre siempre había sido fácil.

La señora Holmes se levantaba minutos antes del desayuno, después de todo era su marido el que preparaba la primera comida del día. Sherlock sabía esto, por eso decidió madrugar y sacar en secreto la porción de pastel que le había prometido a John.

-Papá... ¿podrías arreglar algo que rompí? Fue un accidente, lo juro.- Dijo el más pequeño de los Holmes.

-No me digas que otra vez te lanzaste a la cama, te dije que lo que sostiene el colchón es de madera, Sherlock. Si te lanzas con fuerza se rompe, ya no eres un niño pequeño.- Su padre sonó cansado, a veces Sherlock le daba mucho trabajo.

-No es eso, a veces voy a la biblioteca del pueblo, está muy vieja y rompí un estante por querer alcanzar un libro- Sherlock estaba un poco avergonzado.- Le prometí al chico que trabaja ahí que tu podrías repararlo, no quiero que tenga problemas por mi culpa.- El señor Holmes levantó una ceja ¿Desde cuando su hijo se preocupaba por no causarle problemas a los demás?

-Claro, no hay problema- Finalmente decidió ayudarlo, después de todo era un padre bastante consentidor, además tenía curiosidad de quién era el que rompió la coraza de egoísmo que cubría a su pequeño.

Después de la odisea que Sherlock vivió para llegar a la escuela, luego de que su madre descubriera los pedazos faltantes de pastel y lo viera saliendo antes de tiempo con un plato mal envuelto y "oculto" llegó al fin a su destino, en el cual esperaba su madre junto al auto cerca de la entrada del establecimiento.

-Cariño, olvidaste tus guantes- Sonrió mirando de pies a cabeza al menor.

-Los dejé a propósito, dudo que los use hoy.- La mujer comenzó a mirar a su alrededor, nadie miraba a su hijo o hacía ademán de acercarse.

-Quizá si los uses- Le entrego el par de guantes azules.

-¿No me dirás a qué viniste en realidad?

-Sabes a qué vine

-Te dije que odio la escuela y a las personas que me rodean. No tengo amigos.

-No te haría mal tener amigos, se que crees que no es importante.- Abrió la puerta del auto- No temas relacionarte con las personas, Sherlock. No todos son malos.- Subió al auto y se fue dejando a un confundido Sherlock en la entrada de la escuela.

Nunca se había planteado como un temor el no querer relacionarse con los demás, era algo más como una protección ante las experiencias vividas. Pero nunca pensó que esas experiencias lo frenaran al momento de querer tener nuevas experiencias por temor a que pasara lo mismo. Sherlock sabía que John no lo lastimaría físicamente, el mismo se vio bastante comprensivo cuando le comentó los abusos de parte de sus compañeros de la escuela cuando era más pequeño. Lo que Sherlock quería evitar con John era la dependencia, no quería que si en algún momento alguno de los dos debía tomar un camino diferente eso lo lastimara, no quería extrañarlo, no quería pensar en el por las noches al no poder conciliar el sueño, no quería componer canciones que reflejaran todo lo que sentía por John y aún no podía comprender. No quería sentir amor... "No estoy enamorado, que estupidez" se dijo a sí mismo a eso de medio día mientras miraba por la ventana del salón.

Incompetencia / Teenlock AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora