Tristeza y Soledad

1K 85 13
                                    

Te levantaste adormilada, tocaban el timbre de tú puerta innumerables veces, bajaste y al abrir te topaste con un nuevo cartero

- hola, eh... ___ H… -lo interrumpiste antes que dijera tú apellido.

- sí, soy yo

- perfecto, que bueno que no me equivoqué -te entregó un para de cartas- soy nuevo, Christopher, puede llamarme Chris

- ajá -tomaste tus cartas sin prestarle atención- ¿es todo?

- si -Redbeard salió corriendo y fue hacía el cartero ladrando- aw que linda perra

- es perro -rodaste los ojos- ya Redbeard -éste fue a tú lado mirando al cartero.

- que raro nombre -ríe.

- pues sí, a mi me gusta -alzaste al cachorrito- en fin, adiós

- adiós...

Le cerraste la puerta en la cara y bajaste a Redbeard riendo

- ay amiguito -lo acariciaste- bien hecho -lamió tu cara- ya, para -miraste la hora- no, tengo que ir a trabajar... al hospital... dónde solía ir... -saliste corriendo hacia las escaleras.

El perrito ladró para que lo subieras, lo tomaste en brazos, una vez en la habitación te pusiste a llorar, te sentaste en el suelo afirmando tu espalda en la cama y escondiendo tu cara entre tus piernas.
Redbeard empezó a ladrar de nuevo hacia la ventana, los ladridos opacaban a tú llanto

- ¡ya Redbeard! -dijiste levantándote y secando las lágrimas que habías derramado- no se a que le ladras -fuiste por ropa y te metiste al baño para cambiarte.

Redbeard seguía ladrando hacia la ventana, la cual de repente se abrió revelando al detective

- shhh -dijo Sherlock- calla, harás que me descubra -lentamente pasó y se acuclilló para acariciarlo- pulgoso, tú y yo tenemos que arreglar nuestras diferencias, se supone que tienes que ayudarme a que ___ no sufra -el perrito lamió su cara- ¿eso es un sí? Y otra cosa, no puedes llamarte Redbeard, cuando yo vuelva te elegiremos otro nombre -susurró.

- ¡Redbeard! -dijiste desde el baño- ¿qué pasa?¿por qué no ladras?

- cuida de ella por mí -susurró Sherlock saliendo por la ventana.

- ven Red -lo tomaste- te dejaré algo de comer antes de irme -pasaste junto a la ventana.

El detective pudo ver tus ojos hinchados de tanto llorar, se sintió mal al verte de aquella manera, suspiró pesadamente y se bajó de donde se encontraba, se puso una capucha para no ser reconocido, su teléfono sonó, era un mensaje de voz tuyo

Hola Sherlock, yo de nuevo, no se donde estas, pero espero que te encuentres bien -se escucha como sollozas- John... John también dejó mensajes en el teléfono con la idea de que nos escuches... creo que mejor tomaré terapia, t~te amo

No pudo evitar derramar lágrimas al escucharte, se limpió y buscó el contacto de Mycroft para llamarlo

- ¡por qué saliste sin avisarme! Se supone que no puedes salir -dijo el mayor de los Holmes.

- Mycroft, por favor...

- ¿otra vez fuiste a espiar a ___? -se pasó una mano masajeando sus sienes.

- ya no aguanto, voy a volver con ella

- Sherlock, paso sólo un mes desde que fingiste tu muerte

- ¡y ella está cada vez peor! -gritó el menor de los Holmes- necesito que sepa que estoy vivo

- no, Sherlock...

- una vez me dijiste que debía cuidarla porque las personas no se interesan en gente como nosotros ¡déjame ir a verla!

- suspiró- déjame pensarlo, yo te llamo

- sabes que si dices que no, lo haré igual

- Sherlock, no puedes...

- ella me extraña, y yo a ella

- sólo te estoy pidiendo que esperes. Antes ni siquiera te interesaba conseguir novia y ahora...

- Sherlock lo interrumpió- ahora extraño mucho a mi esposa

- ¿q~qué? -dijo Mycroft en shock.

- como oíste, tienes cuñada. Yo tengo esposa y ahora me necesita, adiós Mycroft

- Sherlock vas a arruina... -el detective colgó antes que su hermano terminara de hablar.

Se dió la vuelta dirigiéndose a tú casa nuevamente, pudo ver como cerraste con llave la puerta principal y salías a la calle deteniendo un taxi
Subió sin ningún esfuerzo hasta tu ventana del segundo piso, la abrió y entró, bajó por las escaleras cuidadosamente encontrando a Redbeard, lo tomó entre sus brazos y se sentó en tu sofá acariciando al cachorro.

El amor es una desventaja peligrosa(Sherlock Holmes)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora