Capitulo 4

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El trabajo era un verdadero dolor en culo, estaba harto de ir y venir con montones de bolsas de cemento, ladrillos, entre otras cosas para la remodelación del edificio.

Una cosa era trabajar para mantenerse, y otra muy diferente ser el esclavo de una compañía negrera. Si bien, esa era a penas la primera semana de trabajo, no esperaba que fuese tan duró y difícil, no espero que fuese tan extremo, pero a decir verdad, que se podía esperar si tenían que terminar la remodelación antes de la fecha acordada.

Para el final de la tarde, JongIn estaba cansado, más que cansado, agotado física y mentalmente. Su cuerpo dolía como el infierno, y el hambre atroz que tenía hacía que su voluntad de caminar se doblegará. Solo quería llegar a descansar y recostarse en una suave y cómoda cama y reposar todo su cuerpo, recuperar las energías para el siguiente día. Pero todo era una mierda.

Tenía que llegar a una casa que no era suya, dormir en un frío e incómodo Futón, el piso era demasiado duro, y puede jurar que llegar a la casa de JungSuk sería en vano, no creé que habría alguien en ella.

El chiquillo le había dicho en esa mañana que su madre iría al trabajo antes de su hora de entrada, según el niño, ella tenía algunos asuntos que arreglar con su jefe, y en cuánto al niño, saldría para hacer un trabajo de la escuela.

¡Genial!

JongIn solo quería comer y dormir y no habría nadie en esa casa, no tenía caso llegar temprano, aunque bien se había dicho que no lo haría de todos modos, no quería ser una molestia, y sobre todo no quería encariñarse con esas personas, aunque el niño le parecía más mono de lo que fue JungSuk.

Con el cuerpo aún doliéndole, JongIn checó la hora en su celular y notó que eran las siete menos cuarto, sería inútil llegar y quedarse fuera de la casa esperando como un idiota. Si bien SooYoung le había dicho que tomará la llave del chiquillo para entrar cuando quisiera, JongIn no lo quiso hacer, eso era demasiado encajé, y JongIn no le agradaba la idea de llegar del trabajo como Pedro por su casa, además, ya era demasiado con los chismes y rumores que ya andaban corriendo por el vecindario.

Las vecinas chismosas de SooYoung murmuraban que un hombre de buen aspecto entraba a la casa de una mujer viuda y con un hijo. No era necesario ser un genio para darse cuenta que el hombre de buena apariencia era él y la viuda con un hijo era ella.

JongIn no les prestaba demasiada atención a los chismes de señoras viejas que no tenían nada que hacer en sus casas, no le importaba por qué al final de cuentas solo pasaría unos cuantos días más allí y se iría para no volver jamás.

Borrando esos malos pensamientos de su mente, apretó el botón del autobús para marcar su bajada, tenía un plan en su mente para esa tarde noche. Como no habría nadie en la casa donde se quedaba, pasaría antes a comer algo en algún puesto de comida callejera. No sería un gran banquete, pero al menos el hambre pasaría. Que más quería JongIn llegar a casa y preparar sus alimentos él mismo, alimentos que le servirían como energía para el día siguiente y le aportarían todos los nutrientes que él quería. Sin duda una buena comida casera le sentaría bien, pero por el momento se conformaría otra vez con la mala comida de una parada antes de la casa de SooYoung.

Sin más, el autobús se detuvo y JongIn bajo de inmediato, acomodó la mochila que traía consigo dónde como buen obrero contenía un desodorante, su perfume favorito y el cambio de ropa sucia, obviamente, que por cierto, ese era otro de los grandes problemas que tenía. Si bien no traía mucha ropa consigo, lavarla era un verdadero reto, SooYoung había dicho que ella misma podía lavar su ropa, pero a JongIn le molestaba que alguien más tocará sus pertenencias, aunque para ser sinceros, no sabía si esa mujer podía tener tiempo para lavar, la verdad era que, esa mujer solo dormía en el día, y cuando JongIn se levantaba por las mañanas, la pequeña y hermosa criatura que tenía por hijo, ya tenía el desayuno preparado, había una taza de buen café caliente para él, y unos panqueques con aroma a vainilla esperándolo, y no tanto eso, sentía como el chico se levantaba temprano para hacer quehaceres antes de ir a la escuela, ¿A caso esa mujer hacía algo más que dormir?

El Amigo de mi PadreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora