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La Academia estaba algo cambiada desde la última vez que Ana Julieta estuvo allí. Habían pintado las paredes de otros colores, cambiado las fundas de los cojines, la terraza tenía más sofás y muchas más plantas, la zona de vestidores ya no era de un color anaranjado... Y, en el fondo de su ser, la chica morena lo agradecía. A partir de aquel momento iba a volver a pasar muchas horas allí y aunque sólo fueran cambios mínimos le ayudaban a pensar que era un sitio distinto.

- ¿Os gusta la nueva Academia? - preguntó Noemí a los chicos. Ambos asintieron.

- Es diferente - musitó Anajú.

- Siempre se intenta modificarla un poco. Me alegra que os guste - los tres se fundieron en un abrazo colectivo, haciendo aquel momento más entrañable. - ¿Queréis ir a tomar un café antes de la entrevista?

- Claro, nos irá bien para despejarnos - contestó rápidamente Flavio. Sabía que su amiga y nueva compañera de trabajo necesitaba salir de allí pero ella nunca se atrevería a decirlo.

Los tres salieron de La Academia hablando de cómo iban a funcionar las cosas, preguntando todo tipo de dudas sobre sus nuevos roles allí, intentando nutrirse de la experiencia de Noemí Galera. La verdad es que los dos jóvenes estaban especialmente nerviosos por la entrevista que iban a dar en apenas un par de horas en prime time. Era una cosa sencilla ubicada en el nuevo plató de Operación Triunfo dónde explicarían todo tipo de cosas sobre aquella nueva edición. Por suerte, no iban a estar solos con Roberto, los profesores les acompañarían y, por supuesto, Noemí y Manu quienes querían anunciar su retirada para dejarles paso a ellos dos.

Tras charlar un rato de sus vidas, sus carreras musicales y recordar anécdotas del pasado, llegaba la hora de acercarse al plató, aunque quisieran no podían retrasar más ese momento. Nada más entrar en aquel plató, el cual ambos recordaban a la perfección, vieron que los sofás eran distintos, que la mesa del jurado se había cambiado de posición y que la pasarela ya no era recta, sino que cruzaba en diagonal todo el plató. Aquel año los colores predominantes en el plató eran el morado y el naranja. Una combinación a priori extraña, pero que estaba tan bien equilibrada que era perfecta.

- ¿Nerviosa? - susurró Flavio mirando al infinito. - En unos veinte minutos estaremos sentados en esos sofás. - Anajú tragó saliva, nerviosa. - Y pasaremos de ser ex-concursantes a ser profesores.

- Esto es muy fuerte, Fla. - susurró la chica.

- Demasiado. - se cogieron de la mano y se sonrieron. - Vamos a prepararnos, que tenemos que estar guapos.

- Tú siempre estás guapo - el comentario de Anajú hizo sonrojar a aquel chico de gafas. - Venga vamos.

Caminaron entre bastidores y pasillos varios que conocían la mar de bien, hasta que llegaron donde estaba peluquería, vestuario y maquillaje. Flavio picó a la puerta, pidiendo permiso para entrar. Una voz se oyó al otro lado y ambos entraron en la estancia. De repente los vieron: a los profesores, aunque no a todos ellos. Empezaron a abrazarse y a darse besos entre ellos, emocionados por ese reencuentro. Ana Julieta buscaba por toda la sala a una persona en concreto, pero no parecía que estuviera allí. Se encogió de hombros y siguió saludando a todo el mundo. Pero tres segundos más tarde la puerta se volvió abrir y por ella apareció la persona a la que Anajú deseaba ver.

- ¡Pero illooooooooooooooooooo, qué guapo, tío! - gritó. Anajú reconoció esa voz en cualquier sitio y sonrió al ver que su manera de saludarla era imitando, nada más y nada menos, que a Hugo. - ¡Qué ganas tenía de verte! - añadió abrazando a la chica de la peca.

- Yo también. ¿Cómo estás? - respondió ella súper efusiva.

- ¡Estupendamente! ¡Con muchas ganas! ¿Vosotros? - Iván deshizo el abrazo para poder saludar a Flavio con la misma efusividad que había saludado a Anajú.

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