Al acabar la entrevista, Anaju y Flavio se quedaron charlando con el resto de personas que había en plató, con naturalidad y calma. Todos les felicitaban por sus grandes intervenciones y por su saber estar. Estaba claro que iban a ser unos dignos directores y eso les hacía muy felices a ambos. Cuando salieron del plató se fueron a la misma sala en la que se prepararon, ya que allí tenían todas sus cosas. Ana Julieta se acercó a su bolso y rebuscó en él hasta encontrar su teléfono móvil. Entre todos los mensajes de apoyo de amigos y familiares encontró algo que no se esperaba ver: tenía cinco llamadas perdidas de Hugo. El corazón le dio un vuelco imaginando la posibilidad de que hubiera visto la entrevista. ¿Era aquello posible? Se intentaba autoconvencer de que no era posible, hacía mucho tiempo que no hablaban entre ellos y que se habían perdido la pista mutuamente. Le resultaba extraño que el chico se pusieran en contacto con ella, a pesar de todo. Sus mejillas enrojecieron recordando las palabras que había dicho y cómo al final tuvo que ceder y admitir que estaba hablando de él. Se apuntó mentalmente matar a Roberto Leal por aquello.
De repente, dos mensajes aparecieron en la pantalla de aquel aparato. Los dos de Hugo, otra vez.
Hugo [14:16]: Entiendo que no quieras hablar conmigo después de lo que has dicho de mí en la televisión nacional....
Hugo [14:16]: Pero... podrías cogerme el teléfono, ¿no? ;)
Ana Julieta suspiró y rodó los ojos, no podía creer que después de tantos años Hugo siguiera siendo el mismo de siempre. Con sus aires vacilones, con su chulería encantadora. No le dió tiempo ni a responder el mensaje que su teléfono volvía a sonar.
- ¿Llamas para regodearte de mi ridículo en la televisión nacional? - preguntó ella con sorna nada más descolgar el teléfono.
- ¡Vaya! ¡Me has contestado! - contestó Hugo incrédulo riéndose. A los dos se les paralizó el mundo en escuchar la voz del otro, en sentir su respiración al otro lado de la línea. Hacía demasiado tiempo que no hablaban por teléfono. Y era una sensación rara. Cómo si nada hubiera cambiado.
- Pues claro, me has llamado. - Anajú contestó con normalidad, aunque su corazón estuviera bombeando fuertemente. - ¿Qué querías?
- A si que soy buen compositor, ¿eh? - le picó él riéndose.
- Sí que llamabas para regodearte - y la risa de la morena se unió a la de aquel chico.
- Un poco - admitió Hugo. - Pero, ahora en serio, ha sido bonito. Gracias.
- No las des que quizá algún día pierdes el puesto.
- No hay nadie mejor que yo, Ana Julieta. - sentenció Hugo. - Nadie.
Anaju se dio cuenta que, de los nervios, se había puesto a deambular por aquella habitación mientras intercambiaba palabras con aquel chico rubio que se encontraba a miles de kilómetros.
- Baja de la nube, Huguito. - rió. Entonces se percató de que había alguien en la puerta que estaba observándola con una expresión inquisitiva y risueña. Ella ni se había dado cuenta, puede que hubiera estado ahí desde el inicio de aquella conversación. - Tengo que dejarte...
- Vale, vale. Capto que eres una persona ocupada.
- La verdad es que se me ha complicado la vida - admitió ella. - Cuídate mucho.
- Tu también - Hugo respondió al segundo por miedo a que ella colgara antes de que pudiera decir nada. - Y mucha suerte.
- Gracias, la necesitaré - y, sin dar pie a que aquella conversación fuera a más, Anajú colgó.
La chica dejó su móvil en el bolso y se giró para mirar a aquella persona que estaba en la puerta y empezó a reír incontrolablemente. Ni ella misma sabía porqué se reía, quizá por el surrealismo de la situación, quizá porque estaba contenta de volver a escuchar la voz de aquel chico, quizá porque estaba nerviosa...
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La Directora
SonstigesAño 2030. Han pasado diez años desde que la edición más icónica y surrealista del talent show acabara. Y la vida después de eso continua, aunque no lo parezca. Pero a veces el tiempo te sorprende y te vuelve a poner en el mismo lugar, cómo si quier...