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Anajú [9:25]: En cinco minutos estoy en tu puerta con el coche. No me falles :)

Flavio miró su notificación del móvil y sonrió. Qué feliz era de ver el cambio que había dado su vida. Cuando salió de La Academia se mudó a Barcelona para continuar estudiando en el conservatorio, a seguir formándose para ser un buen músico. Aunque también dedicó tiempo a su carrera como artista, grabando un par de discos. Fue un camino divertido, donde experimentó con quién quería ser, qué tipo de música quería hacer. Diez años después, habiendo completado sus estudios, acababa de sacar su tercer disco con temas compuestos por él y con arreglos propios y tenía un trabajo estupendo en el programa de televisión que le cambió la vida.

Flavio [9:26]: Ya bajo al portal, tranquila. Que no llegaremos tarde :)

Cogió su chaqueta, la cartera y las llaves de casa y salió por la puerta. Sonrió al pensar en que Ana Julieta estaba hecha un manojo de nervios y, en el fondo, él también. La noche anterior había sido la primera gala de la edición, donde los concursantes descubrieron quiénes entraban en La Academia y qué dos se quedaban fuera. De dieciocho solo entraron dieciséis, como todos los años. Hoy, después de la noche de sentimientos de ayer, debían enfrentarse a los concursantes y hacer el repaso de gala junto a ellos. Su primer repaso de gala como directores de esa academia tan famosa.

No pasó mucho tiempo hasta que Flavio divisó el coche negro de su amiga y compañera de trabajo. Cuando ella paró delante suyo, él rodeó el coche, se sentó en el asiento del copiloto y le dió un beso en la mejilla a la morena antes de abrocharse el cinturón.

- ¿Has dormido? - preguntó mirándola

- Joder, cómo me conoces... - rió ella. - Nada de nada - negó. - ¿Y tú qué?

- Algo... pero no mucho- Flavio se encogió de hombros. - Es raro. Pero raro en el buen sentido.

- Antes de subir, nos tomamos un café bien cargado juntos y repasamos algunas cosillas - propuso ella mientras conducía por las calles de Barcelona.

- Me parece bien... - accedió el chico de gafas. - ... señora directora - añadió provocando la risa de ella.

- Suena bien, ¿eh?

- ¡Pues claro, tonta! - él le dio un golpe suave en el hombro.

Y así fue todo el viaje en coche, entre risas, canciones, consejos y confesiones. Y es que así eran ellos. Desde que Flavio estableció su residencia en la ciudad condal ambos se habían hecho inseparables. A veces estaban largas temporadas sin verse, cómo justo antes de embarcarse en esa aventura, por de trabajo... pero nada que las nuevas tecnologías no pudieran arreglar. Podría decirse que sabían casi todo el uno del otro y que siempre habían estado apoyándose en los momentos difíciles y celebrando los pequeños logros. Era por eso que ambos estaban felices de afrontar esta nueva etapa de su vida juntos.

*

Flavio y Anajú entraron por la puerta de La Academia a las once menos cinco y fueron recibidos por algunos de los concursantes que andaban por el salón y la recepción. Estaban todos emocionados, cansados y eufóricos. Típico después de una gala. Tras los abrazos varios se dirigieron a la sala de ensayos para poder prepararlo todo. Nada más entrar ya vieron a un par de concursantes sentados en el sofá, esperándolos. Anajú les sonrió y les abrazó cuando llegó a su posición.

- Me recuerdan a alguien llegando siempre la primera a todo - le susurró Flavio a la morena.

- Cállate - rió ella, pero sabía que en el fondo tenía razón.

Después de preparar la televisión para ver el repaso de la gala, se sentó en la silla al lado de Flavio y observó la sala de ensayo. Esa sala en la que había vivido tantas, tantísimas cosas. Pero un recuerdo predominaba por encima de todos los demás. Aquel veintinueve de febrero trágico y mágico a la vez. Recordó cómo Hugo fue a buscarla porque ella estaba bastante baja de ánimos, los chupitos de agua y limón, los bailes en aquella sala, sus risas, sus brazos cogiéndola por la cintura. Y sonrió porque no podía permitirse llorar. Aún así, por primera vez, en mucho tiempo sonrió al recordar a Hugo.

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