Descendientes

El Decreto

James estaba en medio de una elegante habitación parado sobre un pequeño pedestal, con brazos extendidos, un sastre tomaba medidas y ajustaba la tela para que el traje que usaba quedarase perfecto. Si, el príncipe de Hogwarts tenía que usar un traje perfecto. Mientras el sastre hacía con un dedicación su trabajo, James miraba por la ventana, veía el límite del reino, donde la tierra se convertía en mar, y a algunos kilómetros, una isla, una gran isla encerrada en una burbuja, sabía bien quienes estaban ahí, y esa eso lo que lo tenía pensando.

-James- lo llamó una voz masculina

James regresó la mirada y vio a su padre entrar con su madre del brazo, sonrió y se acercó a abrazarlos.

-Padre, Madre- dijo con una sonrísa

-Sigo sin poder creer que vayas a ser coronado rey dentro unos meses, ¡eres muy joven! - bromeó Fleamont Potter abrazando com fuerza a su joven heredero.

-Falta poco para que cumpla 19 cariño, esta en buena edad.

-¡es muy joven!

-Eso hiere mi orgullo ¿acaso mi padre cree que no puedo gobernar correctamente? -pregunto James con un falso tono de indignación.

-No- respondio con una sonrisa, haciendo molestar a su hijo

-¡Padre! -se quejo este.

La Reina y el Rey rieron ante la pequeña rabieta del menor, que al terminar de reír junto con aus padres, tomó el valor para decir lo que tenía en mente.

-Padre.. ¿Recuerdas a Sirius?

-¿Tu amigo? Claro que si, si hasta me sorprende no verlo aquí.

-Bueno, yo, estaba pensando, Sirius es hijo de Walburga Black, alias, Cruela de Vil

-Es divertido pensar que su hijo puede transformarse en un perro- se burló Charlus, ganándose una leve reprimenda de su Euphemia

-Continúa cariño-

-Pero hay algo que no lo ha dejado en paz y a decir verdad a mi tampoco

-¿Y eso es?

-... Regulus Black

Antes la mención del menor, la expresión de Fleamont Potter se endureció.

-¿el hijo menor?

-Lo dejamos atrás, papá, Sirius sólo piensa en que dejó sólo a Regulus con Walburga, así que... Basándome en eso pensé....que ya decidí mi primer decreto real.

Euphemia y Fleamont intercambiaron miradas intrigados.

-Traer a los jóvenes de la isla a estudiar y vivir aquí. Seran solo 4-aclaró- y si sale bien, iremos trayendo más
Espero la reacción de su padre a su decreto, esperando de todo, era cierto que Sirius regularmente se veía preocupado pensando en cómo estaría Regulus, con esa loca. Pero ahora el pensaba ¿Por qué los demás hijos no recibían una oportunidad? Después de todo, ellos eran inocentes de los actos de sus padres.

-¿¡Traerlos aquí?! ¿¡A los hijos de nuestros enemigos?!

Enojo, vale, lo tenía previsto.

-¡Sirius demostró que no tiene importancia de donde vienes si no lo que piensas! ¡Los padres habrán hecho atrocidades pero los chicos son inocentes!

-Charlus, tiene razón- le calmo Euphemia- lo niños son inocentes.

James agradeció a Merlín que su madre estuviera de su lado, convencer a su padre el sólo hubiera sido horriblemente difícil.

-Ya fueron seleccionados.

Fleamont tenso la mandíbula, la idea no le gustaba en lo absoluto pero vale, su hijo tenía razón, Regulus era inocente de los crimenes de su madre al igual que Sirius.

-¿Quienes son sus padres? -preguntó ante que nada

-Walburga, obviamente- empezó, pero tomó aire- el sacerdote Tobias Snape.

Alguna mucamas voltearon a verle, bien era sabido que el tipo era un misogino racista, todas temerian de su hijo.

-el... .hombre sombra.

A todos en la sala los recorrió un escalofrío, de sólo pensar en sus trucos y trampas que ese hombre causo, el jugar con magia así.

-¿¡Ese maníaco budú!?

-¡Flemaont! -le recriminó su esposa, el rey respiro, calmadose

-¿Quien es el último?

James respiro profundo, ese iba a ser el peor

-Abraxas Malfoy

Sólo escuchar ese nombre todos en la sala dieron un leve brinco, soltando lo que tenían en las manos. El pobre sastre tiro su libreta y pluma levantándose de un brinco.

-¿¡Maleficent?! ¿¡Estas loco, hijo?! ¡El es peor de todos los que existen en esa isla!

-Escuchame, ¡su hijo no ha hecho nada malo! ¡Nada nos dice que el hijo de Tobias sea un misogino racista! ¡Ni que el otro sea un amante del budú!

-¡Son culpables de horribles crímenes!

-¡Pero son inocentes sus hijos, padre, están abandonados así como así, no es justo para ellos!

-Fleamont, tiene razón, los chicos merecen otra oportunidad- razonó Euphemia.

Flemaont vio los ojos de su esposa e hijo, ambos esperaban su respuesta, aunque si algo le quedaba claro era que ninguno de los dos iba a flaquear ante nada y de igual manera traerían a los chicos aunque tuvieran que hacerlo de contrabando

-Supongo...que tiene razón....

Fleamont se retiro del lugar sin saber que mas decir, vería que tal iba, con Sirius había resultado todo increíblemente, aunque el chico fuera bastante escandaloso y algo revoltoso, siempre estaba feliz y dispuesto a ayudar.

James vio a sus padre irse y se asomo a la ventana.

-¡CHICOS! ¡FUNCIONÓ!

Sirius, Remus y Peter, que estaba escondidos en el tejado del castillo, alzaron la cabeza y rápidamente entraron a la habitación.
Sirius tenía sus rizos negros en una media cola de caballo, fuera de su cara, sus ropas negras u rojas, mientras detrás de el estaba Remus Lupin.
Hijo de caperucita roja, que se caso con el cazador pero el lobo feroz, en venganza, le transformó en una bestia, en un hombre lobo, sus ojos eran color miel y su cabello rubio trigo. Al final estaba Peter Pettegrew, hijo de uno de los ratones de cenicienta. Capaz de transformarce en una rata, rata y ratón son diferentes pero su madre era una rata así que heredó esa parte.

-¿¡En serio Prongs?! -preguntó incrédulo Sirius tomando los hombros de su amigo- ¿¡Traerán a Regulus?!

-¡Si Canuto! ¡Lo traerán! ¡Llegarán en unas horas!

Sirius se convirtió en un gran perro negro para salir corriendo del lugar a preparase para la llegada de su hermano menor, ese que a estado extrañando desde hace 7 años después de ser separados.

Peter seguía temblando un poco ante la idea de tener hijos de villanos entre ellos, era sólo....increíble, eran de mundos tan diferentes, así que corrió tras de Sirius, mientras Remus veía por la ventana junto con James.

-¿Como crees que sean? - le preguntó James a Remus.

-Suficientemente fuertes como para sobrevivír a sus padres en ese lugar.

Ambos vieron la isla, viendo a lo lejos una pequeña silueta alzarse por los aire, fácilmente confundíble con un pajaro.