¿Qué Hace A Un Villano?

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Esa noche ningúno de los 4 villanos durmió, todos pensando ¿era real que eran villanos? Entonces...¿Por qué no se sentía cómo tal? Lucius se sobresalto cuándo sintió un bulto a su lado, abrió los ojos que estaban brillando en verde, alerta, pero volvieron a ser grises al ver que se trataba de Barty, que igual que cuando eran niños, se colocaba bajó su ala. Solía hacer eso cuando tenía pesadillas que no eran lo suficientemente aterradoras cómo para hacerlo llorar pero sí para atemorizarlo, nunca se abrazaba a él, sólo se pegaba con su muñeco en su pecho y usando su ala cómo frazada. No lo hacía desde que llegaron.

-Lu...-llamó en la oscuridad Barty-....¿Qué hace a un villano?

-Supongo que....la necesidad de ver a los demás sufrir para tú deleite personal o para calmar el dolor dentro tí- razonó Lucius viendo a las cortinas cerradas que impedían ver el paisaje nocturno.

-…yo no quiero ver a los demás sufrir, no soy un villano, Lucius, y tu tampoco- le dijo mientras se acurrucaba abrazando su muñeco.

Lucius se quedó pensando, aún cuando Barty se quedó dormido, no, no quería ver a los demas sufrir, pero...era la sombra de su padre y siempre lo sería. Ninguno ahí quería ver a los demás sufrir, pero no tenían opción, era su "destino".

Ese era él destino de todos en el cuarto, ser la sombra de sus padres, no importaba a donde fueran, siempre estarían con la sombra de sus padre sobre ellos. Marcando cada paso, viendo cada error, no tenían el lujo de equivocarse al ser hijos de sus padres. No podrían tener una vida normal, ya que al más pequeño desliz de indiferencia serían acusados de malvados y egoístas, las cosas funcionaban diferentes y no lo entendían, jamás lo harían.

Severus abrió los ojos sin moverse, no era el tipo de villano que su padre había sido, él deseaba ser cómo su madre, alguien que se preocupaba por los demás, medimago tal vez, lo que más le gustaba, le salía y siempre le había apasionado eran pociones, soñaba convertirse en pocionista. Pero no podía, tal vez su padre le valía un comino, pero Walburga era historia opuesta, esa mujer lo había tomado bajó su cobijo, tenía que retribuirselo de alguna forma. Irónico que esa forma fuera cuidando a uno de sus hijos reales y lastimando al otro, no quería lástimar a ningún integrante de la familia Black, familia que lo acogió y cuidó, era una deuda moral y un choque de interéses.

Regulus apretó la mandíbula, su madre ya se había decepcionado de Sirius, él se había ido sin decir adiós. Había entrado en un dilema emocional del que los chico tuvieron que sacarlo, por un lado quería, amaba, a su madre, era su madre después de todo, quería que estuviese orgullosa de él, sólo lamentaba que su orgullo se ganara de una manera tan cruel y mezquina cómo para hacerlo flaquear sobre si realmente quería hacerlo, si realmente valía la pena. Si le hubieran preguntado en la isla, no lo habría dudado, pero ahora, no sabía si era la magia de Hogwarts o la lejanía de todo lo que conocía, menguaba y temía hacerlo. Ya lo había comenzado, ya no podría echarse para atrás de nuevo.

¿Que hace a un villano?

Mentir.

Regulus reía estando a un lado de James, quien tenía una mano en su cintura y lo pegaba a él, mirándole con ojos brillantes y una sonrisa deslumbrante, le devolvía la sonrisa pero cuando James desviaba la vista, se apagaba. Mentía cuando decía que era solo juego, mentía cuando decía que era real.…era sólo una mentira, el resultado de un hechizo, de estar en todos sus sentidos, el futuro rey jamás hubiera aceptado estar con un villano cómo él. Todos los días era lo mismo, el otro le miraria con amor en los ojos y él le seguiria la corriente, olvidaría que es una mentira y luego lloraría en su cuarto con el consuelo de su pandilla. Una mentira vil digna de un villano, porque todo ese amor que James le juraba era una mentira, una ilusión que rompería llegado el momento. El hombre le estaba enseñando su piel más sensible y él tenía un puñal bajó la manga. No sabía a quién le dolería más esa a puñalada por la espalda, a él o James.

Estafar.

Peter iba tranquilamente a un lado de Barty, a quien nadie se le acerca. Siempre con jugarretas y trucos de cartas que atraían la atención, a Peter le encantaban, pero Barty los había aprendido para distraer y que sus amigos pudieran tomar lo que necesitaban o huir de donde estaban. Era un truco de estafadores...y estaba funcionando. Distraía a Peter y lo hacía sentir confiado cuándo él no era una buena persona, le confiaba información que no debería, sentimientos que eran importantes e ideas/inseguridades que no eran adecuadas tocar. Confiaba demasiado en él, estaba confiando en alguien que se dedicaba a robar, alguien que sonreía y actuaba para despistar, jamás deseo más que ahora que sus actos fallarán, que Peter se descantara y se alejara, le estaba vendiendo una coraza de él que no podría mantener por mucho tiempo. Era un estafador su trabajo: engañar con un acto.

Manipular.

Lucius sonrió cuando Remus comenzó a hablar con él, desde que le contó sobre la verdad de su padre, se prestaba a todo, siempre lo acompañaba, lo escuchaba e incluso le cumplía cualquier capricho, sea ir por una de esas rosquilla con mermelada dentro, o volar un rato en el campo de Quiddicht, no le negaba nada que le pidiera, a un punto que lo dejaba acariciar sus alas y tocar sus cuernos. Disfrutaba hacer esas cosas, pero...le gustaba por estar con él, aunque fuera vil manipulación. Porque viéndolo por donde sea, estaba abriendo caminó para el regreso de su padre, daría todo lo que tenía por poder desglindarse de todo ese asunto del mal y Abraxas, simplemente lo que fuera. Le había tomado tanto cariño a ese lobo que ahora dolia en el pecho, había aprendido que el amor sólo era una daga de doble filo, sentía los profundos cortes de esta cada que se daba cuenta que lo estaba manipulando tan fácil, que el otro se dejaba guiar por su palabras debido a la amistad y confianza que habían construido entre ellos. No importaba lo que dijera, era un villano con cara bonita y sus cuernos en la cabeza sólo revelaban su naturaleza real.

Egoísmo.

Se repitió una y mil veces que no podía apegarse a nada ni nadie, no quería dañar a nadie cuando toda esa mentira se cayera en pedazos y la desgarradora verdad quedará al descubierto. Pero egoístamente quería sentirse bien, quería algo de bienestar para si mismo. Sabía que lastimaria más a Black cuando la verdad se diera a conocer si seguía saliendo con él, si seguía permitiendo que se acercara y apegara, pero no le importaba al ver esos ojos grises alegrarse cuando salían los dos o le ayudaba con algo de clases. Sólo le importaba pasar un bueno tiempo con él, estar feliz en su compañía, era una cosa suya, un pensamiento de felicidad egoísta que terminaría por destrozar a Black, no podía evitarlo. Que alguien se sintiera feliz de verlo, alguien más aparte de su pandilla con quien podía bajar la guardia y relajarse era sumamente encantador, a un punto que poco le importaba sacrificar la misión por sólo ser feliz un rato. Sí, era egoísta.

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