Descendientes

Coronación

Todo el maldito lugar estaba a morir de decoraciónes, cintas y confeti.

Regulus vestia un elegante traje blanco y negro, parecido a cuando llegó pero menos... "malvado", estaba cuidadosamente planchando y su cabello arreglado, de sus orejas colgaban pendientes brillantes de plata, cualquiera que lo viera regresaría la mirada por lo perfecto que se veía pero la verdad aquel muchacho se sentía más horrible que un troll, se veía en el espejo pero simplemente no se veía a si mismo tan brillante cómo los demás decían que se veía.

-Vamos, es hora- le animo Lucius acercandose por detrás de él, cuando le encaró no necesito mas explicaciónes, Lucius le abrazo rodeandole con sus alas- hoy acaba todo- le consoló silenciosamente mientras Regulus aceptaba el abrazo.

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Tres de los más temidos villanos estaban sentados en un sillón, Bartemius encendió la televisión y se sentó en el centro del sillón, a su derecha estaba Abraxas y a su izquierda Walburga, quien se permitía comer unas cuántas palomitas mientras veía cómo poco a poco la imagen se iba aclarando.

-¡Aquí estamos en el evento más importante del año! -habló una linda princesa fácilmente reconocible a ojos de los villanos, Walburga río.

-A Druella le debe estar dando algo- se burló la bruja- ¿Cuanto a que debe estar lanzando palomitas diciendo que la desgraciada seguramente está operada? -Crouch se rio y Malfoy simplemente rodo los ojos al ver que la imagen cambió a un salón donde había un millar de principitos y princesitas adulandose los vestidos, tsk, esos bastardos huecos.

De entre ellos salió Macgonagall, la presentadora le dedico un cumplido del cual Bartemius Padre se burló, entonces la bruja destapó una tapa de vidrio que estaba cubierta con una tela, dentro de dicha tapa estaba nada menos que la ansiada varita.

-¡La Varita!- festejo el loco vudú.

-Si no me dices, no me entero- comento con amargura Abraxas.

-Ay, qué amargado- farfulllo Crouch.

-¡Y ahora llega James! ¡Con su pareja!

-Ahí esta- señaló Abraxas a la televisión, donde se podía ver claramente al heredero Potter en un elegante traje con tonos vino saludando alegremente desde una elegante carruaje sin techo- pero mira quien va con él-Walburga abrió los ojos cómo platos al ver al menor de sus hijos sentado a un lado del futuro rey con un traje blanco y negro que hacía juego con su cabello y piel blanca, sus labios estaban pintados de un pálido rosa casi imperceptible y su ojos menos remarcados, se veía tan....feliz, sosteniendo la mano de aquel chico.

-¡Pero si ese es! -dijo Crouch mientras veía la imagen.

-Mi hijo....-habló Walburga.

Walburga se fijo en la sonrisa de Regulus...él de verdad estaba feliz, cómo nunca lo había visto en la isla, esa sonrisa que portaba antes de que el inepto de su hermano se fuera, rompiendo el inocente corazón de Regulus, recordaba perfectamente cómo su pequeño hijo lloró por días abrazandola desesperadamente pensando que ella también se iría sin decir adiós. El plan era sencillo: salir se la isla, conseguir todo el poder, hacer un reinado de terror y castigar a Sirius por hacerle daño a su hermano menor para hacer a Regulus volver a sonreír y estar en paz...con el pequeño detalle de que Regulus ya había encontrado otra forma de recuperar esa sonrisa. Entre el público pudo ver a Sirius, pegado a Severus, quien estaba riendo por alguna tontería que el mayor de los Black dijo o hizo, Severus no acostumbraba a reír y menos tolerar el contacto de alguien más cómo lo estaba haciendo Sirius si no era de su pandilla o ella, los tres chicos más importantes para ella eran felices entre sí sin necesidad de que ella moviera más. El brillo de felicidad cuando aquel principito vio a su hijo y acaricia su cara con cariño le llegó más profundo de lo que le gustaría admitir, tal vez...tal vez valía la pena....renunciar si sus hijos eran felices.