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Los dos se abrazaron, el sonido del agua que fluía de la fuente de la cascada montada en la pared lentamente los estaba adormeciendo.

Jin Liwei extendió la mano para apagar las luces, de modo que las tenues luces doradas de la fuente eran la única iluminación que quedaba en el oscuro dormitorio, durante todo el tiempo durante su viaje de negocios, esperaba hacer el amor con su Xiulan por primera vez. 

Pero ahora que se reunieron, la vida lanzó una bola de mierda.

Por supuesto, él podría seducirla para que hiciera el amor en este momento, pero ambos no estaban en sus mejores condiciones, todavía se estaba recuperando de su reciente susto de salud, mientras que él todavía sufría los efectos persistentes del desfase horario, este no era el momento ideal para hacer el amor. 

Quería que sus primeras veces fueran especiales para los dos.

No quería que el agotamiento estropeara su eventual amor, por eso necesitaba esperar hasta que ambos estuvieran recuperados y llenos de vigor nuevamente.

-¿Liwei?

Estaba a punto de quedarse dormida cuando su encantadora voz lo llamó. 

-Mmn... ¿qué pasa, bebé?

-Por favor, no pienses mal de Yi Mei después de las cosas que dijo sobre ti antes, simplemente estaba actuando por preocupación por mí.

Él le acarició la cabeza y le pasó los dedos por el pelo largo y sedoso.

-Ella no es irrazonable ―continuó― No creo que intente atacarte de nuevo, ambos son importantes para mí, no quiero que luches.

-Entiendo, no te preocupes por eso ―dijo, besando su cabeza y tirando de su cintura para abrazarla más.

-Gracias, Liwei.

-Me gustaría escucharte llamarme 'cariño' más.

-Todavía creo que suena estúpido.

Se rió entre dientes. 

-Pero espero que te acostumbres pronto.

Ella guardó silencio por unos momentos antes de responder: 

-Lo intentaré.

Su mano continuó acariciando su cabello antes de ir disminuyendo gradualmente, sus ojos se cerraron.

-¿Liwei?

Sin respuesta.

-¿Estás dormido? Liwei... cariño?

-¿Hm? ―el 'cariño' lo sacó casi del sueño― ¿Bebé?

-Oh, está bien, vuelve a dormir, hablaremos de eso otro día.

Parecía que ella quería hablar sobre algo importante, por lo que se obligó a mantenerse despierto. 

-Está bien, dime.

-Quiero decir que no me gusta que hayas decidido enviar a tus subordinados a vigilarme sin hablarme de eso primero.

Él frunció el ceño. 

-¿Te refieres a la escolta que te arreglé hoy más temprano?

Ella asintió.

Él suspiró. 

-Bebé, había un montón de reporteros y fisgones rondando por el área del hospital, todos vinieron por ti, sí, había agentes de policía patrullando, pero su único trabajo era evitar que entraran al edificio del hospital, no expulsarlos por completo del área; si no hubiera arreglado de antemano la escolta para sacarte del hospital en secreto, habrían pulido como langostas en el momento en que te vieron, envié a mis subordinados para garantizar tu seguridad.

H. G. W. I. A S. |1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora