Ania Enferma

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Por el camino, Seth no paraba de pensar en eso, en cómo lo había sentido, como ambos chicos iban en su forma lobuna, Paul estaba hasta las narices del chaval.

No era porque tuviese nada en contra de él, sino porque no paraba de pensar en ella.

- "¡SI TANTO TE HA GUSTADO EL BESO CORTA CON TU NOVIA Y TRATA DE ENAMORARLA! PERO CAMBIA YA DE TEMA!" - gritó en sus pensamientos, los cuales sabía que Seth oirá.

- "Es que no se, Leyla es muy tierna y me gusta mucho también... Además Ania es mi mejor amiga." - él estaba muy confundido por cómo se sentía.

Creía que era la unión de amistad, pero ese beso no se había sentido como el de unos amigos.

- "Pues deja de dar la tabarra y quédate con Leyla." - respondió Paul cansado de la situación, rezando por llegar en poco ya y poder dejar de oír los pensamientos del chico.

- "Pero sin embargo... Ese beso..."- volvió a comenzar.

- "¡Un beso es solo eso, un beso! deja de fundirte tanto la única neurona que tienes y hablemos de otra cosa" - cortó Paul a Seth, al fin obteniendo un momento de paz.

Al regresar, se fueron a vestir y a ir a casa de Sam, llegaban tarde, y Ania debería de estar allí.

Por su lado, Ania y Emmett hablaron poco de ello, Ania sólo dijo que se había sentido raro, pero que estaba mosqueada porque la besase teniendo novia y estando en bolas.

Emmett reía tranquilamente, y al regresar Ania se vio atosigada por Alice con lo del beso, que vio en una visión.

Esta vez simplemente respondió tranquilamente que Emmett le contaría y se fue a duchar.

Ya du hada y cambiada, se puso su chubasquero, sus botas y cogió su paraguas y a su perro en brazos, corriendo a su casa para dejar al animalito allí.

Comenzó a sentirse mal, tocandose la frente supo que tenía fiebre, y era tan alta que perdió la consciencia en un momento.

Y así era cuando la chiquilla pillaba algo, desmayarse por la alta temperatura, y ser cuidada por su madre.

Pero estaba sola, así que se desmayó y quedó ahí, siendo ladrada por su perro para que se despertase.

El perrito asustado corrió hacia fuera de la casa, saliendo por la puerta para perros, y yendo lo más rápido posible a por ayuda.

Llegó a la reserva, donde se fue a casa de Emily y rasgó la puerta, queriendo entrar.

Al abrir la puerta, Emily se preocupó de ver al perro de Ania sin ella.

Avisó a los chicos y los hermanos Clearwater cogieron al cachorro, junto con Jacob fueron a casa de Ania.

Entraron por la ventana del cuarto de la niña y bajaron, viendo a Ania en el suelo, tosiendo bastante estando inconsciente.

- ¿Será un catarro? - Preguntó Jacob, tocando su frente y viendo que su temperatura corporal era incluso mayor a la de los licantropos.

- Esperemos que no. Pero ¿cómo se le cura un catarro a esta chica? - preguntó Leah.

Seth sólo tenía al cachorro en sus brazos, dandole mimos.

Ania abrió los ojos en cierto momento y se levantó, corriendo al baño para luego vomitar.

- Si, debe de haber pillado algo al saltar al río. - dijo Seth sintiéndose algo culpable.

- ¿Cómo que saltando al río? - preguntaron los mayores.

El chico tuvo que explicarles lo ocurrido y se ganó un gruñido de su hermana, y un face-palm de Jacob.

- Vale, okay, suponiendo que no tenga herpes, menos mal que la besé en nuestra cita. - dijo Leah para chinchar a Seth.

Se había decidido, trataría de salir con Ania no para ligarsela, sino para que su hermano se diese cuenta de que ella era su impronta.

- ¡¿Qué?! - Preguntó él alarmado - ella dijo...

- Se lo que dijo, hablamos de no contarlo a nadie, y vosotros tampoco lo haréis, ni si quiera le diréis a Ania que os lo he contado, me mataría.

Fueron a ayudar a la menor, esta dijo que simplemente necesitaba un baño con hielo y dormir ahí con alguien cuidando de que no se ahogue y listo, al día siguiente se habría recuperado.

Designaron que la cuidarían por turnos, no sin antes llamar a Sam y contar lo ocurrido.

Este comprendió la situación y pasaron la reunión a la semana siguiente.

Todo iba bien, la madre de Ania llegó unas horas más tarde.

Trató de hacer que se fuesen a descansar a sus casas pero ¿creéis que pudo con el cabezota de Seth?

Nel, él se negaba a dejar sola a Ania.

Madeline tuvo que ceder al ver a Jacob, este subió para volver con su amiga, y ellos, en susurros muy bajos, le dijeron a la mujer sobre lo de la imprimación de Seth y Ania que ni ellos mismos sabían.

Ella entendió a la perfección, aunque no se había llegado a imprimar todavía, pero lo importante es que no se interponía entre ellos.

Fueron cuidando entre los dos de Ania, y a la mañana siguiente, Madeline descubrió a Seth, dormido en el baño, con una mano acarrada a la de Ania, quien estaba dormida en la bañera.

La mayor vio la temperatura de Ania con un termómetro, ya estaba normal.

No la sacó, que se quedase un rato así sería bueno.

Cerró el baño y fue a desayunar.

Ania despertó con el sonido de la puerta cerrarse, y miró la mano de Seth, que estaba helada por toda la noche estar en el agua con la suya.

Ella iba en bañador, no iba a estar desnuda frente a quien no fuese su madre, pero se incorporó y sacó la mano de Seth del agua, tratando de darle calor.

Al mirar encontró al chico sentado contra la pared y la cabeza apoyada en la el filo de la bañera.

Ella comenzó a dejar pequeños besos en su cabello, recordando una y otra vez el beso de la tarde anterior.

Era horrible lo mágico que lo había sentido, tenía miedo.

Ella miró los labios del chico, desde hacía algunas semanas se preguntaba si serían suaves, ahora sabía que eran eso y más.

Él era más.

Más que un simple amigo.

Pero ella no lo admitiría, él tenía novia, y ese beso había sido un desliz de él.

Era la peor forma de empezar un noviazgo, pero esperaba que Seth no la besase más porque no sabía qué hacer en esa situación.

Temía que Seth hiciese daño a alguien por tonterías de adolescente hormonado.

Cuando Seth despertó, lo primero que hizo fue ponerse de rodillas y mirar si ella estaba mejor.

- Creo que ya no tienes fiebre. - Sonrió alegremente, acariciando la mejilla de Ania, sentía el deseo de besarla.

Ella se puso de pie y salió de la helada bañera como quien sale de un jacuzzi, con total normalidad.

Se secó con una toalla y miró al chico, el cual le pasó la ropa que su madre había dejado y, caballerosamente, se giró contra la puerta.

Ella se cambió y se acercó a Seth, quien ya era dos centímetros más alto que ella.

Habían faltado al instituto con toda la tontería.

Eclipse Durante El AmanecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora