El Cumpleaños De Sue Clearwater

979 89 2
                                    

Al montar en el coche Ania comenzó a sentir que algo iba mal, su madre iba perdiendo los instintos de licántropo, así que no olía nada.

Vió algo rojo moverse a demasiada rapidez, escuchando algo en el coche, como un choque contra este.

Su madre paró automáticamente y se bajó a revisar, pero todo estaba bien.

Ania sentía cada vez menos confianza de lo que pudiese pasar si se encontraban en la calle.

- Mamá, iré por el bosque ¿vale? - sonrió Ania.

- Vale, pero no te transformes y no te manches. - aceptó su madre.

Ania entró al coche y se puso unas botas cómodas para luego correr al bosque sin ser vista.

Como sospechaba, captó el característico olor a vampiro de Victoria, y la persiguió por 15 minutos hasta la frontera.

Luego, al notar que se había alejado demasiado, corrió hacia la reserva.

Llegó algo despeinada, pero llegó a la vez que su madre, entró al coche cuando esta aparcó y se cambió los zapatos, para luego peinarse de nuevo con el peine que su madre le ofreció.

- ¿Es grave lo que te ha hecho irte así? - preguntó su madre preocupada.

- Digamos que nos traerá problemas de nuevo, y peligro. - suspiró - Con lo bien que estábamos aquí sin más vampiros que los Cullen y yo... - se puso la mano en la nuca, aunque la tuvo que bajar de nuevo por un manotazo pequeño de su madre, la cual le decía que debía dar una buena imagen.

Llamaron a la puerta y abrió Seth, tras el había una chica distinta a su novia.

- Hola Seth, ¿qué tal? - saludó mi madre pasando.

- Bien Sra.Black. - respondió con tono alegre, mirando serio a Ania, quien solamente acertó a pasar, para automáticamente ser asfixiada por los brazos de Sue Clearwater.

Tras darle su regalo, a Ania le encargaron llevar la tarta a la cocina, siendo ayudada por Seth.

- ¿Qué te pasa? - preguntó Ania. - Estás borde.

- Sal con quien te de la gana, menos con mi hermana, no quiero que te acerques a ella. ¿Entendido? - respondió rápidamente él - no puedes hacerme esto, porque si te hace daño no podré odiarla, y si tú le haces daño, te tendré que odiar.

- Pues odiame lo que quieras. Voy a salir con ella. - Seth la trató de agarrar, pero se llevó una hostia por parte de la menor y se cabreó más. - ¿Qué? ¿Me dejarás otra cicatriz? - Desafió ella.

El mayor al oir eso, con ese tono, salir de su amiga, le dolió demasiado, haciéndolo parar.

Ania podía sentir su dolor, pero se giró y lo ignoró, dejando al lobo algo más dolido.

Una vez en el salón, corrió con Emily, fue a la primera que vió.

Acarició su cicatriz con dulzura, le parecía bella igualmente, esa cicatiz sólo le daba un aire más fuerte.

Sam gruñó un poco a su lado, sin querer que Ania pudiese hacer daño sin querer a su impronta.

- Deja a la niña, sus manos son muy suaves, ¿okay? - plantó cara Emily a su prometido.

Todos estaban muy bien vestidos, era la primera vez que los veía así, con camisa y bantalón elegante. Pero lo mas importante ¡CON CAMISA! 

Era imposible lograr que esos chavales quisiesen llevar camiseta, se la pasaban con el torso al desnudo, alegando que era más cómodo.

El cumpleaños fue divertido, aunque algo distinto a lo que Ania tenía acostumbrado por cumpleaños, suponía que era porque era el cumpleaños de una adulta, pero ella siempre que iba a cumples o era el de sus padres, tenían una fiesta muy divertida, jugaban videojuegos en familia o a juegos de mesa.

Ellos solamente hablaban y hablaban, hacían bromas, pero nada tan divertido como un buen juego donde los adultos y los más jóvenes fuesen en contra a ver quién ganaba.

La situación se le hacía extraña.

Todos cogieron su vaso en cierto momento y lo levantaron para brindar por la cumpleañera.

Luego cenaron, en la mesa solía hablar con Seth, pero este solo hablaba con la chica a su lado, así que  decidió sentarse con los adultos, a ver qué se cocía.

Estaban contándose chismes sobre gente que ella conocía, le parecía divertido cómo marujeaban entre todos.

Quedó callada casi toda la cena, solo escuchando divertida, pero no se lo pasó tan mal como creía al principio, era entretenido escuchar lo que contaban los adultos.

Al finalizar la cena, fueron a por la tarta.

La trajo Seth, pero se le cayó por error con las velas encendidas sobre Ania

Ella gritó al quemarse, las velas habían prendido en su vestido y este comenzaba a quemarse un poco, fue apagado con rapidez por su madre al tirarle una copa de champagne a su hija.

- A parte de policía, bombera, gracias mamá. - sonrió Ania y se levantó, yendo al baño.

Se tuvo que duchar, y Sue le prestó unos vaqueros de largo hasta la rodilla de Leah, que le quedaban algo grandes, un cinturón y una camiseta de Seth, ya que las de Leah estaban en la lavadora.

Pensó en cómo arreglar el hecho de que le quedase más grande, y decidió remangar el pantalón, por piernas ya no le quedaban tan grandes, estaban a la mitad del muslo, y con el cinturón le dio dos vueltas para ajustarlo mejor.

Luego con la camiseta le hizo un nudo  en un lateral, y lo hizo en forma de flor.

No era el look perfecto para ir arreglada, era más bien para salir a la calle, más casual.

Ella se secó el pelo y se puso una felpa(diadema, como se le llame en vuestros países) de tela, de esas que se ponen primero en el cuello y luego se levantan.

Llevaba ya las botas que su madre había sacado del coche, y sin medias, con calcetines que no se veían bajo la bota.

Iba muy mona, la verdad.

Había convertido un conjunto que le quedaba grande en algo que le quedase mínimamente bien.

Olía a Seth más que a Leah, y se notó al bajar ella por las escaleras.

A Seth le encantaba ese detalle, y no sabía por qué.

Ania se vio abrazada por la chica que Seth había traído, y otra vez vuelta a ser asfixiada.

Pero debía admitir que la chica erz muy amable y buena.

En cierto momento decidieron moverse algo rápido hacia otra parte de la casa, pero la chica, que por cierto, se llamaba Leyla y era solamente 1 año mayor a Ania, se rozó contra el pico de la mesa y se hizo un arañazo, del que comenzó a brotar algo de sangre.

Automáticamente Ania se quedó quieta, mirando la gota de sangre en la pierna de la mayor.

Nadie notó ese detalle porque no estaban hechos para oler eso primariamente.

Ania si.

La primera en notar que algo pasaba fue su madre, que corrió hacia la chica humana y la llevó a curarla, y Ania estuvo a punto de perder el control, pero Paul la agarró contra sí mismo, pegándola a él y obligándola a calmarse.

Dato que, si bien le molestó algo a Seth, no dijo nada, creyendo que era porque Ania se estaba pensando si morder o no a su nueva novia.

Tras ese percance, Paul la llevó a casa mientras que Madeline se quedaba un rato más en la fiesta.

Eclipse Durante El AmanecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora