Navidades entre vivos

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Voy a ser sincera, esto es relleno cute mientras la Bella va a reunirse con ese hombre que quien narices sabe quién es pero le entrega pasaportes y billetes de avión al quinto coño para su hija y Jacob ¿vale? vale. Pero seguro que os guste.

Prosigamos con la historia.

Al día siguiente Ania sufrió bastantes dolores, se acordó de todos los muertos de Seth y maldijo su pito grande.

Se ducharon y fueron junto a los Cullen, la misión de ese día era quedarse con la pequeña y Jacob mientras iban a celebrar la navidad con Charlie, la madre de Seth (quien parecía estar desarrollando un vínculo amoroso con el policía), Madeline y Billy (padre de Jacob).

Ania regaló, junto a Bella y Edward, un viaje para los cuatro padres que transcurriría el fin de semana del enfrentamiento.

Seth les regaló una nueva caña de pescar a Charlie y a su madre y a Maddeline y a Billy les regaló dos objetos que querían, a Madeline una pamela de un diseño que no había en forks, la cual encontró hacía mucho tiempo fuera de Forks.

A Billy le regalaron entre Jacob y todos una nueva silla de ruedas pero esta vez motorizada, para que no necesitase ayuda o mucho esfuerzo al subir rampas.

Ania regaló a Jacob una chaqueta, mientras que a Renesme le regaló otro pececito para hacerle compañía al que ya tenía.

Pasemos lo de seguir contando regalos, que aquí, pequeñ@s pícar@s sabemos que lo que os interesa son los regalos de la pareja.

Estos decidieron dárselo por la noche, tras la cena de navidad que tendría la tribu entera.

Cuando se quiso dar cuenta, Bella había desaparecido a la hora de la comida, esto causó preocupación en Ania.

- A comer amor. - susurró Seth en el oido de Ania, quien había estado mirando la nieve caer por la ventana un buen rato, sumida en sus pensamientos.

- Sí, voy. - ambos se sentaron en la mesa.

- ¡Yo quiero sentarme entre la tita Ania y el abuelo! - pidió Renesme feliz.

Ania no pudo negarse a su petición y ayudó a Renesme en todo, a sentarse, a servirse, incluso a limpiarse, estaba en su propia conversación con Renesme a la vez que en la conversación del resto de la mesa.

Eso hizo sonreir enormemente a Seth, como un bobo enamorado.

"Será una gran madre" pensó "Si tan solo pudiésemos tener hijos... pero teme que vivamos más que ellos"

Renesme era la luz en los ojos de Ania, y ella era la tía favorita de la pequeña porque se llevaban menos tiempo y era quien más actividades divertidas planeaba.

Para Alice, una tarde divertida era ir de compras con su sobrina.

Para Rose, una tarde divertida era dejar a la niña jugar sola y observarla desde cerca con cuidado de que no le pasase nada.

Para Bella era dar un paseo y hacer cosas tranquilas.

Pero Ania era quien más energía tenía, para ella había miles de formas de pasar una tarde divertida, ir al cine, al parque, a la playa, a jugar a la nieve, etc...

Era quien más interactuaba con la niña a nivel de diversión.

La tarde pasó entre risas, comida y momentos familiares.

Seth y Ania se escaparon en cierto momento como los jóvenes que eran para besarse a escondidas y darse mutuo amor y cariño.

Jacob a veces estaba celoso, pero amaba con todo su corazón a Renesme, y la esperaría toda la eternidad si hacía falta, incluso aunque ella se enamorase de otra persona, él estaría para ella en todo momento, siendo su compañero, amigo, pareja, lo que fuese.

Ese sentimiento que Jacob tenía era el que hacía que Edward lo dejase cerca de la pequeña, porque Jacob la amaba de una forma tan pura y bella que no se había visto con la fuerza para romper eso, además de que la niña parecía tener un cariño especial hacia Jacob desde pequeña.

Cuando la reñían siempre buscaba a Jacob después, o a Ania en su defecto. Cuando sentía peligro siempre se acercaba más a Jacob que al resto, obviamente también a sus padres, pero a veces era inconsciente.

El día que la pequeña, con tan solo 5 años, vió por error a su madre cazar y beber de un ciervo no quiso acercarse a ella o al resto de vampiros de la casa en 2 semanas, solo a Jacob, Seth y Ania, quienes eran a quienes sentía latir su corazón, aunque más a Jacob.

Con el tiempo la pequeña comprendió todo o al menos lo normalizó, porque no era lo suficientemente mayor como para comprender que había razas no humanas. Ahora que la pequeña tenía los 11 años mentales más o menos podía comprenderlo mejor.

Esa noche ambos fueron a su casa, a la de Seth, para la cena con la tribu Quileute, a la que podía ir Renesme sólo por 1- ser la impronta de Jacob y 2- ser la futura sobrina de Ania y Seth.

Al llegar los adultos y la manada les silvaron a Ania y a Seth, lo cual hizo gruñir a la chica, al sentir los olores del resto de licántropos el autocontrol de Seth se melló levemente, y este pasó a abrazar continuamente a su pareja y esconder su cabeza en el cuello de ella continuamente para ser envuelto por su aroma.

- Qué valor tiene el chico de venir con tantos lobos cerca. - bromeó Paul, besando la mejilla de Ania, acto por el cual se llevó un gruñido amenazante de Seth.

- Paul, no te lo recomiendo. - Avisó Billy.

- Bueno, Seth, te recuerdo que cuando era pequeña ella prefería dormir en mi pecho y con mi camiseta. - quiso picar al menor.

- Hablando de eso, toma. - Le dió Ania una bolsa. - Aquí tienes tu camiseta. - Ania miraba con cabreo a Paul, sentía que debía proteger a su pareja y no dejaría que intentasen cabrearlo con esas gilipolleces. - Vuelve a decir eso y te arranco la cabeza yo ¿entendido?

Paul tragó saliva y asintió, los de su manada rieron levemente al ver a aquel lobo acobardándose ante la pequeña Ania.

- Bien - sonrió ella al segundo y le dio un abrazo alegre, podía ser muy protectora, pero quería a todos esos chicos. - Bueno ¿qué hay para comer? me muero de hambre.

Ese cambio de aptitud sorprendió a todos, incluido a Seth, quien ni gruñó al ver aquel abrazo.

Ania abrazó al resto de lobos lo más rápido que pudo antes de volver a ser abrazada por Seth.

- Amor quiero mimos. - gimoteó el mayor en el cuello de ella de nuevo.

Poco a poco el celo iba pasando, pero él ahora estaba muy mimoso, ya no sentía esos celos obsesivos si alguien tocaba a Ania, de los cuales no se enorgullecía, solo quería muchos mimos, e hijos, pero no por el hecho del acto, sino porque quería ser el padre de los cachorros de su impronta, aunque lo de los cachorros se lo guardaba para sí mismo.

Ania no pudo hacer más que mimarlo, haciendo que la pequeña Renesme fingiera arcadas por tanta pastelosidad, pero era una escena un tanto divertida, inocente y tierna.

Eclipse Durante El AmanecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora