Caminos cruzados (Daryl Dixon)

Capítulo 1: El reencuentro

Me presento, me llamo Chloe Smith, mi apellido suele ser ignorado. Mis ojos azules grisáceos contrastan con el tono vainilla de mi piel, mido 1,69 lo que suele ser una estatura normal para alguien de 21 años como yo, a todo esto, soy estudiante de medicina, bueno más bien lo era antes de que ocurriese la catástrofe.

Vamos a lo importante, estoy en pleno apocalípsis zombie, montada en un caballo, de camino a Atlanta con un antiguo paciente con el que estuve de prácticas, Rick Grimes.

¿Cómo hemos acabado en el mismo camino?

 Fácil, ocurrió hace aproximadamente 1 o 2 meses.

Estaba en el hospital trabajando en prácticas, cuando llegó un paciente, era un policía al que habían disparado en el costado y se encontraba en una situación de vida o muerte. Tras la operación, lo llevaron a una habitación, los médicos me dijeron que me quedase con él para cambiarle el suero y las vendas cada día.

Con el paso de las semanas las intenciones de despertar del coma de aquel hombre eran las mismas que cuando entró en él, ninguna. Mientras le cambiaba las vendas le hablaba, aunque no obtuviese respuesta por su parte, pero era una forma de intentar hacerle despertar.

El sol salió como otro día cualquiera, y al igual que los días anteriores, me encontraba cambiándole el suero a Rick, siempre me dedicaba a fondo en todo lo que hacía y por eso la mayoría de las veces nunca prestaba atención a lo que ocurría a mi alrededor y mucho menos a lo que sucedía fuera del hospital, que en este caso era el ruido de los helicópteros que sobrevolaban la ciudad acompañados de los gritos de la gente que corría por la calle y por los pasillos del hospital, al darme cuenta de esto decidí salir de la habitación para ver lo que estaba ocurriendo.

Algunas de las personas que estaban en el hospital corrían aterradas por el pasillo, pude ver que habían varios policías en el edificio intentando calmar la situación, pero se veía desde lejos que no estaba funcionando, entre los disparos y los gritos, aquello era un caos. Habían personas que mordían a otras, devorándolas incluso, pero lo sorprendente de eso no era lo que hacían, sino que a los minutos se despertaban y también intentaban morder a quién se cruzaba por su camino.

Volví a meterme en la habitación, no tenía ni la más mínima idea de lo que estaba pasando y peor aún, no sabía que hacer, simplemente era presa del pánico.

Tras unos minutos sin saber que hacer y estar petrificada por el miedo, reaccioné, miré a Rick y volví a salir, esta vez con la intención de irme fuera de ese lugar, no quería acabar mordida. Antes de irme cerré la puerta de la habitación y puse una camilla bloqueándola, para que con un poco de suerte esos engendros no pudieran atravesarla.

Salí corriendo de allí con la máxima velocidad que mis piernas podían permitirme y a la vez trataba de ignorar a la gente de mi alrededor.

Varios días después de lo ocurrido en el hospital, estuve recorriendo algunas zonas alejadas de la ciudad, intentando encontrar a alguien vivo y que no fueran esas cosas que ahora se habían apoderado de las calles.

Por ese mismo motivo entré en una pequeña urbanización, estuve buscando por varias casas algo que me pudiera servir, en especial comida, ya que armas tenía. Pero no tuve suerte, porque la comida o estaba en mal estado o se la habían comido los animales.

Llegué a una casa la cual estaba cerrada a cal y canto, por lo que sospeché que allí había alguien vivo, así que toqué varias veces a la puerta, esperando la respuesta de alguien, al cabo de unos minutos, la puerta se abrió y tras ella pude apreciar la silueta de lo que parecía ser un hombre armado.