Capitulo 25: Malos recuerdos

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¿Puedo quedarme contigo?

Sobresaltada me incorporé en la cama, viendo a Carl agarrando su brazo mientras me observaba con un aire melancólico.

Claro que sí— Asentí con la cabeza, Carl entró en mi celda y se sentó a mi lado.

Apenas cruzamos palabras cuando Carl me abrazó, hundiendo su cara en mi hombro mientras intentaba no llorar. —Carl...no debes reprimir lo que sientes, eso te hará daño. Llorar no es de personas débiles, no está mal hacerlo, demostrar que tienes sentimientos es lo que te hace estar vivo... Tienes a tu padre que te quiere por encima de todo, tienes una hermanita y nos tienes a los demás. Carl levantó su cabeza, me miró directamente a los ojos, las lágrimas estaban empezando a rodar por sus mejillas. Me rompía el alma verlo así, eso produjo que mis ojos se cristalizaran. —Tu madre te quería, siempre lo hizo y aunque ella se fue de este mundo físico, sigue estando aquí Señalé su cabeza. —Y aquí Puse mi mano en su pecho, cerca del corazón —Tus recuerdos son los que la mantendrán con vida. Es normal estar triste, su ausencia duele, pero... Su recuerdo siempre te hará sonreír. Seguía mirándome fijamente, sus labios empezaron a temblar —Carl, voy a estar junto a ti siempre, si tú caes, te levantaré y si no, caeré contigo... Esto lo superaremos juntos, ¿vale? 

Al terminar de hablar, lo abracé con todas mis fuerzas, dándole a entender que no me iba a ir y que estaría ahí siempre. A los segundos, me correspondió con la misma fuerza y comenzó a llorar con mucha intensidad en mi cuello. Estuvimos así casi media hora, hasta que sentí como su respiración estaba más calmada y comenzaba a sollozar. Me separé de él, le limpié las lágrimas con mis pulgares y le acomodé algunos mechones de cabello que tenía pegados en su cara debido a las lágrimas.

Me acosté debajo de las sábanas y le hice un hueco a Carl. Este se tumbó junto a mí, me abrazó y apoyó su cabeza sobre mi pecho. Yo le acaricié el pelo hasta que se quedó completamente dormido. Después de un rato, yo también caí en los brazos de morfeo.

* * * * * * * * * * * * *

Me levanto al escuchar unos ruidos en la cocina, tengo 14 años, y es de madrugada. Bajo las escaleras muerta de miedo, veo a mi padre sentado en el sofá.

Papá ¿Estás bien? Me pongo tras él, al ver que no me contesta, me acerco más al sofá y veo varias botellas de alcohol tiradas en el suelo Papá ¿qué te pasa?— Se gira para mirarme y después se levanta.

¿Qué haces despierta a estas horas? ¿Te ibas a escapar para putear por ahí, no?— Pregunta muy enfadado, acercándose a mi.

No, y-yo escuché ruido y bajé para ver que pasaba...lo siento Digo retrocediendo y bajando la cabeza.

Nadie te dio permiso para hacer eso.— Me agarra fuertemente del pelo, haciendo que un grito se escape de mi boca. Vas a pagar las consecuencias, pequeña zorra Después de decir eso, me empieza a pegar. Ya me había pegado antes, pero no como esta vez... Me va a matar y yo no puedo hacer nada para escapar, estoy indefensa.

Me encuentro tirada en el piso, recibiendo patadas en el estómago, que me hacen sentir como si fuera a ser destrozado. Después de unos incesantes minutos de golpes, mi padre se echa para atrás, con su mano llena de sangre procedente de mi boca y nariz y se peina el pelo hacia atrás. Luego me mira con asco y me escupe, acto seguido ir de nuevo al sofá y seguir bebiendo.

Trato de levantarme como puedo, intento subir las escaleras sin hacer ningún tipo de sonido. Al llegar a mi habitación agarro una mochila, meto algunas de mis cosas y algo de dinero. Tiro mi mochila por la ventana, después me lanzo yo y me marcho. 

Despierto sudada, ya es de día, Carl seguía durmiendo a mi lado. Me levanté con mucho cuidado, dejaría descansar un rato más a Carl.

Fui al comedor, allí había algunos desayunando, así que me uní a ellos. Desayunábamos en silencio cuando Rick apareció.

¿Estáis todos bien? Preguntó desde la puerta.

 Asintió Glenn.

He limpiado el cuarto de las calderas

¿Cuántos había? Preguntó Daryl.

No lo se, 1 docena o dos, pero tengo que volver, quería ver como estaba Carl Dijo mirándonos.

Carl sigue durmiendo, fue una noche dura Le expliqué.

Entiendo, gracias por cuidarlo Me dio una sonrisa ladeada y después, sin decir nada más se fue por donde vino.

La mañana estuvo tranquila, Glenn y Maggie se fueron a buscar munición, ya que nos hacía falta. Rick no volvió a aparecer por allí, Hershel y Beth se quedaron cuidando de Carl y la pequeña gamberrilla.  Ni idea de donde estaban Carol y T-Dog.

* * * * *

Caminos cruzados (Daryl Dixon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora