Caminos cruzados (Daryl Dixon)

Capítulo 8: Desesperación.

Nos dirigimos hacia Fortvenen, el viaje sería muy largo y duro, teníamos que recorrer 200km, por el camino tuvimos que pararnos para quitar algunos coches de la carretera y aprovechar para sacarles gasolina.

Estaba apunto de subirme a la caravana para continuar con el viaje, cuando Daryl se me acercó —¿Quieres venir conmigo?—

—En otro momento, quiero seguir descansando en la caravana— Le di una de mis mejores sonrisas para que no se lo tomara a mal, él asintió.

—¡Vamos! Tenemos que irnos— Dijo Dale desde dentro de la caravana.

Me subí y me volví a sentar donde estaba. —Oye, Chloe, ¿quieres jugar a las cartas para distraernos?— Me preguntó T-Dog con un aire de tristeza, al verle así yo accedí, para intentar animarlo.

Salimos de la ciudad, delante de nosotros iba Daryl y detrás los demás coches. Tras un rato de conducir, comenzamos a detenernos poco a poco, vi por la ventana a Daryl diciéndole algo a Dale, me levanté y me puse entre los dos asientos delanteros —¿Qué pasa Dale? ¿Hay algún problema con la caravana?— Le pregunté.

—No, el problema es que no hay sitio para pasar, Daryl ha dado una vuelta y dice que no podemos atravesar la autopista— Suspiró.

—Tal vez tengamos que ir por otro camino, hay una ruta...— Dijo Glenn.

—No podemos, no hay suficiente combustible— Dale interrumpió a Glenn.

Pasamos por entre los coches, vimos un camión volcado, varios coches quemados y cosas tiradas por el suelo, parecía que se fueron con mucha prisa de allí.

—¿De verdad tenemos que pasar por aquí?— Dijo Glenn observando todo el desastre.

De repente la caravana empezó a soltar humo —Os lo dije miles de veces, que no iba a aguantar— Dale abrió el capó de la caravana.

—¿Pasa algo Dale?— Preguntó Rick.

—No, solo el problema de estar atrapados en medio de la nada, sin esperanzas— Respondió Dale con un tono de ironía.

—Bueno, eso es malo, pero si no encuentras algún repuesto aquí, encontrarás otras cosas— Dijo Daryl mirando a su alrededor.

—En principio yo puedo sacar combustible de los coches— Dijo T-Dog.

—Quizá haya algo de agua— Dijo Carol.

—O de comida— Añadió Lori.

—Esto es un cementerio, no me gusta nada— Digo mirándolos de brazos cruzados.

—Venga, hay que ponerse en marcha, busquemos algo que nos sirva y traerlo aquí— Dijo T-Dog.

Me separé un poco del grupo, para buscar en los coches, no encontraba casi nada, solo veía montones de ropa y maletas. Después de un rato buscando, dentro de un coche encontré algunos medicamentos, así que los cogí, por si los necesitábamos.

Volví a la casa rodante y dejé los medicamentos dentro de esta. Cuando salí de allí, vi como Rick corría hacia Lori, Carol, Carl y Sophia. Como me pareció extraño, miré hacia la dirección donde Rick venía.

Docenas y docenas de caminantes se acercaban donde estábamos. Rápidamente y sin hacer demasiado ruido me escondí debajo de un coche.

Los pasos lentos y tambaleantes de los caminantes hacía que el tiempo pasara tan lento que era una auténtica tortura. Cuando todo parecía que había terminado, vi a Sophia salir de debajo del coche, intenté hacerle señas para detenerla, pero era imposible que me viera.