XIII

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Apoyo mis manos en el pecho de Axel separándonos del caliente beso, y niego con la cabeza ante su atenta mirada intentando regular mi respiración- No- Musito a penas audible.

-¿No?

-Ya es hora de que hablemos.

-¿Hablemos? -Me vuelve a preguntar apartando sus manos de mi cuerpo y frunciendo él ceño.

-Si, Axel hablar, sobre nosotros -Sentencio.

-¿De nosotros?

Me asqueo- ¿Puedes dejar de repetir todo lo que digo?

Su semblante cambia a uno serio y algo asustado- ¿Qué pasa? -Se queda unos segundos callado- ¿Me...Me dejas?

Me sorprendo ante sus palabras- ¡¿Qué?! ¡No! -Exclamo.

-¿Entonces? -Quiere saber.

-¿Que va a pasar ahora con nosotros? -Le pregunto, sentándome bien encima de la cama- Llevamos un mes casados mas o menos y yo sigo viviendo con Erza, nadie sabe lo nuestro y no sé- Me pongo las manos encima de la cara- Soy patética, te pido hablar y no se que decir.

Siento sus manos encima de las mías en una caricia, destapándome la cara- No eres patética. Y ahora que lo dices creo que sí es tiempo de hablarlo.

-Te quiero Axel, como nunca jamás he querido a nadie- Confieso desviando la mirada y sonrojándome un poco- Y quiero poder decirle a la gente que estoy contigo.

-¿Y tu padre? ¿Ya te ha perdonado?

Niego con la cabeza- No, y no creo que lo haga pero soy una mujer independiente no necesito su aprobación para elegir con quién quiero compartir el resto de mi vida.

Me sonríe de oreja a oreja atacando mis labios unos segundos- Me vuelves completamente loco, no hay nada que desee mas en este momento que el que todo el mundo se entere de que soy tuyo y tú mía. Y quiero que te mudes aquí en Japón en mi casa permanentemente, tu puedes seguir trabajando a través de internet, ¿Que me dices? ¿Te gustaría eso?

-Me encantaría- Enredo mis manos en su melena rubia suelta y besos sus labios disfrutando de la sensación de tenerlo tan cerca.

Me mira unos instantes no estando seguro de lo que dirá- Quiero una familia. Tú yo y niños.

Sus mejillas están rojas y me acerco a él besando sus labios profundo- Eso suena muy bien.

-Me puede solo imaginarme llegando a casa y encontrarte a ti con solo una de mis camisas haciendo cualquier cosa con nuestros niños corriendo a tu alrededor- Sentencia  y de repente algo en su expresión cambia. Ya no me mira como si fuera un enigma indescifrable, si no como si fuese un milagro. Como si no hubiera nada más en el mundo a parte de yo, como si fuera lo más increíble que había visto jamás. Y por un momento, solo por un momento, yo me siento de la misma forma en la que él me observa.

Si, definitivamente este es uno de los momentos en que siento que puedo decirle que le amo. Y no solo una, sino miles de veces. Siento la necesidad de que no debo ni puedo esperar más. Pero justo cuando voy a hacerlo Axel empieza a hablar de nuevo- Quiero demostrarte que te quiero, que me traes loco, que te adoro.

Axel  me besa dulcemente, y sin querer, mi mente se queda en blanco. Dejo que él sea quien me guíe, el que me maneje con extrema delicadeza tumbando mi cuerpo bajo el suyo encima de la fina cobija. Dejo que me llene de besos por todos los rincones de mi piel, que me quite la ropa como si estuviera recubierta de oro.

Permito que acaricie mis pechos y mis caderas lentamente, que se pierda en el recorrido de mis curvas y que me mime en exceso, tocándome como si pudiera romperme en cualquier momento, como si fuera tan frágil que el movimiento mas brusco pudiese estropearme.

Me entrego a sus besos y dejo que se ahoga en mi, explorando mi boca con mucha dedicación, como si estuviera memorizando la sensación de nuestras lenguas rozándose y abrazándose la una a la otra, como si no quisiera olvidar el intenso nudo en el pecho cuando nuestros labios están en contacto y nuestros alientos se entremezclan.

Le acaricio de la misma forma sin aun con mas esmero, tocando su cuerpo como si fuera el mejor monumento sobre la tierra, me concedo el privilegio de poder rozar su piel, de poder tenerle cerca. Y me encargo de no dejar ni un solo lugar en su piel sin mis caricias.

No es hasta que estamos totalmente sumergidos el uno en el otro, hasta que nuestras manos están entrelazadas, hasta que Axel está completamente hundido en mi y reconozco sus movimientos sobre mi cuerpo con tanto cariño, tanto cuidado de no hacer el daño de la primera vez peor que me doy cuenta de algo.

Y me doy cuanta que a diferencia de las otras veces, esta vez estamos haciendo el amor, y es tan increíble, tan fuerte, tan intenso, que no puedo soportar la idea de que después de esto a este chico no le quede claro que le quiero, que no puedo vivir ya sin él, puedo arriesgarme a dejarlo todo en manos de lo meramente físico y que el lo entienda, porque se que el loba a entender.

Su mano se aprieta más a la mía y sus ojos se abren de par en par delante de mí.

Y sonríe. Sonríe sin mostrar sus dientes, sonríe sin apartar su mirada de mi y me siento extremadamente vulnerable. Siento terror pero también amor- Te amo- Suelto sin poder contenerlo mas.

-Yo también te amo- Murmura en mi oído sin dejar de hacerme el amor ya sin hacerme daño, y aquello me arranca un gemido involuntario.

Cojo su cara y le guion hasta mis labios para besarle, en parte porque lo necesito y en parte porqué creo que si no lo hago acabaré diciendo lo mucho que le quiero una y otra vez. Por algún motivo, siento que no puedo aguantar sin volver a repetirle esas dos palabras constantemente. Es como si, una vez reunido el valor para decirlas, ya no pudiera seguir guardándolas más, como si necesitara verbalizarlo todo el tiempo.

De golpe entiendo a Axel. Entiendo por qué me lo dice tan a menudo, lo entiendo todo.

Cuando Axel y yo hemos alcanzado nuestros orgasmos de la manera más dulce y mas inolvidable, me doy cuenta de que algo ha cambiado. Siento por primera vez que esto va en serio, que no es ninguna tontería y que me va a brindar la estabilidad que necesito en mi vida.

De repente todo es fantástico, todo es perfecto, pero todo es mucho peor porque me acabo de dar cuenta e que ya no hay forma humana de alejarme de este hombre  y que, si algo sucede, no podré soportarlo. Y tengo miedo.

Tengo miedo de verdad. Pero los ojos de Axel mirándome con todo el amor del mundo me revuelven a la realidad, a una realidad donde el me ama y yo le amo con locura, y en donde ninguno de los dos nos atreveríamos a Engañarnos a nosotros mismos porqué sabemos que lo único que necesitamos para ser felices es la compañía del otro.

Epílogos próximamente.

Engaño [Axel Blaze]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora