7

797 106 2
                                    

Aquella noche Jung Kook decidió no dormir en absoluto, debía preparar todo para su inminente escape y más importante aún, debía escabullirse en el palacio para esconderse en aquella bodega. Había decidido que la mejor opción era entrar durante la madrugada, antes que los rayos del sol iluminaran el lugar. A aquella hora todos estaban durmiendo y seguramente los guardias estarían más desprevenidos.

Mientras esperaba a que ello ocurriera, arregló un par de cosas para cuando el momento llegara. No podría llevar mucho, ya que tendría que irse a pie junto a Ji Min; ya que si llevaban sus caballos, sería mucho más difícil lograr no llamar la atención de los guardias.

Le hubiera gustado escribir una carta a sus padres para poder despedirse, pero eso sería ponerlos en peligro, nadie debía saber de sus planes y seguramente el rey a los primeros que interrogaría seria a su familia. Le dolía dejarlos y el sentimiento de que les estaba fallando, se instauró en su pecho, pero tenía más que claro que no tenía otra opción, tenían a su amado Ji Min encerrado en su habitación, cual prisión.

Luego de unas cuantas horas, que le parecieron una eternidad, decidió que había llegado el momento. Se levantó de su cama y con sigilo se dirigió a la habitación de sus padres, la luz de la luna se colaba a penas por una de las ventanas y apenas pudo ver la silueta de sus padres, mientras estos dormían plácidamente. Jung Kook de verdad esperaba con todo su corazón que su familia algún día pudiera perdonarlo.

Con el sigilo de un felino, salió de su casa para dirigirse a la bodega que le había indicado Soo Jin. Esperaba que la suerte estuviera de su lado y no se encontrara con nadie en el trayecto, pues si alguien lo veía escabulléndose a altas horas de la noche en el palacio, estaría acabado.

Por suerte el universo parecía conspirar a su favor, porque luego de un corto trayecto, se encontró de frente con aquella puerta que le había descrito Soo Jin. Miró a ambos lados y entró a la pequeña bodega, no lograba ver muy bien a causa de la obscuridad, pero procuró esconderse lo mejor posible; por lo menos por el momento, mientras aguardaba a que la claridad del día le diera una mejor visión del espacio y un mejor lugar donde poder ocultarse.

Por su parte Soo Jin no había podido pegar un ojo en toda la noche, dio cientos de vueltas en su cama, pero se dio por vencida cuando los primeros rayos del sol se colaron por la ventana y con ello el astro solar anunciaba el comienzo de un nuevo día. Por algún motivo se sentía horriblemente nerviosa, casi como si ella fuera la que estaba planeando escaparse.

Nunca lo había dicho, porque sentía que no correspondía, pero ella le tenía mucho aprecio al príncipe Ji Min. Sabía que ella era una simple criada en aquel palacio, pero su joven amo era la persona más noble que había conocido en su corta vida. No sabía cuál sería su destino luego de que el joven Ji Min escapara, lo más probable es que a ella le designarían alguna otra tarea. Su destino le ponía algo nerviosa, no lo iba negar; pero, el joven amo se había ganado su completa lealtad y ella solo esperaba que el encontrara la felicidad en los brazos de su amado, muy lejos de este lugar.

Se levantó y se preparó para un nuevo día laboral, intentando verse lo más normal posible. Cuando ya estuvo aseada y arreglada adecuadamente, se dirigió a la cocina por el desayuno del joven príncipe. Se preguntaba si Jung Kook ya se encontraba en la bodega, le dieron ganas de ir a echar un vistazo, pero lo mejor era mantenerse lejos del lugar y no ser impertinente, pues hoy más que nunca debía ser muy cuidadosa.

Saludó al soldado que estaba de guardia aquella mañana, notando que éste estaba totalmente somnoliento, posteriormente saco la llave de un pequeño bolsillo y abrió la puerta de la habitación del príncipe. Pudo ver a Ji Min acurrucado entre las mantas. Le dolía en el alma verlo tan demacrado, pero tenía esperanzas de que hoy fuera el último día que lo viera de aquella manera.

Three LivesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora