22 [Capítulo Final]

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Ji Min se encontraba ahí, inerte... mitad embobado, mitad estupefacto. Como si su cuerpo tuviera vida propia se acercó solo un poco a la ventana para admirar al chico de sus sueños.
Cabello castaño, piel pálida, labios rosa y esperaba que sus ojos fueran tan hermosos como lo eran en sus sueños.
Se pregunto no solo una, sino cientos de veces en unos pocos segundos, que debía hacer. Había esperado tanto por este momento, pero no sabía como mierda afrontarlo. El fugaz pensamiento de salir corriendo antes que el castaño se diera cuenta que estaba ahí, se cruzó por su cabeza... pero él no era un maldito cobarde, por lo que descartó el pensamiento de inmediato. Ésta era la oportunidad de conocer a su Koo y definitivamente no la desperdiciaría, pero...

¿Cómo se acercaría a él?

Estaba debatiéndose internamente en como proceder, mientras seguía inerte en el mismo lugar y con los ojos aún puestos en su Koo. Cuando de la nada el castaño miró en su dirección, encontrándose directamente con su mirada.
Sus miradas eran intensas, muy intensas... de esas miradas que no se regalan dos simples extraños.
Ji Min solo atinó a hacerle unas señas con su mano a modo de saludo y regalarle una sonrisa al castaño, pero lo que no se espero es que Koo se levantara de su asiento, desapareciendo de su vista.

¿A caso había hecho algo mal?

El rubio hizo amago de moverse, pero su cuerpo no respondía. No entendía que es lo que había ocurrido y algo dentro de él se sentía decepcionado y algo roto. Sin embargo, pronto cayó en la cuenta de algo...

¿Y si ese no era el chico de las fotos?
¿Y si se trataba de otra persona y él se confundió?

Dios, quizás había cometido un error y acababa de hacer el ridículo frente a un completo desconocido. Pero, no podía ser... todo esto tenía que estar conectado de alguna manera. Las preguntas siguieron invadiéndolo, solo para atormentarlo y hacer que sus malditas inseguridades salieran a flote, sobreponiéndose a todo lo demás.
Ji Min se sintió ridículo, así que simplemente decidió largarse de ahí e intentar olvidar por completo aquel bochornoso episodio de su vida. Deseando con todas sus fuerzas que con ello, los sueños también desaparecieran para siempre.
Con la poca dignidad que Ji Min sentía que le quedaba, se dio media vuelta totalmente dispuesto a marcharse; pero no había alcanzado a dar más de un par de pasos cuando una mano tomó fuertemente la suya por detrás, obligándole a girarse.
Otra vez, ambos solo se quedaron mirando fijamente mientras sus manos seguían unidas. Parecía como si el mundo se hubiera detenido en aquel instante en que sus ojos se encontraron por primera vez de cerca.

―¡Espera! ―dijo el castaño―. ¿P-por qué te ibas?
―¿Eh? Eh... y―yo... ―el rubio no sabia que diablos responder a su pregunta―. No lo sé... ―respondió finalmente―. ¿Eres Jung Kook? ¿Jeon Jung Kook? ―preguntó finalmente, para cambiar el tema y más que nada asegurarse por fin si el castaño era su Koo.
―Sí, soy yo... ¿Por qué?
―Las fotos... ―como si Ji Min hubiera encendido un interruptor dentro del chico, su rostro adquirió un leve sonrojo, que se intensificó en cuanto cayó en la cuenta de que sus manos aún estaban unidas.
―¿Las viste? ―el castaño no daba crédito, él de verdad pensó que el rubio jamás las vería. El ambiente entre ambos a esta altura era jodidamente intimo e incómodo, por partes iguales.
―¿Debería cobrarte por mis servicios de modelo sabes? ―dijo Ji Min con una tierna sonrisa en su rostro, solo para asegurarse de que el castaño entendiera que lo decía a modo de broma―. Ji Min ―dijo el rubio a la vez que hacia amago de estrechar su mano con la de Koo a modo de saludo, solo para caer también en la cuenta de que sus manos en ningún momento se habían separado―. Mi nombre es Park Ji Min.
―Jung Kook ― dijo el contrario―. Bueno, aunque eso tu ya lo sabes ―respondió con una tímida sonrisa―. ¿Sabes? Sé que pensaras que estoy jodidamente loco, pero tengo la impresión de que tu y yo nos conocemos de algún lugar... He intentado hacer memoria, de donde pudo haber sido, pero ningún recuerdo llega a mi mente ―Ji Min no pudo evitar sonreír ante la confesión del castaño. Si supieras, pensó.
―Quizás simplemente me olvidaste...
―Imposible.
―¿Por qué?
―Porque estoy seguro de que no podría olvidar un rostro como el tuyo... ―respondió el castaño con una convicción, que erizo los bellos de la piel de Ji Min.
―¿Por qué? ―se atrevió a preguntar el rubio nuevamente, abusando solo un poquito de su suerte y de la especie de trance en la que se encontraba el castaño.
―Tu rostro es difícil de olvidar... sin contar que eres hermoso ―cuando el castaño cayó en la cuenta de lo que había dicho, no pudo evitar volver a sonrojarse. Mientras el rubio sonreía complacido y enternecido por sus palabras―. D-digo... sé que debería haber pedido tu permiso para publicar las fotos, pero me daba vergüenza acercarme ―dijo Jung Kook repentinamente tímido.
―¿Sabes cuanto tiempo estuve buscándote? ―confesó por fin Ji Min―. No puedo creer que estuvieras cerca todo este tiempo...
―¿A mí? ¿Por qué?
―¿Eh? Es una larga historia...
―Tengo tiempo ―respondió Jung Kook de inmediato.
―¿No estabas en clases?
―A sí, eso... mierda ―dijo el castaño―. Promete que no te vas a escapar, mientras termina mi clase. ¡No! Ya sé, acompáñame a buscar mis cosas y nos vamos.
―No quiero que te saltes una clase por mi...
―No quiero que te vayas... ―le respondió Jung Kook, acariciando suavemente la mano del contrario.
―No me iré a ningún lugar ―le aseguró Ji Min, con una ancha sonrisa y una mirada soñadora.
―No quiero entrar... ―-dijo Jung Kook sincero―. De todas maneras, no creo que pueda volver a poner atención.
―Esta bien... ―cedió por fin el rubio―. Te acompaño a buscar tus cosas.

Three LivesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora