Habían pasado un par de meses desde el incidente en el bosque. Por suerte nadie sospechó cuando Ji Min dijo que unos bandidos habían intentado raptarlo mientras daba un paseo junto a Jung Kook.
Es más, todos dieron por hecho sus palabras, pues todos tenían conocimiento de la gran amistad que ambos compartían. De hecho, los padres de Ji Min estaban tan agradecidos con el chico, que hasta le habían ofrecido un entrenamiento exhaustivo y planeado solo para él (cuando se recuperara, claro está) para asumir el cargo de general, el cual actualmente era de su padre. Los padres de Jung Kook al principio estaban profundamente preocupados por la salud y el estado de su hijo; sin embargo, al notar las mejorías, solo pudieron sentir orgullo por haber criado tan bien a Jung Kook y por sobre todo, porque los reyes lo harían general, cuando su padre dejara el cargo por la edad. Definitivamente Jung Kook había traído honor a la familia Jeon, eso sin contar los obsequios que recibieron por la hazaña que había realizado su hijo.
A pesar de las buenas noticias, no todo podía ser perfecto, a causa de sus heridas y la lenta recuperación su boda con Ye Rim tuvo que ser retrasada. Lo cual para todos era una tristeza, excepto para él y para Ji Min, claro.
La herida en su pierna se veía bastante mejor, pero la flecha que le había llegado en el pecho, había sido mucho más grave y difícil de tratar, por lo que aún se encontraba en recuperación.
Ji Min iba a visitar a diario a Jung Kook, pues a pesar de que todo estaba relativamente más tranquilo y el azabache se estaba recuperando favorablemente, no podía evitar sentirse culpable. Odiaba que la mayoría del tiempo estuviera Ye Rim ahí, pero no podía quejarse ni hacer nada, pues era comprensible, ella era la prometida de Jung Kook y el simplemente su amigo para la vista de todo el mundo, por lo que debía tragarse los malditos celos. A pesar de aquello hoy traía una noticia y debía conversar a solas con Jung Kook, por lo que en cuanto llegó a la habitación de su chico, no dudo en pedirle a Ye Rim que se retirara y por primera vez en mucho tiempo, estuvo agradecido de ser príncipe y ser considerado una persona importante en aquel castillo.
—¿Qué ocurre Minnie? —le pregunto Jung Kook, en cuanto la chica abandonó la habitación.
Sin embargo, antes de pronunciar cualquier palabra, Ji Min se acercó para besar sus labios.
Fue un beso muy pequeño, pues podía entrar alguien en cualquier instante y no era momento para arriesgarse tanto. A pesar de aquello, el castaño no pudo evitar hacerlo. Habían pasado meses desde la última vez que sus labios se habían unido, por lo que Ji Min extrañaba de sobremanera el contacto con su amado Jungkookie.
—Sé que no debería, pero te he extrañado muchísimo.
—Y yo a ti bebé... Pero en cuanto me sienta mejor, podremos volver a la normalidad.
—De eso quería conversar contigo Jungkookie. Hoy han llegado noticias desde el pueblo vecino.
—¿Qué ha ocurrido? —preguntó Jung Kook, intentando sentarse para conversar mejor con Ji Min.
—No te muevas amor, no quiero que tus heridas empeoren —expreso el más pequeño con notable preocupación, intentando que su mayor no se moviera de su posición.
—¿Cómo me llamaste? —dijo el azabache divertido.
—¿Eh? — Ji Min se quedó pensativo, hasta que cayó en la cuenta de que lo había llamado "amor", no pudo evitar sonrojarse y sentirse cohibido —l-lo siento, no me di cuenta de mis palabras.
—Está bien —respondió Jung Kook, levantando su mano para acariciar su mejilla —tú también eres mi amor Minnie. Solo debemos tener cuidado, si alguien llega a escuchar...

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Three Lives
Fanfic➵ Un amor prohibido, un fugaz encuentro y una hermosa concidencia. En la antigua Corea, tenian la creencia de que reencarnamos tres veces en este mundo, en distintas épocas, con diferentes cuerpos, pero con una misma alma. Jimin y Jungkook se reenco...