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Una chica se acercaba precavidamente a Jung Kook, mientras éste cepillaba el pelaje de su caballo. Se aclaró la garganta levemente para llamar su atención.

—Joven Jung Kook.

—Dime Soo Jin —dijo el chico, sin quitar la vista de su yegua.

—El príncipe Ji Min no se encuentra bien y me ha pedido que le entregue este mensaje —la chica extendió un pequeño trozo de papel hacia Jung Kook.

—¿Qué le ocurre a Ji Min? —Pregunta Jung Kook preocupado, mientras desdobla el papel.

—Ha amanecido un poco descompuesto, en este momento el doctor de la familia real lo está revisando.

—Muchas gracias por avisarme Soo Jin —le dice, mientras hace una pequeña reverencia y sale corriendo en dirección a la habitación de aquel pequeño príncipe que le había robado el corazón.

Jung Kook estaba horriblemente preocupado, pero algo dentro de sí le decía que algo estaba tramando Ji Min, conocía demasiado bien al chico.

Cuando estuvo frente a la puerta, tocó levemente esperando a que alguien abriera. Uno de los criados del chico abrió la puerta y le indicó que el doctor aún se encontraba examinando a Ji Min, así que a Jung Kook no le tocó más que esperar pacientemente hasta que el doctor saliera. Cuando por fin sucedió, el chico le hizo una reverencia al curandero y entró rápidamente a la habitación, acercándose a la cama de su amado para poder verlo por fin.

Ji Min le ordenó a todos sus criados que se retiraran, para que ambos pudieran hablar tranquilos.

—Hola Minnie —le dijo Jung Kook con aflicción en su voz, mientras se arrodillaba al lado de su cama y tomaba su mano.

—Hola Kookie —le dijo Ji Min con una leve sonrisa.

—¿Qué ocurrió? ¿Te sientes mal? ¿Qué te duele bebé?

—No es nada grave, tranquilo... es solo que no he estado comiendo bien estos días y mamá se preocupó —dijo Ji Min decaído.

—Debes comer Minnie, no es sano para ti el dejar de alimentarte —le respondió el azabache, sin poder evitar sentirse culpable.

—¿Por qué has estado evitándome? —preguntó Ji Min finalmente, con el dolor latente en su voz. Jung Kook agachó la mirada y soltó un largo suspiro antes de hablar.

—Sabes que es lo mejor Ji Min.

—¿Lo mejor para quién? Porque yo me he sentido como la jodida mierda toda esta semana.

—L-lo de la otra vez no se puede volver a repetir. Tú eres un príncipe Ji Min, algún día serás un jodido Rey de algún maldito pueblo... Y-y yo, tendré suerte si llego a ser parte del ejército o general como mi padre. Si el destino así lo quiere, mi deber será protegerte y yo seré feliz solo con ello. Me conformo con entregar mi vida a cambio de tu bienestar y seguridad. No puedo ofrecerte más Ji Min.

—No es justo Jung Kook ¿Sabes cuánto te he extrañado? No he podido sacar de mi mente todo lo que sentí con aquel beso... te quiero Jung Kook. Dejaría todo por ti, por favor no me alejes.

—Y yo arriesgaría todo por ti Ji Min, pero pedirte que renuncies a tu estilo de vida sería muy egotista de mi parte. Eres un jodido príncipe Ji Min, una de las personas más importantes en este pueblo, luego de tus padres.

—Y-yo te amo Jung Kook... —el azabache quedó helado ante la declaración de Ji Min —no me preguntes cómo, solo sé que lo que siento aquí en mi pecho cuando te veo es amor. Un sentimiento tan hermoso, que juro que jamás lo había sentido.

Three LivesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora