Marie Elizabeth Halliwell recibe una oferta para ejercer como doctora en el Instituto Psiquiatrico Clementine Rosewood Bathory, ubicado en Black River Town.
Todo se vuelve confuso cuando los pacientes la reconocen, pero ella está segura que nunca lo...
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"Afortunadamente siempre existe otro día. Y otros sueños. Y otras risas. Y otras personas. Y otras cosas"
— Clarice Lispector.
— ¿Tienes miedo de morir?
— No —contesté viendo hacia la ventana, mi rostro no reflejaba nada.
— ¿Entonces, de qué tienes miedo? —El repiqueteo de su bolígrafo aceleraba mi corazón. Quiero levantarme y aventarlo lejos.
— De sufrir en el proceso y lo que vaya a encontrar del otro lado.
— ¿Crees en el otro lado?
— Claro, eso me ha mantenido cuerda todo este tiempo —dije como si su pregunta fuera ridícula.
— ¿Te sientes inestable?
— Siento miedo. —El psicólogo asintió. Aunque se que esperaba más, llevamos repitiendo el tema de mis miedos durante una hora.
Esto sucedió la segunda vez que determinaron que necesitaba ayuda... pero ellos no entendían, la agonía que vivía cuando lo hacían era un recordatorio de la carga que represento.
Sentía mis párpados pesados al intentar levantarlos, sabía que no estaba en el suelo porque mi cuerpo está acostado sobre una superficie suave pero firme. Alguien acariciaba mi cabello, me sentía prisionera de unas sábanas.
Me removí asustada haciendo el mayor esfuerzo para abrir los ojos hasta que lo conseguí.
El sitio era una habitación como las de los hospitales, pero en el pueblo no había más que pequeñas clínicas, supuse que esta era una de ellas. Todo estaba oscuro, cuando sentí el tacto de una persona me aparté bruscamente lo más lejos que pude.
Me relajé cuando observé que era Hudson.
— ¿Qué sucedió? —Mi voz sonó un poco ronca.
— Se está convirtiendo una mala costumbre encontrarte así. —Los recuerdos desde que entré a la cafetería regresaron como un flashback a mi mente. No quería a nadie cerca de mí.
— ¿Cómo me encontraste? —Lo último que recuerdo es a Raven. Miré hacia la puerta con temor, mi respiración se aceleraba con rapidez.
— Estaba saliendo de la cafetería para buscarte. A lo lejos te miré en los brazos de otro hombre y me acerqué a ver qué sucedía.
— Raven —susurré.
— Así se llama... espera, ¿fue el que me pediste que investigara por mensaje?
—No confío en él, por eso te lo dije ¿Está él aquí?
— Sí, le diré que pase —asentí viendo hacia el suelo. Hudson elevó mi rostro tomándome el mentón—, no la besé, no por mi parte —sonreí con tristeza.
