(Camp Camp) Una Familia Muy Diferente

5° Día Parte 3

El joven sentado en el borde de su cama , balanceaba sus piernas, que eventualmente se chocaban con las patas de la cama.

Aburrido de esperar, decidió molestar a sus compañeros. Le costó decidir quien se merecía tal castigo, y entre sus fieles amigos y el resto de campistas, eligió al consejero.

Sin moverse de su cama, estilo los brazos y agarró una de las piernas del mayor. Empezó a estirar de ella , hasta que el adulto reacciono levantándose lentamente y abriendo sus ojos con mucha pesadez.

- Max?... Que hora es?

El pequeño saco del bolsillo de su sudadera un teléfono que no era del todo suyo y reviso la hora. Seguido se la dicto al mayor amablemente.

- Cuánto tiempo llevas despierto?

- Unos treinta minutos...

- Y porque no me despertaste antes?! Has estado muy solo!

El mayor le intento dar un abrazo típico de los suyos, pero como también era común, el pequeño lo evitó.

- Solo han sido unos minutos... Tampoco es tanto..

- Si! A sido mucho tiempo! Pero eso ya no importa... Hay algo nuevo?

- Más o menos... La lluvia se está parando, y ya se puede ver por el horizonte que las nubes se alejan.

- Que gran noticia!! Cuanto tiempo puede quedar para que pare?

- Ni puta idea! No soy el hombre del tiempo!... Pero supongo que como una hora...

- Solo una? Que bien! Pronto saldremos!!

- Supongo que los demás pasarán esta última hora descansando... Pero a mí me toca esperar...

- No puedes dormir? Si tu también has estado toda la noche de fiesta...

- Lo se... Pero no soy de dormir mucho, ya he descansado lo suficiente por hoy. Así que me pondré a jugar a un solitario o algo...

- No creo que te haga falta, somos dos.

- David, tu duermes la mitad del día, así que mejor te duermes y dejas de molestar.

-  Max, he dormido un rato a la noche, y me acabo de hechar una siesta bastante larga... No creo necesitar dormir más. Y te vendrá bien tener compañía en este tiempo.

- No necesito tu compañía ni la de nadie!.. Pero si quieres quedarte, soy muy bueno en el uno.

- Pues va a ser la mejor partida del mundo!

Después de aquella tonta charla que dejó emocionados tanto al mayor que siempre estaba en ese tonto estado como al pequeño, que se sentía extrañamente interesado en que alguien se hubiera ofrecido en acompañarle en la espera.

Se sentaron cerca de la puerta, lo más alejado a los que dormían, ha que no querían despertarlos, o que les molestasen mientras jugaban. Dependiendo de a quien le preguntes.

David cogió de la balda de arriba el juego de cartas mencionado por el pequeño, y se lo entrego al que ya estaba sentado.

El empezó a barajar y a repartir las cartas, normalmente hubiera hecho trampas para ganar, pero esperaba que pudiera ganarle limpiamente al consejero que recogía sus cartas ilusionado.

El principio fue muy sencillos para el pequeño, el cual se desacia se las cartas rápidamente. Pero siempre que llegaba a una única carta, el mayor se hacía que robase un gran puñado.

- Cambio de color a rojo! Gritó Max

- Ocho rojo!

- Seis rojo ! Uno!!