Making out

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Besuqueándose, manoseándose.

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Chuuya no supo cuándo, ni cómo había acabado en aquella fiesta y en aquel juego.

Siempre había dicho que era un juego estúpido, y ahí estaba, jugando "7 minutos en el cielo" con compañeros de clase. Sin embargo, eso no era lo que le molestaba en ese momento, sino que estaba más concentrado en tratar de averiguar porqué el castaño frente a él, Dazai Osamu, se lo estaba comiendo con los ojos. ¿Se había dado cuenta que a él le atraía? ¿O lo hacía para molestar? ¿A lo mejor tenía algo en la cara?

—¡Chuuya! —la voz de Yosano le despertaron de sus pensamientos —. Te toca, la botella te señaló.

Los ojos zafiro pasaron de Yosano a la botella que, efectivamente le estaba apuntando. Tragó saliva antes de asentir, levantarse de su asiento y dirigirse al gran clóset a esperar a que escogieran a la persona que iba a estar con él a solas en aquel lugar no tan espacioso y oscuro, durante 7 minutos.

Dazai Osamu era uno de los chicos más populares de todo el campus. Chicas y chicos por igual se le confesaban día a día, todo para ser rechazados. Los rumores decían que al castaño le gustaba alguien. ¿Quién? Nadie sabía.

Y él nunca le había mencionado a alguien que un pelirrojo de un metro sesenta llamado Nakahara Chuuya, le volvía loco. Siempre había intentado hablarle, pero el aura que emanaba se lo impedía. Por eso, cuando la botella empezó a parar y vio que era casi por seguro que le apuntaría a él, sintió su corazón acelerarse.

Si por esta pequeña suerte que estaba teniendo ahora, ninguno de sus intentos de suicidio habían funcionado, entonces no le molestaba tanto haber fracasado.

—¿Entrarás? ¿O quieres qu-

—Entraré —respondió con seguridad, levantándose de su asiento para dirigirse al clóset.

Respiró hondo una última vez y entró.

Chuuya tenía sus ojos tapados con ambas manos, justo como había pedido Yosano antes de iniciar el juego. Se tensó cuando escuchó la puerta abrirse y cerrarse. Lentamente, destapó sus ojos, encontrándose con una gran sombra frente a él que, debido a la oscuridad del pequeño espacio no pudo distinguir.

—¿Hola? —habló él primero para sorpresa del castaño.

—Hola.

Chuuya sintió un vuelco en el corazón al escuchar e identificar la voz como la de Dazai Osamu.

—¿Quién eres? —decidió preguntar para no verse como un acosador al adivinar quién era.

—Dazai Osamu —respondió el otro.

—Ya veo...—Chuuya sintió sus mejillas colorarse. Qué situación tan incómoda.

—¿Puedo besarte? —Dazai fue directo al grano.

Chuuya casi se atraganta con su saliva.

—Ah-, si a ti no te molesta...—le respondió tímidamente, golpeándose internamente por el tono tan lelo con el que sonó su voz.

Dazai, con el visto bueno y también con el corazón palpitándole al mil, acortó la corta distancia entre él y el pelirrojo. Con sus manos, buscó el rostro de Chuuya y sintió que tocaba el cielo al sentir la suavidad de la piel del más bajo sobre sus dedos.

Chuuya sintió que los dedos de Dazai le quemaban, y eso que prácticamente no estaban haciendo nada. Cerró los ojos, esperando. Dazai, quién ya se estaba acostumbrando a la oscuridad del pequeño espacio, pudo observar las hermosas facciones del pelirrojo con los ojos cerrados frente a él y, sin nada que se lo impidiera ahora, se inclinó para por fin besarle.

Empezó con movimientos dulces, lentos. Cada uno disfrutando por primera vez de la sensación que el otro le provocaba. Chuuya sentía que la cara se le incendiaba y Dazai que estaba besando a un ángel con los labios más suaves y dulces del mundo. Marcaron un ritmo lento y tan sincronizado que a los dos les sorprendió en demasía, pues era la primera vez que se hablaban y besaban.

Cuando se separaron y, ya acostumbrados a la oscuridad, observaron los ojos del otro fijamente, sabiendo en seguida que iban a necesitar más de lo que sea que acababa de pasar para satisfacerse por completo.

Dazai no dudó en volver a inclinarse hacia el pelirrojo, y Chuuya no tardó en colocar su mano sobre la nuca del castaño para acercarlo más a él en un beso totalmente diferente al primero. Éste fue más intenso, más profundo, más placentero. Chuuya sintió cómo la mano de Dazai se metía por debajo de su playera, y por supuesto que no lo paró. Un suspiró que salió de su boca al sentir la mano de Dazai, dando pequeñas caricias sobre su estómago, subiendo para jugar con sus pezones, le permitió al castaño poder introducir su lengua y saborear toda la cavidad del pelirrojo.

Dazai para este punto, se había vuelto adicto a Nakahara Chuuya y ahora era imposible dejarlo ir.

Pero Chuuya no se iba a quedar atrás y fue más atrevido. Con su mano sobrante, empezó a abrirse camino hacia la entrepierna del castaño, recorriendo lentamente la pierna y pasando por sus muslos hasta llegar a su destino, provocando un gruñido por parte del castaño que le encendió más y le incitó a seguir toqueteándolo. Dazai, siguiéndole el juego, se separó del beso para ahora enfocarse en el cuello del pelirrojo, quién incluso alzó más la cabeza para que el castaño tuviera más terreno para besuquear y marcar.

El gemido que se le escapó a Chuuya cuando Dazai le empezó a succionar el cuello se volvió en el sonido favorito del castaño. Queriendo escuchar más, bajó la mano que estaba jugueteando con los pezones y torso del más bajo hasta su entrepierna, sonriendo con triunfo al escuchar de nuevo ese sonido que tanto le prendía y sentir cómo Chuuya empezaba a temblar debajo de él.

—Chuuya, yo-

La puerta abriéndose de repente, los dejó estáticos.

—Debo informarles que lamentablemente se acabaron los siete minutos —comentó Yosano con una sonrisa pícara al ver la posición tan comprometedora en la que estaban los dos chicos.

Aún con la respiración agitada, los dos se voltearon a ver a los ojos, compartiendo una mirada cómplice antes de asentir, agarrarse de la mano y dirigirse a una habitación.

Necesitaban un lugar mucho más espacioso para lo que planeaban hacer~.

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Escribí más de lo esperado xd. No soy muy buena con los lime pero igual espero les haya gustado❣️

Siguiente: Eating ice cream (comiendo helado).

Soukoku. OTP ChallengeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora