Doing something sweet

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Haciendo algo dulce❣️

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Chuuya estaba acostumbrado a que él fuera el que llegara tarde del trabajo, no al revés. Que Dazai lo hiciera, no era algo que le agradaba del todo. A veces pensaba que tenía un instinto maternal escondido por ahí, muy al fondo de su corazón.

Por eso, cuando escuchó el sonido que hacen las llaves al chocar fuera de la puerta principal, el picaporte siendo girado y como consecuencia abierto, se relajó. Dazai había llegado.

Sin embargo, se veía muy cansado y cuando sus miradas se encontraron, lo confirmo. Casi nunca veía los ojos del castaño tan apagados y debió ser a causa de una misión de suma importancia que le tomó bastante tiempo.

—¿Ya cenaste? —decidió preguntar.

—Nope —contestó con mucha más energía de lo que el pelirrojo pensó que Dazai tendría mientras cerraba la puerta, dejaba su calzado en la entrada y su gabardina a un lado, colgada.

—¿Lo harás?

—No creo. Estoy muy cansado. Tomaré una ducha y me iré a dormir. ¿Me estuviste esperando? Qué lindo —volvió a ese tono irritable que sabía que Chuuya odiaba.

Se acercó hasta el más bajo, que más que molesto, se veía preocupado, probablemente porque él nunca se veía así de cansado, removió los cabellos rebeldes que caían por su frente y le dio un beso sobre ésta antes de seguir su camino al cuarto del baño, el cual se encontraba en la habitación donde dormían.

—Deberías comer algo...—susurró luego de escuchar la puerta del baño cerrarse.

Y, como la mamá preocupona que a veces dominaba su cuerpo, Chuuya también se fue al cuarto, agarró un libro, se sentó en la cama frente a la puerta por donde hacía unos minutos Dazai había entrado y esperó a que éste saliera.

Se relajó un poco al escuchar el agua empezar a llenar la tina, lo que indicaba que el castaño no planeaba usar la regadera, sino que se tomaría su tiempo. Lo siguente que oyó, fue el sonido del agua moviéndose, lo que le decía que Dazai ya se había metido en la bañera.

Pasaron cinco, diez, quince minutos y no escuchó nada más y, un silencio absoluto cuando venía de Dazai, no le daba buena espina.
Arrojó el libro a un lado, maldiciendo a lo bajo pues su primera conclusión fue pensar que el castaño estaba en uno de sus famosos intentos de suicidio.

—¿Tienes que hacer tus tonterías incluso así de cansado? —preguntó a la vez que abría la puerta sin siquiera tocar o pedir por permiso.

Pensó en encontrar un poco de sangre o el cuerpo del castaño sumergido en el agua, no que estuviera durmiendo. Tratando de hacer el menor ruido posible, se acercó hasta Dazai y se agachó junto a él, observando su cabeza completamente para atrás recargada en la tina. Se enfocó en su rostro. Lucía tan calmado, sus pestañas resaltaban más, debido a que se había echado agua en la cara, su boca un poco entreabierta dejaba salir su calmada y relajante respiración. Chuuya sonrió inconscientemente, nunca lo decía en voz alta, pero Dazai era el hombre más apuesto que había visto en toda su vida.

—¿Dazai? —le dio unas pequeñas palmadas en la mejilla, por muy lindo que se veía, tampoco podía dejarlo ahí.

Dazai gruñó un poco, pero abrió los ojos lentamente, acostumbrándose a la luz y preguntándose cómo había llegado a la tina en primer lugar, ni siquiera se acordaba. Cuando sus ojos voltearon a un lado y se encontraron con los zafiros de Chuuya, juró que había muerto y ahora estaba siendo recibido por un ángel. Pero, ¿cómo había terminado en el cielo?

—¿Chuuya? —preguntó confundido. Quería confirmar que seguía vivo.

—Sí. ¿Necesitas ayuda? Te quedaste dormido.

—¿Te estás preocupando por mi? —preguntó aún con esa voz somnolienta, pero con una sonrisa en la cara.

—¿Prefieres que trate de ahogarte?

Dazai negó casi inmediatamente.

—Bien, ¿entonces?

—¿Me ayudas con mi cabello? —preguntó luego de pensarlo unos segundos.

Chuuya asintió y fue por la pequeña cubeta de madera que a veces utilizaban para ocasiones como éstas. Se puso detrás de Dazai y, llenando el recipiente de agua, empezó a mojar el cabello del castaño con lentitud.

Dazai relajó los hombros apenas sintió los dedos del más bajo revolviendo sus rizos con el shampoo. Lo hacía con tanta tranquilidad y perfección, que podría jurar que Chuuya trabaja en una estética o alguna cosa así. Se le escapó una risa cuando los dedos pasaron por una parte por arriba de la oreja que, por alguna razón, le daba cosquillas.

—¿De qué te ríes? —preguntó Chuuya con el entrecejo fruncido.

—Me haces cosquillas —le respondió con honestidad mientras otra queda risa se le escapaba.

Chuuya paró unos segundos un poco confundido, pero, cuando volvió a pasar sus dedos por donde supuso que al castaño le daba cosquillas y volvió a escucharlo reír, no pudo evitar sonreír. Era como si estuviera bañando a un niño pequeño.

—¿Me ayudarás con otras partes? —preguntó luego de unos minutos con claras intenciones ocultas.

—No arruines el momento.

Dazai rió ante la respuesta que, sinceramente, se esperaba. Eran momentos como estos, tan tranquilos y dulces, que sentía que acabar con su vida era algo que no valía la pena cuando tenía a Chuuya a su lado.

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Solo falta uno :D

Siguiente: Doing something hot (Haciendo algo caliente👀).

Soukoku. OTP ChallengeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora