Gazing into each other's eyes

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Mirándose a los ojos.

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El haber roto uno de sus controles para la consola de videojuego debido a que el pelirrojo se molestó con él al perder y lo terminó lanzado al piso en un ataque de furia, al final, no terminó siendo tan malo, al menos para Dazai.

Pues como ahora, debido a la falta de un segundo control, debían turnarse para jugar cada que uno moría en el juego.

Cuando Chuuya murió, no iba a mentir, se molestó, solo un poco. Más cuando vio la sonrisa divertida del castaño cuando recibió el control de sus manos. ¿Qué podía hacer para recuperar el mando? Distraer al castaño.

Dazai empezó el juego, era Mario Bros así que el pelirrojo pensó que podría morir fácilmente si se le distraía un poco. Lo que no pensó, fue que el castaño se concentrara bastante en pasar los niveles.

Dazai no se sorprendió al sentir la cabeza del pelirrojo recostarse en su regazo, se sentía observado y, más que distraerlo, le animaba a seguir jugando. No es como si le importara el juego, quería ver quién de los dos se distraía primero.

Pasaron los minutos. Diez, quince, veinte...y Dazai no se moría. ¿Acaso su inmortalidad se la pegaba al pequeño muñeco rojo?

Chuuya empezó a olvidar su objetivo. Observaba al castaño desde abajo, sus expresiones y movimientos. Cómo entrecerraba los ojos cada que iba a saltar por un lugar peligroso o sacaba un poco la lengua cada que se enfrentaba a un bicho de esos que te matan en un abrir y cerrar de ojos.

Sin noción del tiempo, terminó durmiéndose tal y como se había puesto desde el inicio, es decir, con la cabeza sobre el regazo del castaño y mirando hacia arriba.

Cuando Dazai murió contra uno de los jefes, suspiró. Bajó su mirada al rostro durmiente de su querido pelirrojo y no pudo evitar sonreír al ver lo tierno que se veía. Los cabellos rebeldes cayendo por su cara, los largos párpados, la boca entreabierta un poco, dejando salir una respiración tranquila y casi inaudible. Pasó su dedo por su mejilla, amando la suave sensación que ésta le propiciaba.

Chuuya abrió los ojos a los pocos segundos, encontrándose con los avellana de su pareja que le observaba con cariño y amor. Sabía que podían volverse rojizos cuando se molestaba o se excitaba, por eso se le hacían tan peculiares, únicos, hermoso. No pudo evitar perderse en ellos.

Dazai por otro lado, más que perdido, estaba admirando los hermosos zafiros que se cargaba ese pequeño pelirrojo, se veían somnolientos, pero eso no les quitaba la belleza. Pues, con las largas pestañas, la piel pálida y el cabello de ese color de atardecer, era imposible que sus ojos azules no resaltaran con tanto brillo y perfección.

—¿Quieres escuchar algo cursi? —fue el castaño el primero en romper el cómodo silencio que se había formado.

—Lanza —le contestó con diversión y curiosidad. Era raro cuando le decía algo tierno, normalmente solo lo hacía cuando quería molestar.

—Tus ojos son como dos zafiros luminosos que convierten la mañana en radiante belleza. Es imposible no perderse en ellos o no apreciarlos —le contestó con tranquilidad y tanta honestidad, amando cómo las orbes del susodicho parecían brillar más con cada palabra mientras su rostro se tornaba un ligero color carmesí.

Chuuya amó lo que dijo, no todos los días conseguía que el castaño se comportara así, tan cariñoso y sincero, sin bromas de por medio. Pero algo en su cabeza le decía que preguntara la duda que se formó cuando procesó las palabras.

—¿De qué película es? —preguntó por fin y Dazai no pudo evitar reírse, había sido descubierto.

—Los Aristogatos —contestó con honestidad y diversión.

Chuuya giró los ojos, rompiendo por fin el contacto visual, pero su sonrisa nunca desapareció. Se le seguía haciendo tierno que el castaño se haya acordado de una película infantil solo con mirarle los ojos.

Estiró el brazo para jalar del cuello de la camisa del castaño hacia abajo, juntando sus labios cuando la cercanía entre ellos se redujo en un beso tranquilo y lleno de cariño.

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El soft soukoku me da vida.

Siguiente: Getting married (casándose 👀).

Soukoku. OTP ChallengeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora