Making up afterwards

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Reconciliándose después de la discusión❣️.

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Dazai sabía que había hecho mal, mas arreglarlo era el problema ahora. Chuuya se molestaba por cosas pequeñas la mayoría del tiempo, pero admitió que, si el pelirrojo tratara de matarse el día de su aniversario, él se lo tomaría mucho peor. Además de que Chuuya no tenía esa inmortalidad que él adquiría siempre que trataba de quitarse la vida.

—Buenas noches, ¿busca algo en específico? —le despertó de sus pensamientos la señorita que atendía a clientes.

El castaño pasó sus ojos por varias botellas, sin embargo, las que le gustaban al pelirrojo costaban demasiado. Por lo que elaboró un pequeño plan.

—Sí y no. ¿Me podría dar el vino más barato y hacer un favor? —respondió con la sonrisa más encantadora, logrando su objetivo de sonrojar a la chica.

—C-claro, ¿de qué favor se trata?

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Ahora se encontraba comprando una caja con los chocolates favoritos del más bajo. Eran mucho más accesibles que el vino. Con una sonrisa, pagó y los metió en la bolsa donde llevaba la botella, listo para ir al campo de batalla.

Cuando llegó, no se sorprendió al ver que las luces estaban apagadas y el ambiente era frío y triste. Al entrar a la habitación, encontró a Chuuya hecho bolita en las sábanas.

—Chuuya, ¿podemos hablar? —trató de que su voz saliera lo más tranquila y dulce posible mientras de sentaba en el borde de la cama junto al pelirrojo.

—¿No funcionó tu intento de suicidio? ¿Por qué no me sorprende? —escuchó que diga a lo bajo Chuuya.

—Chuuya, por favor. Me quiero disculpar debidamente —volvió a insistir.

Chuuya escuchó ese tono melancólico y triste en la voz de Dazai que rara vez escuchaba en él y tuvo que desistir.
Saliendo de las sábanas, se volteó para mirar a los ojos al castaño.

—Tienes cinco minutos.

Dazai suspiró aliviado. Tomó aire una última vez antes de hablar.

—Perdón. Lo estuve pensando desde la patada, que por cierto dolió como el infierno.

—Dazai.

—Sí, al punto. Y debo admitir que fui bastante egoísta y no pensé en cómo te sentirías al hacer lo que hice. Hay un dicho que dice, "no hagas lo que no quieres que te hagan". Y, si tú trataras de matarte en nuestro aniversario, también me molestaría mucho. Así que, perdón. Fui un idiota, como la mayoría del tiempo, pero uno mucho peor.

Chuuya no pudo evitar sonreír con lo que el castaño dijo al final. Lo miró a los ojos y pudo decir que estaba siendo sincero.

—Ven acá —le abrió los brazos, invitándole a meterse entre ellos.

Con una sonrisa y más tranquilidad, Dazai se dejó caer en los brazos delgados del pelirrojo, feliz de poder sentir su calor y riendo como tonto cada que Chuuya le acariciaba los cabellos con demasiado mimo y hacía que su piel se erizaba como consecuencia.

—¡Ah! Es verdad, como por segundo año consecutivo no pudimos pasarla bien, te traje unos regalitos.

El castaño se separó de Chuuya para agarrar la bolsa que había dejado al pie de la cama. Chuuya lo miraba con curiosidad y expectante, pensando en qué estupidez iba a sacar el más alto de esa bolsa.

Sus ojos se iluminaron al ver la caja de sus chocolates favoritos.

—No tenías que-

—Espera, que aún hay más —le interrumpió el castaño con una sonrisa.

Si hubiera tenido una cámara en esos momentos, no hubiera dudado en tomarle una foto a la expresión de Chuuya. Cuando sacó la botella de vino, los ojos del pelirrojo se abrieron de sorpresa y un grito ahogado salió de su boca.

—¡¿Un Chateau?! ¡¿Cuánto te costó eso, Dazai?! —le preguntó con sorpresa mientras tomaba la botella.

—No mucho —le respondió y le estaba diciendo la verdad.

Chuuya, después de admirar el vino por unos minutos más, lo dejó a un lado para luego abrazar al más alto con todo lo que podía.

—Gracias, en serio no tenías que hacerlo —le dijo al oído, para luego separarse y darle un pequeño beso en los labios a Dazai.

—Abrámoslo para nuestro siguiente aniversario —propusó el castaño.

—¿Uh? ¿Por qué no ahorita?

—Para que celebremos como se debe el año que viene. Podemos comernos los chocolates con otro de tus vinos.

Chuuya lo pensó y sí le gustaría tomar ese vino caro en una cena romántica el próximo año, por lo que aceptó la propuesta de Dazai y se fue por otra botella mientras se llevaba la que le había dado el castaño para guardarla.

Dazai suspiró aliviado por segunda ocasión. Para su suerte, algunas botellas se parecen demasiado y solo necesitó que la chica le diera la nota de presentación de un vino caro para cambiársela al barato que compró.

Tenía un año entero para conseguir el original de todos modos.

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Siguiente: Gazing into each other's eyes (Mirándose a los ojos).

Soukoku. OTP ChallengeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora