Tomioka Giyuu vive atrapado en los recuerdos de una vida pasada que despertaron en su niñez, trayéndole verdades amargas y difíciles de creer, los cuales inconscientemente se esfuerza por comprender y hallarles una respuesta
Kocho Shinobu es una es...
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Las memorias de aquella vida pasada se manifestaron en mi hace trece años exactamente, ¿por qué no me refiero a ellas como mías? Porque esa persona no era yo, compartimos el mismo rostro, la voz, y el nombre, sin embargo me niego a creer que debo vivir como esa persona, yo soy yo, sin embargo estoy aquí buscando desesperadamente a la principal persona de esos recuerdos, quiero escuchar la respuesta que tanto he estado buscando de sus propios labios.
¿Qué fue lo que te prometí en ese momento?
Probablemente nunca encontraré una respuesta a aquella interrogante, más si la principal persona involucrada no muestra ni un solo signo de conocerme, después de todo la joven frente a mi es la que vive en el presente, libre de las ataduras de aquellos delgados fragmentos de una memoria y vida ya lejana, mientras yo cada día lucho conmigo mismo sin saber quien soy exactamente, somos diferentes.
— ¿Tomioka-sensei? —el mismo tono, únicamente el honorífico es diferente.
— ¿Qué? —a estas alturas ya no tenía el mismo ánimo para hablarle, solo podía maldecirme de mil formas por mi gran estupidez y poco tacto hacia ella.
— Usted dice que no fue así como nos conocimos —negó un tanto confundida, incluso su ceño estaba levemente fruncido— entonces ¿cómo nos conocimos realmente?
— Me temo que le he confundido, Kocho —respondí manteniendo un tono neutro, ella por un momento pareció querer refutar lo antes dicho, sin embargo solo guardó silencio.
— Ara, ¿es así? —soltó con una suave sonrisa, mientras buscaba acomodar un mechón de cabello inexistente— si es como usted dice, ¿con quién me confundió exactamente?
— Con una mujer de sonrisa triste... —respondí al tener clara una sola imagen de ella, esa sonrisa que reflejaba tristeza junto a un movimiento pausado de sus labios que no pude escuchar ni leer— gracias por el recorrido, puedo volver por mi cuenta así que deberías ir a tu reunión rápido
— Es verdad —nuevamente sonrió, pero esta vez era una sonrisa falsa— entonces me despido, Tomioka-sensei —con una reverencia le vi marchar hasta perderse por un recodo del pasillo.
— Shinobu —susurrar su nombre se sentía siempre tan pesado para mí, pero un constante impulso me hacia decirlo cada cierto tiempo, tal vez esperando que alguien contestara a mi llamado.
"Por eso todos te odian, Tomioka-san"
— ¡Tsk! —de nuevo el dolor en mi cabeza, junto a un destello rápido de memorias que no soy capaz de procesar en el momento, intento tomar uno, pero el mareo me hace tambalear quedando acuclillado en el pasillo.
— ¡Zenitsu! ¡es él! —gritó una voz bastante conocida a mis espaldas.
— ¡¡Ehhh!! ¡¿Se encuentra bien?! ¡¡no se muera!! —su voz era demasiado estridente para mi gusto, por suerte el otro chico logró entenderlo.
