epilogue; six nineteen.

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5 años después...

Hoy era un día bastante importante para el menor, sabía que comportarse y hacer amigos en prisión era la única manera de sobrevivir ahí, así como reducir su sentencia; gracias a los consejos de un tal Park Jimin, pudo salir un año antes.

–¿Crees que esté esperándote?- preguntó de repente, colgando la mitad de su cuerpo desde su litera, lográndolo gracias a el agarre de sus pies contra las barras del hueco que asemejaba una "ventana". Jimin llevaba encerrado en ese lugar durante quince años, entre los convictos rumoreaban que había cometido varios delitos menores, pero al no ser suficiente comenzó a cometer más graves extendiendo así su condena; tenía fama de loco y pocos se le acercaban debido a su actitud. Jungkook lo miró confuso, por lo que Jimin aclaró a quién se refería. –Ya sabes, el abogado sexy.- sonrió brillantemente. El menor rodó sus ojos irritado.

–No lo sé.

–Lástima, me hubiera gustado conocerlo, quisiera probar si los rumores son reales, dicen que el tamaño de la nariz de un hombre es...

–No, no, no necesito saber eso.- habló sonrojándose fuertemente. –Además, lo conocerías más rápido si tan solo mantuvieras un buen comportamiento, ¿cómo es que sabes la mejor manera de salir de aquí pero nunca la pones en práctica?- la sonrisa de Jimin se volvió más ligera, antes de bajar de un salto desde su litera.

–¿Acaso eres idiota o solo finges serlo?- Jungkook frunció el ceño ante las palabras del muchacho. –Niño, tú tienes a alguien que te espera allá afuera y probablemente un lugar a dónde ir, yo no tengo nada de eso, al menos ya no.

–Hyung, nunca te lo pregunté antes, pero ¿por qué terminaste aquí?- el muchacho sonrió amargamente.

–Cuando salgas de aquí, busca mi nombre en internet, ahí entenderás todo, te lo contaría, pero llegarán por ti pronto.- murmuró volviendo a subir a su cama.

–Y envíame algunas galletas de vez en cuando, ¿quieres?- Jungkook sonrió levemente, si algo había aprendido de su compañero de celda, era que odiaba la comida de prisión. –Hace tiempo que no las como, empiezo a olvidar su sabor.

–Trato hecho.

Pasaron algunos minutos más antes de que un oficial abriera la celda en la que estaba. Tuvo que llenar un par de papeles antes de salir, pero cuando lo hizo, no pudo evitar sentirse aliviado. Apenas puso un pie fuera, sintió como si fuera un hombre nuevo, como si tuviera la oportunidad de empezar de nuevo, y la persona que estaba frente a él, parecía darle aún más esperanzas.

–Taehyung.- murmuró su nombre sorprendido, aunque admitía que deseaba verlo no esperaba que realmente  estuviera ahí. Se veía elegante con una camisa a rayas azules y blancas, los primeros botones estaban abiertos, dejando ver una delgada cadena dorada colgando de su cuello, de igual manera, el pantalón negro ajustado junto con su cabello castaño, el cual estaba un poco más largo lo hacía lucir hermoso.

–Hola.- sonrió levemente mirando a Jungkook, se veía un poco más fuerte y pudo notar algunos tatuajes en sus manos, parecía un chico malo, pero cuando vio su típica sonrisa de conejo, se dio cuenta de que seguía siendo el mismo niño tímido que había sido su cliente hace algunos años.

–¡Aquí viene el trenecito! ¡Chu, chu~!- habló con voz aguda mientras acercaba la cuchara llena de arroz hacia el infante de aproximadamente tres años frente a él.

–Cariño, estoy experimentando un sentimiento extraño entre la pena ajena y la ternura de escucharte decir eso.- pronunció Jaebeom observando a su novio alimentando al niño. Jackson suspiró cansado.

gogobebe; yugbamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora