Capítulo 1

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En el inicio del viaje las cosas alrededor parecían lucir de la misma calidad, pero conforme se acerca el momento de llegar a su nueva casa, Bonnie comienza a notar que algunas de estas cosas, especialmente las casas y negocios pequeños, no son como las que solían rodear su anterior hogar. «Estas son más pequeñas» Bonnie pensó mientras veía el resto de las viviendas pasar a través del cristal del asiento del pasajero. El recorrido no le había parecido del todo mal, al menos tenía la oportunidad de relajarse y jugar con su IPhone mientras esperaba por su arribo. A pesar de que a él no le agradan mucho los momentos de silencio cuando está en compañía de alguien, no se molestó en mantener una conversación con el chofer que lo transportaba, era como si existiera alguna pared que separara a Bonnie de él para entablar simples palabras para iniciar una conversación.

   —¿Aún falta mucho? —Bonnie preguntó una vez que había superado otro nivel en su videojuego.

   —No se preocupe, en menos de diez minutos ya habremos llegado —dijo el chofer manteniendo su vista en el camino.

   A Bonnie siempre le pareció incómodo el hecho de que se dirigieran a él por “usted”, ya que él suponía que sólo se le debía hablar así a la gente mayor; en ocasiones lo hacía sentir viejo, en otras lograba transmitirle una ligera sensación de poder sobre personas que trabajaban para él, en otras simplemente sentía que no le hablaban a él.

   Este chofer ha trabajado con Bonnie y su familia desde que a él todavía le necesitaban cambiar los pañales o llevarlo de la mano hasta el baño. Posiblemente su mamá se enfocó en él por la forma en que suele vestir al momento de presentarse a trabajar: un smoking, un sombrero negro y guantes blancos; o tal vez por ser un animatrónico conejo también, aquellos de su agrado. Sin embargo, fue más por el hecho de ser amigable y trabajar puntualmente para la familia Bunny, su compromiso con ellos fue la razón por la cual, tanto la mamá como el papá de Bonnie, decidieron contratarlo. Bonnie nunca ha tenido momentos donde pueda platicar con él, ya que la mayoría de las veces que su familia requiere de su servicio, sus padres son los que se encargan de las conversaciones y los detalles del camino, Bonnie únicamente se encargaba de ser el animatrónico transportado.

   Habían transcurrido cinco minutos desde el aviso del chofer. Bonnie comenzó a mirar de nuevo las casas en el alrededor como si pudiera ver el edificio al que llegaría pronto.

   —Ya llegamos, Bonnie —dijo el chofer girando su cabeza hacia la derecha—. Le sugiero que comience a guardar todas sus cosas para salir.

   Bonnie no respondió a la petición del chofer, sin embargo, comenzó a guardar todas las pequeñas cosas que tenía regadas en los asientos traseros en su mochila azul marino: envolturas de dulces, su celular, un cuaderno y una cartera sin dinero.

   El chofer había dado la vuelta en una banqueta inclinada. Comenzó a hablar con el portero del edificio para abrir la puerta rejada del estacionamiento del edificio. Bonnie continuaba analizando el lugar al que estaban a punto de entrar, desde la reja negra que rodeaba éste hasta el brote más pequeño de una planta.

   —Disculpe, ¿es aquí? —preguntó Bonnie.

   —Sí —decía el chofer mientras buscaba un lugar para estacionarse—. Su mamá me dio la orden de venir a esta unidad.

   —Oh. —Bonnie asintió y regresó su mirada a las ventanas de los departamentos del edificio.

   El carro se había detenido del lado izquierdo del edificio junto con otros autos a los lados. El chofer salió del auto y abrió la puerta del asiento de Bonnie.

   —Adelante, Bonnie. Lo ayudaré a llevar su equipaje adentro y a encontrar su habitación.

   Bonnie miraba hacia el chofer como si estuviese hablando en otro idioma, incluso aunque sí estuviera entendiendo a la perfección lo que estaba diciéndole.

Corazón de delfínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora