Capítulo 25

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   —¿¡Qué chingados es esto!? —exclamó Chica al adentrarse más al salón.

   Bonnie no entró un poco más, sólo Freddy y Chica comenzaron a caminar alrededor de ambos; inevitablemente sus pies se vieron manchados con sangre del suelo.

   —¿Quién les hizo esto? —preguntó Freddy con su mirada en ellos.

   —Bonnie… ¡apaga la luz! ¡Apágala! —Bonnie rápidamente lo hizo.

   —Chica, ¿qué ocurre? No estarás pensando en esconderlos, ¿o sí?

   —Viejo, ¿¡tienes idea de lo que nos pasaría si nos encuentran aquí adentro con ellos muertos!? ¡Estaríamos condenados!

   —¿¡Y qué pretendes hacer!? ¿Guardarlos aquí para siempre? En algún momento alguien va a entrar aquí y los va a encontrar.

   Chica contemplo por más segundos a ambos en el centro del salón; sus cuerpos comenzaban a tener una tonalidad verdosa.

   —¡No sé! ¡No sé! Aunque sea vamos a sacar nuestros pellejos de este embrollo.

   —¿Y qué vamos a hacer?

   —¡Ya sé! —Chica se puso de pie en una de las mesas alrededor del salón—; ¡vamos a tapar todo el salón para que nadie alcance a verlos! Alguien los va a ver un día, sí, pero al menos vamos a alargar el tiempo que duren aquí. —Continuó cerrando ventanas.

   Freddy y Bonnie intercambiaron miradas, pero sólo Freddy aceptó el plan de Chica. Bonnie aún se mantuvo de pie en la puerta aterrorizado de la escena.

   Cuando terminaron, el salón estaba casi totalmente oscuro, sólo faltaba sellar la puerta para que nadie pudiera entrar. Chica y Freddy caminaron hacia afuera del salón, así como Bonnie se puso detrás de ellos.

   —Le voy a poner a la puerta un candado que me regaló un amigo; se supone que es para asegurar mi mochila, pero se lo pondré aquí. —Chica, con su cuerpo temblando de terror, cerró la puerta del salón con un pequeño candado.

   —Ya está.

   Los tres se mantuvieron de pie sin saber qué decir o qué hacer, era como si realmente ellos hubieran matado aquellos animatrónicos. Todos los demás animatrónicos continuaban caminando alrededor de la escuela tan normales como siempre (normales conforme al nuevo sistema escolar), nadie parecía haber notado la escena que ellos vieron.

   —Tenemos que bañarnos, no podemos dejar que nos vean con estas manchas de sangre.

   —¿Y dónde podríamos bañarnos aquí en la escuela? —preguntó Freddy.

   —Hay duchas en el gimnasio. Vamos antes de que alguien nos vea. —Chica caminó hacia las escaleras al igual que Freddy. Bonnie no pudo mover un músculo desde donde estaba. Tan pronto como Chica se dio cuenta, regresó a donde estaba él.

   —Bonnie, sé que esto es muy pesado, yo también me siento de la verga; jamás en mi vida había visto tal cosa. Pero tenemos que asegurarnos de que estaremos a salvo. No fue nuestra culpa.

   Bonnie no pudo evitar empezar a llorar.

   —¡Sí fue nuestra culpa! ¡Nosotros teníamos la oportunidad de hacer el cambio, y ahora mira lo que pasó! —Con un brazo apartó a Chica de su camino y salió corriendo de ahí.

   —¡Bonnie, espera!

   —¡Bonnie! —exclamó Freddy.

   Bonnie no miró hacia atrás, no quería volver a saber nada acerca de ese edificio. Aunque él amara tanto a Freddy y a Chica, el hecho de verlos le hacía recordar aquel momento. Los dos no lo siguieron, él sólo continuó su camino hasta poder llegar a su casa; tampoco quería estar ni un segundo más en la escuela.

Corazón de delfínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora