Capítulo 17

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Bonnie no esperó despertar en su oscura recámara. Lo primero que hizo fue girarse y checar la hora en su celular: diez para las nueve de la noche. Después estiró sus brazos y sus piernas, cuando con su pata derecha golpeó algo: era Freddy, quien estaba mirando su celular, tal y como Bonnie había encontrado a Marionette sentada en la cama el día de la fiesta. Pensó que su imagen era producto de un sueño, pero nadie puede golpear con su pie sus propios sueños.

   —Hola —dijo Freddy después de que se giró hacia él.

   —Hola. —Bonnie aún se trataba de convencer de que fuera real—. ¿Qué haces aquí?

   —Bueno… yo fui testigo de la paliza que te dieron, así que quise venir a ver cómo estabas.

   —Sí, pero ¿cómo entraste?, ¿o cómo supiste dónde vivía?

   —Conozco un poco esta zona. Me imaginé que estarías aquí.

   —Oh. —Bonnie recostó su cabeza en la almohada de nuevo.

   Se puso a pensar en varios caminos que pudieron atraer a Freddy hasta su impecable hogar. No quería apabullarlo con tantas preguntas, podría pensar que quiero que se vaya.

   —¿Quienes te golpearon? —Llegó a pararse a un lado de su cama como velándolo.

   Bonnie volvió a sentir el nudo en su garganta, pero esta vez no era tan incómodo como cuando estuvo con Chica. Este lo obligaba a juntar fuertemente sus dientes y apretar los labios el uno contra el otro.

   —No lo sé, no los conocía —desvió la mirada.

   Freddy notó el mismo titubeo que Bonnie había hecho cuando hicieron su tarea de inglés. Concluyó que nuevamente estaba mintiendo, pero decidió no forzarlo a contar la verdad. Tal vez recordar ese momento era más doloroso que picar las heridas.

   —Me siento muy mal por esto que te pasó.

   —¿Por qué?

   Antes de que pudiera proseguir, FunTime Chica abrió la puerta de la habitación.

   —Hola, Bonnie. ¿Cómo te sientes? —Ella caminó hasta estar al otro lado de la cama.

   —Mucho mejor, ya no me duele tanto.

   —Ay qué bueno. Entonces yo creo que iré a preparar la cena; la haré yo esta vez por tu condición, eh, pero no siempre será así.

   —Gracias —hizo una risilla.

   —Bien, los llamaré cuando esté lista. —Salió de la habitación.

   —Espera, ¿harán cena para mí también? —preguntó rápidamente Freddy.

   —Sí. FunChick hace las mejores pechugas de pollo.

   —Bueno… es que no tenía que tardarme mucho en volver a casa.

   Bonnie iba a estar totalmente de acuerdo en que se retirara para que llegara a su casa, pero a la vez quiso aprovechar la oportunidad de tenerlo más tiempo en el apartamento.

   —¿Por qué no hablas a tu casa y les dices que te invitaron a cenar? No creo que se molesten. —Entonces se le esponjó el pelaje de la pena.

   Freddy lo dudó por varios segundos.

   —Voy a preguntar. —Sacó su celular de su bolsillo derecho de sus pantalones negros y le escribió un mensaje a su hermano pidiendo permiso para quedarse a cenar.

   Mientras Bonnie estaba observando de reojo a Freddy, de inmediato recordó todo lo que debía haber hecho en el día: asistir a la escuela y terminar su tarea. Dio un gran suspiro, de esos que daba cuando se le olvidaba la cartulina para la exposición.

Corazón de delfínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora