Capítulo 22

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Bonnie regresó a clases en compañía de Chica y de Mangle; cuando ya fue demasiado tarde Freddy volvió con Lefty y con Foxy. Los juegos habían logrado poner el pelaje de Bonnie de puntas y su cuerpo inestable.

   La última clase que tenían era español, por lo que rápidamente todos caminaron desde el parque hasta el salón de clases.

   Los amigos de Chica ya habían llegado al salón, pero se extrañaron un poco de no haber encontrado a Marionette en el mismo lugar de siempre; supusieron que se había demorado demasiado en disfrutar su tiempo libre con Springtrap. Así que sólo tomaron asiento como en cualquier otra clase: Chica se sentó delante de Bonnie y a la izquierda de Mangle.

   —Oigan, ya no me dijeron cuáles fueron sus juegos favoritos —dijo Chica.

   —Bueno… yo no me subí a muchos juegos. Estuve más en los pastizales —dijo Mangle sin mirarlos a los ojos.

   —Ah claro; los que tienen novio pueden darse el lujo de estar en el pasto todo el día.

   —Y de comprar algodones gigantes y tener a quién regalarle los peluches que uno se gana —mencionó Bonnie.

   De hecho, Bonnie quería convencerse a sí mismo de que aquellas eran cosas de parejas, ya que, mientras tuvo la oportunidad de estar con Freddy, ellos habían compartido un algodón de azúcar muy grande (mayormente comido por Freddy), así como Freddy le regaló a Bonnie un pequeño peluche de un pingüino. Después de eso tuvieron que volver a la escuela. Ahora Bonnie guarda ese pingüino dentro de su mochila para que nadie pudiera preguntarle de dónde lo consiguió, aunque, si alguien le hubiese preguntado, él hubiera dicho que se lo ganó en el parque de atracciones.

   —Hubiera sido lindo que hubiera sido así —Mangle dijo en un tono arrepentido.

   —¿Cómo? ¿Quieres decir que ese viejo no te compró nada? ¿Ni siquiera un chicle?

   —Pues… yo sabía que a él no le gustaban los dulces, así que no quería obligarlo a comerlos por mí.

   «Oh mierda, aquí vamos de nuevo con las expectativas», Chica pensó. Por fin se había dado cuenta de lo repetitivo que era esa situación. Tenía que encontrar la forma de enseñarles a todos el mensaje de la profesora Nightmare Chick.

   —Oye, pero ¿por qué no le dijiste nada? —dijo Chica. En ese instante Mangle volteó a ver a Foxy, quien estaba hasta el otro lado del salón platicando con Lefty y con Freddy; Springtrap no estaba con ellos. Después se volvió a Chica—. No necesitas hacerlo feliz para que...

   —Chicos —interrumpió—, ¿les puedo confesar algo?

   Bonnie y Chica quedaron un poco extrañados con la pregunta de Mangle. Ellos ya estaban acostumbrados al silencio y la tranquilidad con la que ella siempre actuaba en clases, pero si en esa ocasión les pidió tiempo para escuchar, entonces «debe ser algo importante».

   —¿Qué pasa? —susurró Bonnie, así como se inclinó un poco más hacia ella.

   —Es que no siento que mi relación con Foxy esté funcionando —también susurró.

   —¿De qué hablas? Ustedes están juntos todo el tiempo, no parece que nada les moleste.

   Mangle desvió por un momento su mirada, específicamente hacia la puerta del salón. Después se volvió hacia ellos.

   —Lo que pasa es que casi todo el tiempo Foxy es el que me pide que vaya con él. Hay muchas veces en que yo quiero estar con ustedes, pero él llega a la salida y me pide que esté con él.

Corazón de delfínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora